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viernes, 6 de junio de 2014

La NASA enviará un nuevo rover a Marte para recoger y traer de vuelta muestras del planeta


La NASA espera traer de vuelta a la Tierra las primeras muestras del suelo y de las rocas marcianas. Si hay suerte, esto ocurrirá en el 2020, cuando se lance el próximo rover cuya misión será recoger muestras del suelo del Planeta Rojo. Se enviarán dos misiones: un rover (en rojo) para recolectar muestras, otro segundo rover (en azul) para coger esas muestras y lanzarlas al espacio, poniéndolas en órbita, donde habrá un vehículo que las recogerá y las traerá de vuelta a la Tierra.
El rover Curiosity de la NASA se encuentra en el mejor momento de su vida, explorando las rocas, el suelo y el aire de Marte. Pero la agencia ya está planeando su sucesor – y esta vez, los riesgos son mayores que nunca.
El 14 de Mayo, los geólogos planetarios se reunieron en un hotel cerca de Arlington, Virginia, para comenzar a buscar lugares adecuados de aterrizaje para el próximo rover, que seguramente se lanzará en el 2020. El plan es construir una máquina que es casi idéntica a Curiosity, y dotarla de instrumentos nuevos para sondear la superficie marciana.
Aunque la NASA todavía tiene que finalizar algunos detalles, es casi seguro que el próximo rover va a tener un trabajo muy importante y sin precedentes: Recoger y almacenar rocas y trozos del suelo para que una futura nave espacial pueda traerlas de vuelta a la Tierra. Sería la primera muestra de retorno de Marte.
Philip Christensen, científico planetario de la Universidad Estatal de Arizona, dijo: “Los próximos 20 años de exploración marciana giran en torno a este nuevo rover. Debería de decirnos algo fundamental acerca de la historia más amplia de Marte”.
En uno de los talleres de la NASA se debatieron los posibles lugares de aterrizaje. Muchos parecen familiares, ya que formaban parte de la larga lista de los sitios de aterrizaje del rover Curiosity en el año 2012. En esta lista se incluye Mawrth Vallis, un antiguo valle de Marte sembrado de minerales formados en agua, lo cual ayudaría bastante con el primer objetivo del rover: La búsqueda y exploración de los entornos que una vez pudieron ser adecuados para la vida. La Agencia Espacial Europea también está considerando un sitio de aterrizaje para su nuevo rover ExoMars, que se lanzará en el 2018.
Otras posibilidades para el aterrizaje del nuevo rover de la NASA incluyen varios lagos y deltas, donde podría haber fluido agua en un pasado muy remoto, pero que ahora están secos. Estas áreas, incluyendo Eberswalde Crater, fueron algunos de los mejores candidatos para la misión Curiosity.
Pero se pasaron por alto en favor del cráter Gale, donde el rover está ahora mismocaminando hacia una alta montaña (5km de altura) de sedimentos. Curiosity todavía tiene que detectar grandes cantidades concentradas de material orgánico. Según el geólogo Ross Irwin de la Institución Smithsonian de Washington DC, es muy probable que el cráter Eberswalde sea rico en sedimentos y que nos pueda dar más pistas acerca del pasado de Marte.
El rover de 2020 también tendrá la tarea adicional y crucial de la recogida de muestras. Los científicos han hablado durante años de conseguir rocas marcianas para analizarlas en busca de signos de vida pasada, o presente incluso. Se ha conseguido estudiar meteoritos originados en Marte, pero ninguna agencia espacial ha sido capaz de traer de vuelta muestras marcianas directamente. Esto se debe en parte a los costes y en parte a los fallos técnicos.
El plan de la NASA para traer de vuelta muestras marcianas implicaría una sucesión de misiones durante muchos años. En el paso 1, se necesitaría un vehículo para recoger y almacenar aproximadamente 30 cilindros estrechos de roca y suelo. En el segundo paso, un cohete no tripulado volaría a Marte y desplegaría un vehículo para recoger las muestras. Luego este vehículo lanzaría las muestras al espacio. Y el tercer paso sería capturar este paquete y volar de regreso a la Tierra.
John Mustard, un geólogo planetario de la Universidad Brown en Providence, Rhode Island, dijo que ser capaz de mirar un trozo de roca de un lugar particular de Marte y comprender su contexto sería un paso crucial. “Si pudiéramos traer de vuelta algunas muestras de Marte, esto sería equivalente a las muestras lunares que la misión Apollo trajo de vuelta. Eso lo cambiaría todo”.
Algunos científicos esperan que el rover del 2020 visite nuevos lugares, mientras que otros quieren volver a los sitios ya explorados por los rovers anteriores, como el rover Curiosity o el rover Spirit. Según Alba Summer, geóloga de la Universidad de California, ambos métodos tienen ventajas. “En un nuevo sitio hay más incógnitas, pero así podríamos aprender más acerca de la diversidad de Marte como planeta”.
Mucho depende de los instrumentos que lleve el nuevo rover. Cincuenta y ocho equipos han presentado propuestas, y la NASA seleccionará un puñado de ellas. Las herramientas del Curiosity incluyen un instrumento que se desplegó el 5 de mayo para perforar una roca de arenisca llamada Windjana. El rover ya ha perforado en otros dos sitios, y con ello arrojó indicios de que un antiguo lecho de lago existió en el cráter Gale.
El destino del rover 2020 no se verá limitado por la ciencia por sí sola: los ingenieros deben de ser capaces de maniobrar la nave de forma segura, durante el aterrizaje. Pueden utilizar una variante del “sky crane” (o “grúa aérea”) de Curiosity, en el cual los propulsores guiaron el rover a una ubicación precisa.
Imagen del rover Curiosity aterrizando en Marte, usando un "sky crane".
Imagen del rover Curiosity aterrizando en Marte, usando un “sky crane”.
El taller de la NASA fue el primer paso para reducir la lista de los sitios de aterrizaje, pero la decisión final no se puede hacer hasta el 2019. “Va a ser un momento tremendamente fascinante e interesante”, dijo Matthew Golombek, geólogo planetario del Jet Propulsion Laboratory en Pasadena, California, que está liderando el proceso de selección del sitio de aterrizaje. “Lo más importante de esta nave es saber si esas rocas que se colectan son lo suficientemente interesantes como para traerlas de vuelta a la Tierra”.
Fuente: Nature

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