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El último de ellos, descubierto hace tres años, se llama 2016 HO3 Los
cuasisatélites orbitan de forma estable a la Tierra durante largos periodos de
tiempo. El último de ellos, descubierto hace tres años, se llama 2016 HO3 -
Archivo
¿Y si llevaran miles de años observándonos desde los «cuasisatélites»
de la Tierra?
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Un investigador cree que deberíamos de explorar los
cuasisatélites de la Tierra, ya que son el lugar ideal para instalar sondas
extraterrestres espía
Los cuasisatélites orbitan de forma estable a la Tierra durante largos periodos de tiempo. El último de ellos, descubierto hace tres años, se llama 2016 HO3 - Archivo José Manuel Nieves@josemnieves
El grupo más recientemente descubierto de cuerpos rocosos cercanos a la Tierra es un tipo concreto de los denominados "objetos coorbitales". Se trata de los "cuasisatélites", una serie de rocas espaciales que trazan, como lo hace la Luna, órbitas estables alrededor de nuestro planeta y que nos acompañan en nuestro periplo alrededor del Sol. Por ahora, se conocen nueve cuasisatélites de la Tierra, pero su número podría ser muy superior.
Según un artículo recién publicado en The Astronomical Journal por el investigador James Benford, estos pequeños cuerpos, oscuros y difíciles de estudiar, resultan ser especialmente adecuados para inteligencias extraterrestres que quieran tener vigilada a la Tierra. Y el lugar ideal para ubicar sondas "espía", que podrían estar instaladas ahí, observándonos, desde tiempos inmemoriales.
Se da la circunstancia de que los cuasisatélites se acercan mucho a nuestro planeta una vez al año, a distancias mucho menores de cualquier otra cosa que no sea la propia Luna. De hecho, tienen el mismo periodo orbital que la Tierra y proporcionan una forma ideal de observar nuestro mundo desde un objeto natural, cercano y seguro. Además, según Benford, esta clase de coorbitales proporciona toda una serie de recursos que podrían ser muy útiles para los espías extraterrestres:materiales, energía solar constante, un firme asentamiento y, sobre todo, un lugar ideal para permanecer escondido.
Los fisgones
Hasta ahora, los cuasisatélites han sido escasamente estudiados por los astrónomos, y ningún programa del SETI, la organización que busca civilizaciones inteligentes en el espacio, se ha ocupado nunca de ellos. Por eso, Benford propone que se lleven a cabo una serie de observaciones de estos objetos para averiguar si en ellos existe alguna sonda alienigena. Y advierte de que esas sondas podrían, además, ser muy antiguas, incluso anteriores a la propia existencia del hombre.
Benford llama a estos hipotéticos dispositivos "lurkers" (mirones o fisgones). Un lurker, por lo tanto, es una sonda de observación oculta, desconocida y que ha logrado pasar totalmente inadvertida. Es posible que tras ella se oculten, o no, oscuras intenciones, según sean las motivaciones de los constructores. Y casi con toda seguridad, los lurkers serán robóticos, como lo son nuestras propias sondas de exploración, desde las Voyager a la New Horizons.
Estos espías robóticos, dice Benford, podrían haber sido enviados a observar la Tierra hace mucho tiempo, e incluso es posible que a algunos de ellos se les haya agotado ya su fuente de energía, lo que implica que para encontrarlos habría que hacer auténtica"arqueología extraterrestere". Según el investigador, si después de haber registrado los cuasisatélites no encontráramos nada, eso querría decir que nadie ha venido nunca a observar la vida de la Tierra, y ello a pesar de que esa vida sería evidente (por las características líneas espectrales de nuestra atmósfera) para cualquier observador interestelar que estudiara nuestra región de cielo durante los últimos mil millones de años.
El objetivo
Los cuasisatélites, opina Benford, son objetos muy atractivos para las búsquedas del SETI debido a su proximidad. El investigador está convencido de que deberíamos investigar estos cuerpos cuanto antes, tanto en el espectro electromagnético de las microondas y la luz, como en el radar. Incluso podríamos visitarlos con sondas. Entre ellos, el objetivo más prometedor sería 2016 HO3, que es el cuasisatélite de la Tierra más pequeño, estable y cercano conocido hasta ahora. Por ahora, solo China ha anunciado su intención de enviar una sonda hasta allí.
Creo ya desde cuando se ha venido especulando sobre esta posiblidad y ante tanta evidencia no quedaría mas que aceptarla... pero no es asi de fácil la cosa, en fin, lean y hagan las super-consabidas conclusiónes.
Este mes de septiembre hemos sabido que el Centro de Planetas Menores, un organismo del Observatorio Astrofísico Smithsoniano, descubrió un segundo objeto interestelar en nuestro sistema solar. Los astrónomos dijeron que el misterioso objeto, denominado C/2019 Q4, podría ser un cometa dado que parece dejar tras de sí una cola mientras se mueve por el espacio. Sin embargo, para el astrónomo Seth Shostak del Instituto SETI, que se centra en la búsqueda de inteligencia extraterrestre, aseguró que el objeto interestelar podría ser una sonda alienígena enviada para estudiar nuestro sistema solar y sus planetas.
A pesar de la teoría expuesta por Shostak, la mayoría de los astrónomos se refieren al C/2019 Q4 como un cometa. Según la Unión Astronómica Internacional, el objeto sigue un camino hiperbólico que se extiende hacia el Sistema Solar. Pero parece ser que no toda la comunidad astronómica coincide en la explicación lógica y racional. Ahora un astrónomo estadounidense sugiere que antiguas sondas extraterrestres pueden esconderse en los asteroides cercanos a la Tierra.
Nos observan
¿Hay antiguas naves extraterrestres en asteroides cercanos a la Tierra que nos han estado observando desde tiempos inmemorables? El Dr. James Benford, presiente de la organización espacial Microwave Sciences en Lafayette, California, sugiere que los asteroides cercanos a la Tierra pueden contener sondas robóticas antiguas enviadas desde civilizaciones lejanas. Es más, está tan convencido de su teoría que si no fuera así entonces demostraría que no hay nadie más en el universo. En un artículo titulado “Merodeadores: Co-orbitadores como observaciones SETI”, y que se publica esta semana en la revista científica Astronomical Journal, el Dr. Benford die que los “merodeadores” son sondas de observación ocultas, desconocidas e inadvertidas que podrían haber sido enviadas para estudiar la Tierra hace mucho tiempo.
“Pueden responder a una señal intencional y pueden no hacerlo, dependiendo de motivaciones extraterrestres desconocidas”, dice el artículo. “Los merodeadores probablemente serían robóticos, como nuestras propias sondas Voyager y New Horizons.”
Obviamente, también hay un límite en cuanto a la duración de cualquier sonda espacial extraterrestre enviada para observar la Tierra. Para el astrónomo estadounidense quizás las sondas estén esperando en estos objetos a que los encontremos. Pueden permanecer en silencio y simplemente informar a donde se comuniquen. Y si encontramos a tal merodeador podríamos simplemente fotografiarlo y enviar en un mensaje para decir “te vemos” y despertarla de su letargo. La idea se basa en la sonda Bracewell, un concepto hipotético para una sonda espacial interestelar autónoma con el propósito de comunicarse con una o más civilizaciones extraterrestres.
Y como no podía ser de otra manera, la teoría del Dr. James Benford ha provocado todo tipo de reacciones en la comunidad astronómica. Sin embargo, plantea una cuestión interesante. El proceso de búsqueda de antiguas naves alienígenas cerca de la Tierra sería fundamental para que comprendamos la posibilidad de inteligencia extraterrestre en nuestra galaxia. Y si no encontramos absolutamente nada en los objetos coorbitales, asteroides que giran alrededor del Sol en el mismo o similar camino orbital a la Tierra, alrededor de la Tierra, entonces las posibilidades de que haya civilizaciones extraterrestres más avanzadas en cualquier lugar de nuestra galaxia se vuelven más remotas.
“Si no encontramos nada allí, esto nos da un resultado profundo: nadie ha venido a observar la vida de la Tierra, que ha sido evidente en nuestra atmósfera en líneas espectrales sobre distancias interestelares durante más de mil millones de años”, explica el Dr. Benford.
Pero esta no es la primera vez que el astrónomo comenta sobre la existencia de vida extraterrestre inteligente. En 2010, llego a la conclusión de que los científicos del SETI habían tomado un enfoque equivocado durante las últimas cinco décadas. Hasta ahora, los investigadores han escuchado los inusuales blips o pitidos de las estrellas cercanas seleccionadas. A pesar de 50 años de búsqueda, nadie ha podido encontrar evidencia de una señal extraterrestre.
Según el Dr. Benford, cualquiera que sea la forma de vida, la evolución selecciona la economía de recursos. La transmisión es costosa y la transmisión de señales a través de años luz requeriría recursos considerables. Entonces, una civilización alienígena se esforzaría por reducir costos, limitar el desperdicio y hacer que su tecnología de señalización sea eficiente. Por lo que propusieron que las señales extrañas se pulsen y se dirijan estrechamente en el rango de señal de banda ancha de uno a 10 gigahercios ya que el SETI ha estado enfocando sus receptores de manera incorrecta, y también mirando en la dirección incorrecta.
¿Sondas extraterrestres están ocultas en los asteroides? ¿Este es el motivo por el cual se ven tantas bolas de fuego en los cielos? ¿Nos están observando?
Directo | Así sobrevuela la ‘New Horizons’ Ultima Thule, el objeto más lejano nunca explorado
Viaje a una de las regiones más remotas del Sistema Solar, conocida como
el cinturón de Kuiper
Imagen virtual de la aproximación de la nave New Horizons a Ultima Thule (NASA)
La sonda espacial de la NASA New Horizons sobrevuela este 1 de enero Ultima Thule, el objeto celeste más lejano que la humanidad ha explorado nunca, situado en el cinturón de Kuiper, a unos 6.500 millones de kilómetros de distancia del Sol.
Ultima Thule, el nombre elegido por el público en una convocatoria de la NASA para nombrar al objeto conocido hasta ese momento como 2014 MU69, proviene de un término de origen griego usado por geógrafos romanos y medievales para indicar un lugar “situado más allá del mundo conocido”.
La retransmisión de imágenes en vivo es imposible a esta distancia y se debe recibir una primera señal en la Tierra aproximadamente diez horas después del sobrevuelo. Solo entonces la NASA sabrá si la sonda ha sobrevivido a este enfoque de alto riesgo. La sonda debía tomar 900 imágenes en unos pocos segundos durante su vuelo sobre Ultima Thule a una distancia de unos 3.500 kilómetros.
New Horizons confirma su encuentro con Ultima Thule, el objeto más distante del Sistema Solar jamás explorado
RedacciónBBC News Mundo
Señales de la sonda New Horizons recibidas por la NASA confirmaron su encuentro con Ultima Thule, el objeto más distante en el Sistema Solar jamás visitado por una nave.
Científicos de la agencia espacial estadounidense señalaron que la sonda se encuentra en una condición "saludable" tras pasar, hace pocas horas, por la roca helada.
Ultima Thule se encuentra a unos 6.500 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, más allá del Sistema Solar, en un área denominada Cinturón de Kuiper.
La sonda enviará las fotos y otras observaciones en los próximos meses.
Horas de expectativa
"¡Adelante New Horizons!, exclamó el científico en jefe Alan Stern a las 05:33 GMT, el momento en el que se suponía que la sonda New Horizons hacía su acercamiento más próximo a Ultima Thule.Saltar las recomendaciones
"Estaría engañándoles, sin embargo, si no les dijera que también estamos en ascuas esperando ver cómo resulta esto", comentó con anterioridad.
"Sólo tenemos una oportunidad para esto. Nada parecido se ha logrado antes y, como con cualquier misión como esta, hay riesgos", dijo a los periodistas.
Desde la madrugada de este 1 de enero, la New Horizons está programada para explorar de cerca el frío y misterioso cuerpo celeste.
Pero Ultima Thule estaba tan distante que la señal de confirmación tardó horas en llegar. Presumiendo que todo salga bien, las primeras imágenes cercanas saldrán el miércoles.
Ultima Thule es un término de origen griego usado por geógrafos romanos y medievales para indicar el norte lejano o un lugar "situado más allá del mundo conocido".
El término fue elegido por el público en una convocatoria de la NASA para dar nombre al objeto conocido hasta entonces como 2014 MU69 y situado a 6.500 millones de kilómetros de la Tierra.
El objeto es parte de una de las regiones más remotas y enigmáticas del Sistema Solar, un anillo de cuerpos helados que orbita el Sol y se conoce como el "Cinturón de Kuiper", en honor al astrónomo que predijo su existencia en la década del 50, Gerard Kuiper.
El anillo contiene restos de la formación de planetas y es un registro fósil del nacimiento del Sistema Solar.
Hal Weaver, científico de la misión, dijo que el diminuto cuerpo de 30 kilómetros de ancho es "probablemente el objeto más primitivo que se haya encontrado una nave, la mejor reliquia posible del Sistema Solar".
New Horizons usará por primera vez sus cámaras y detectores para obtener información directa sobre Ultima Thule y comenzará poco después a enviar esa información a la Tierra. Se aproximará al objeto a una velocidad de 14 kilómetros por segundo. Su punto de mayor cercanía fue a las 5:33 GMT de este martes, según lo proyectado.
Será una oportunidad única para estudiar no sólo las características y composición de ese objeto, sino los inicios de nuestro sistema planetario hace más de 4.500 millones de años.
Después de Plutón
New Horizons sobrevolará la superficie de Ultima Thule a una distancia de 3.500 km para obtener fotografías y otros datos.
En un principio existió la preocupación de que el objeto estuviera rodeado de fragmentos que podrían destruir la sonda. Pero esos restos no han sido detectados.
New Horizons fue lanzada desde Cabo Cañaveral en enero de 2006 y durante los siguientes ocho años se dirigió a su primer objetivo: Plutón y sus cinco lunas, Caronte, Estigia, Nix, Cerbero e Hidra.
La nave completó su travesía a Plutón en julio de 2015, cuando envió datos reveladores como la presencia de actividad volcánica en el planeta enano.
Cuando la sonda se aproxime a Ultima Thule a una velocidad de 51.000 km/h, los controladores en tierra deberán ordenar a la nave hacia dónde dirigir sus instrumentos.
"¿Podemos volar a 3.500 km del objeto y obtener todas esas imágenes en el sitio exacto y no perdernos nada? Ahí está para mí lo emocionante, ése es el desafío", señaló Alice Bowman, integrante de la misión, durante el encuentro anual de Unión Geofísica Estadounidense en Washington en diciembre.
¿Qué sabemos sobre Ultima Thule?
Muy poco. El objeto fue descubierto hace apenas cuatro años por el telescopio espacial Hubble cuando buscaba posibles destinos para New Horizons luego de su encuentro con Plutón.
Se cree que tiene un diámetro de unos 30 km y, como muchos otros objetos del Cinturón de Kuiper, estaría compuesto por polvo y hielo aglomerado durante los inicios del Sistema Solar hace más de 4.500 millones de años.
Teóricamente este objeto tendría una forma elongada, como una batata o cacahuete.
Y su superficie sería muy oscura, por haber sido "quemado" por radiación de alta energía durante miles de millones de años.
Los científicos esperan que Ultima Thule provea pistas sobre la formación de los objetos distantes del Cinturón de Kuiper.
Las primeras imágenes
La aproximación más cercana fue a las 05:33 GMT del 1 de enero, según los cálculos.
En el caso de Plutón, la sonda llegó hasta 12.500 km de distancia del planeta enano.
Pero New Horizons se situará a solamente 3.500 km de Ultima Thule y podrá observar en detalle la superficie de este objeto. Se espera poder discernir elementos de tan solo 33 metros de tamaño.
Debido a que la sonda debe girar para dirigir sus instrumentos, no podrá apuntar sus antenas hacia la Tierra mientras recoge datos de Ultima Thule.
Se espera que los primeros datos lleguen a la Tierra a las 15:28 GMT de este martes.
Los controladores deben esperar por ello hasta algunas horas después para que New Horizons "llame a casa".
Sólo el 2 de enero se verán las primeras imágenes, y las mejores llegarán probablemente un día después.
"Llevará cerca de 20 meses enviar todos los datos. Y eso es genial porque estaremos recibiendo regalos desde el Cinturón de Kuiper cada semana y cada mes a lo largo de todo 2019 y gran parte de 2020", le dijo a la BBC otro miembro del equipo, Alan Stern.
Las sondas Voyager
Los científicos esperan que la NASA extienda la misión de New Horizons para que se acerque por lo menos a otro objeto del Cinturón de Kuiper en la próxima década.
NASA/JP Ambas naves Voyager salieron de la heliosfera, la esfera de influencia del viento solar.
La sonda tiene suficiente combustible para hacerlo y su batería de plutonio le permitirá seguir comunicándose con la Tierra.
Las dos sondas Voyager, lanzadas en la década del 70, abandonaron la llamada heliosfera, la esfera de influencia del viento solar y su campo magnético.
Voyager 2 lo hizo muy recientemente, en noviembre.
Ambas naves llegaron a una distancia del Sol de 110 Unidades Astronómicas (UA), o 119 veces la distancia entre la Tierra y el Sol (cerca de 150 millones de km).
New Horizons se encuentra actualmente a una distancia de 44 UA. Se aleja tres unidades cada año y su sistema eléctrico podría durar hasta que alcance 100 UA, según Stern.
"La distancia es menor que la de las sondas Voyager, pero lo interesante es que la heliosfera cambia decenas de UA debido al ciclo solar", señaló el científico.
"Nadie puede predecir cuál será el ciclo solar y cuál será el límite de la heliosfera a fines de 2030, cuando las reservas de potencia de New Horizons estén en su punto crítico".