Luego de un complicado descenso que incluyó dos rebotes de Philae contra la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko (y que dejaron al módulo bastante lejos de donde se esperaba), el robot agotó su energía disponible y entró en hibernación.
Al aterrizar en el cometa, Philae se posó en una posición muy incómoda en la que no pudo sujetarse adecuadamente al cometa. Además, cayó en una zona donde la luz solar que recibe es casi nula, lo que le impide recargar sus baterías. Sin embargo, el robot pudo funcionar durante varias horas gracias a una batería que fue diseñada para que Philae pudiese desempeñar algunas tareas en un caso como este.
Ante el inminente cese de actividades del aterrizador de la ESA, el equipo a cargo de la misión decidió llevar a cabo tantas mediciones científicas como fuera posible, desplegando y utilizando todos sus instrumentos.
Philae fue capaz de transmitir todos los datos científicos recolectados durante la primera secuencia científica y el último contacto con el módulo se produjo a las 00:36 UTC del 15 de noviembre.
Al entrar en hibernación, todos los instrumentos y la mayoría de los sistemas a bordo son apagados y el robot se mantendrá en silencio.
Es posible que Philae despierte en algunos meses, cuando el cometa reciba más luz solar que en estos momentos. Eso depende de qué tan libres de polvo se encuentren los paneles del explorador para ese entonces. De lo contrario, estas pueden haber sido las últimas horas de “vida” del módulo.
Por ahora, solo podemos desear a Philae un sueño reponedor.
Fuente: Rosetta blog
solamente esperar a que despierte... si despierta.
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