He extraído este interesante artículo del blog del autor de la traducción del libro “La Amenaza” del Dr David Jacob, que es Tavo Jiménez de Armas, quien me ha dado además permiso para hacerlo.
Me parece muy interesante y necesario recordar de vez en cuando la cara “B” de un disco que suena cada día con más fuerza.
Hola, amigos.
Puesto que la desinformación sobre los alienígenas y sus intenciones abunda cada vez más, y bajo el riesgo que supone que el espacio se vea copado por la propaganda que sus embajadores humanos difunden, he creído que conocer el testimonio del Dr. David Jacobs sería especialmente útil para acercar el fenómeno de las abducciones alienígenas a quienes aún no lo conozcan.
Jacobs lleva trabajando en el fenómeno desde mediados de los años sesenta del pasado siglo, y no tiene dudas al respecto: estamos siendo invadidos lenta pero eficientemente por estas entidades. Conocer esta información no resuelve el conflicto, pero es un elemento más que, espero, facilite la comprensión de la realidad y, cómo no, condicione favorablemente -siempre en pos de la soberanía individual- las futuras decisiones a tomar por el humano.
La principal obra del Dr. David Jacobs, The Threat (La Amenaza, revelando la agenda secreta de los alienígenas, 1998) no está traducida al español. Me he propuesto ir traduciéndola a un ritmo lento, puesto que mi tiempo es escaso. Invito al lector a que vaya leyéndola poco a poco, al tiempo que la voy publicando. Comencemos con el capítulo 1, que nos introduce en la obra, La Amenaza:
LA AMENAZA
The Threat – Revealing the Secret Alien Agenda
Por
David Jacobs
Capítulo 1 – Reconociendo la señal
En el éxito cinematográfico de 1996, Independence Day, aliens hostiles convierten la Tierra en un infierno de muerte y destrucción. En ella, unos ingeniosos seres humanos luchaban unidos contra el enemigo común, salvado el planeta.
Este escenario de Hollywood no es nuevo, sino que ha dominado la gran pantalla de versiones de contacto con aliens desde 1951, con el estreno de La Cosa (The Thing), en la cual un solo alienígena hacía estragos sobre un grupo de humanos.
Una versión más pacífica del contacto con aliens ha acabado por convertirse en toda una corriente cultural. Desde 1951, con Ultimátum a la Tierra (The day the Earth Stood Still) hasta llegar a Encuentros en la Tercera Fase (Close Encounters of the Thirth Kind) en 1977, los aliens eran benignos visitantes que ayudan a los humanos. En este escenario, los visitantes ofrecen a líderes, científicos, medios de comunicación, su asistencia y cooperación. Hay un respeto mutuo: los humanos esperan aprender de los avances tecnológicos alienígenas, y éstos esperan ayudarlos a vivir en paz, cooperando para construir un mundo mejor.
Hay, todavía, otra visión de la intervención alienígena en la vida humana: la idea de que ellos vienen para salvar, específicamente, a unos individuos concretos, antes de que lleguen los cataclismos. Cultos grupales que creen en esto han existido desde comienzos de la década de los cincuenta del siglo veinte. Miembros del culto Heaven’s Gate, en 1997, estaban tan convencidos de que un ovni vendría y los salvaría del apocalipsis, llevándolos a un mundo más elevado, que 39 de ellos cometieron suicidio para facilitar su rescate y transporte.
Un cuidadoso análisis del fenómeno de abducción alienígena nos indica que el contacto, de hecho, ya ha tomado forma, sin que, no obstante, guarde relación alguna con los escenarios antes descritos. No ha habido encuentros públicos, no se ha involucrado a los líderes mundiales, no hay cobertura periodística alguna. Tampoco hay colaboración, asistencia, guerra, muerte o apocalipsis; el contacto se ha establecido en los términos de los alienígenas, y en secreto.
Allá por 1966, cuando comencé a estudiar el fenómeno ovni, no podía imaginar, si quiera, este escenario de contacto. Tampoco imaginé que dedicaría tantos años de mi vida adulta a estar en medio de esta investigación. Nunca pensé que habría de decirles a mis hijos que no la mencionaran en sus escuelas, a fin de que no fuesen blanco de la más inmisericorde ridiculización. Tampoco supe que mi esposa habría de aprender a guardar silencio sobre mi labor, para que en su lugar de trabajo los empleados no pensasen que se había casado con un loco.
Cuando hablo sobre el fenómeno ovni-abducción con mis colegas de la comunidad académica, soy consciente de que ellos piensan que mis capacidades intelectuales están seriamente dañadas. Finalmente, me hallo a mí mismo en medio de esta poco confortable posición, tratando de adivinar las consecuencias futuras de mi investigación sobre los alienígenas.
Principalmente, soy profesor de Historia, especializado en la América del siglo veinte. Pienso, leo, enseño, sobre el pasado, pero el estudio del fenómeno ovni me ha obligado a especular sobre el futuro. El estudio de Historia prueba que predecir eventos futuros es una tarea inútil, pero, irónicamente, aquí estoy, tratando de suponer qué puede depararnos el futuro.
Mi investigación comenzó en el Departamento de Historia de la Universidad de Wisconsin, donde me gradué. Mi disertación doctoral estaba centrada en la controversia generada por los ovnis en América, desde una perspectiva intelectual, social, militar de la historia. En mi investigación dediqué semanas en la Base Militar de Maxwell, así como en la Biblioteca del Congreso, leyendo documentación gubernamental sobre los avistamientos ovni. Viajé por el país, entrevistando a algunos de los más destacados investigadores, tanto civiles como militares. En 1975, el Departamento de Prensa de la Universidad de Indiana publicó una extensa versión de mi disertación doctoral bajo el nombre La Controversia ovni en América (The Ufo Controversy in America).
Mi más temprana investigación se centró en los avistamientos. Mi hipótesis de trabajo, sobre una base de cuidado análisis, conllevaba que, si los ovnis procedían de fuera de la Tierra, estaríamos ante el más grande descubrimiento científico de todos los tiempos. En la otra mano, si se demostraba que los avistamientos eran fruto de una confusión de los testigos con fenómenos naturales o convencionales, o de su propia imaginación, el fenómeno ovni acabaría relegado a formar, simplemente, parte de la cultura popular. Sólo cabían esas dos posibilidades.
De este modo, me uní a los investigadores que trataban de advertir, a través del testimonio de los testigos, si lo que veían era anómalo, artificial, naves inteligentemente controladas. Analizamos fotografías, grabaciones de película, archivos de radar, y cualquier residuo aparentemente generado por los ovnis. Así amasamos cientos de miles de informes de avistamientos procedentes de todo el mundo. Trabajamos con una metodología que determinaba si el testigo era creíble o no. Y me convertí en un investigador de campo para una desaparecida organización que analizaba el fenómeno, entrevistando testigos, tocando a la puerta de otros investigadores, y publicando los resultados de mi trabajo en magazines de ufología.
A comienzos de la década de los setenta la comunidad de investigadores había recolectado tantos informes sobre ovnis que su base de datos era enorme. Sabíamos sobre la hora del avistamiento, su duración, movimientos del objeto, cambios de color, número de testigos, así como de los efectos del ovni sobre animales, personas, equipos electrónicos, coches y medio ambiente en general. Cada uno de esos informes fue cuidadosamente investigado y documentado. En muchos casos, la abundancia de testigos le aportaba más crédito a las evidencias. Por aquel entonces, la cabeza visible de la comunidad de investigadores era el Dr. J. Allen Hynek.
Por supuesto, había debates internos sobre casos específicos, pero ello no desacreditaba la legitimidad del fenómeno en su conjunto. A finales de los años setenta, la evidencia del asunto ovni, como un fenómeno real, era tan grande que no se podía ya negar que los testigos veían algo extraordinario cuya procedencia, probablemente, fuera de más allá de la Tierra.
Como parte de nuestra investigación, desde luego que pensábamos sobre las consecuencias del contacto entre especies alienígenas y humanos. Teorizamos sobre cómo afectaría a la religión, las instituciones gubernamentales, y sobre cuál sería el lugar del hombre en el universo. Debatíamos sobre el ya se habría producido un contacto, o sobre si las intenciones de los alienígenas eran hostiles hacia nosotros. Los ovnis se mostraban como si quisieran mantener las distancias, evitando un contacto formal. No estaban llevando a cabo aterrizajes masivos, sino que volaban por unos instantes y desparecían. Su aparente timidez sugería que eran neutrales o, al menos, que no eran hostiles hacia los humanos.
Sin embargo, la curiosidad y las preguntas sobre las motivaciones de los alienígenas continuaban bajo la propia investigación del fenómeno. Si bien, puesto que era muy poca la información a ese respecto, la mayoría de los investigadores no dedicó mucho tiempo a esas especulaciones. Cuanto más aprendíamos sobre los ocupantes de las naves, más difícil se nos hacía comprender sus motivaciones.
Durante las décadas de los sesenta y setenta, los informes sobre ovnis y sus ocupantes comenzaron a tener, cada vez más, una naturaleza estrafalaria, verdaderamente extraña (bizarre). Los ovnis perseguían coches, desparecían en el aire, y dejaban marcas en los testigos. Operaban en secreto sin una razón aparente. Los testigos afirmaban haber visto a los ocupantes fuera de sus naves. Ocasionalmente, decían haber observado a los humanoides alrededor de sus naves, paralizando y examinando a los desafortunados humanos. En otros informes aparecen los humanoides reparando sus naves o excavando la tierra. Algunas veces se muestran colectando plantas, como si saciaran su curiosidad sobre la flora y fauna terrestre. En otras ocasiones, ocupados en comportamientos más desconcertantes, sin prestar atención a los testigos, o apareciendo inesperadamente con una cajita en sus manos para luego desaparecer.
Los registros de esas actividades eran un desafío para los investigadores, quienes trataban de ver algún sentido a ellas. Nuestra mentalidad no era, en cualquier caso, la de quienes observaban en su comportamiento alguna intención hostil. De hecho, los alienígenas parecían estar examinando la topografía u obteniendo conocimiento.
Cuando las abducciones fueron por primera vez conocidas, como la de 1961, vivida por Barney y Betty Hill, éstas parecían ceñirse a un propósito de mera curiosidad. Todavía, aunque Barney y Betty Hill no eran los típicos charlatanes contactados de los años cincuenta que trataban de hacer dinero con su historia, uno no podía estar seguro de que no estaban inventando su testimonio.
Como en otros informes de abducciones, los investigadores sospechaban la posibilidad de fraude. Para mí habría sido fácil adoptar una posición escéptica. A diferencia de quienes avistan los ovnis, los abducidos tienen fotografías, ni hay en sus experiencias archivos de radar, ni filmaciones, y usualmente no hay más testigos. Sus relatos fueron extraídos por medio de hipnosis, lo cual era un claro impedimento para otorgarles crédito.
A causa de la naturaleza extrema de las afirmaciones de los abducidos, me mantuve lejos del fenómeno de las abducciones, mientras nuestro conocimiento sobre el mismo comenzaba a crecer. El caso de Barney y Betty Hill era lo que se puede entender como estándar, en el que alienígenas grises se comunican telepáticamente con ellos, los examinan, y parecen interesados en la reproducción humana. Tras la abducción, los Hill padecieron una especie de amnesia y su memoria sobre el incidente sólo pudo ser recuperada mediante el uso de hipnosis. Este caso fue contado por capítulos en un magazín semanal, fue objeto de un best seller, y acabó convirtiéndose en una de las abducciones mejor conocidas de la historia.
Pero hubo conocimiento de otro caso de abducción anterior, el vivido por Antonio Villas Boas, en Brasil, 1957. Villas Boas dijo haber sido abducido mientras conducía el tractor de su padre. Afirmó haber mantenido relaciones sexuales con una alienígena con rasgos femeninos casi humanos. Este caso era demasiado embarazoso y desconcertante para que los investigadores lo tomaran en serio, y no fue publicado hasta 1966, el mismo año en que el público supo del relato de los Hills.
Sólo unos casos más fueron conocidos a mediados de los años sesenta y comienzos de los setenta. Uno de ellos fue el llamado Caso Pascagoula, de 1973, en el cual dos hombres decían haber sido abducidos mientras estaban pescando en los bancos del Río Pascagoula, en Mississippi. Durante la abducción, los alienígenas los hicieron ir flotando hasta una nave, donde un objeto con forma de balón de béisbol pasaba sobre sus cuerpos y los examinaba. Los dos abducidos parecían traumatizados por este suceso, y uno de ellos no habló de lo ocurrido por muchos años.
Otro caso sucedió en 1975. Travis Walton fue abducido y desapareció de su entorno durante cinco días. Sólo unos momentos antes de su abducción, seis testigos vieron cómo Travis era golpeado por una bola de luz que había surgido de un ovni. Los testigos entraron en pánico, huyeron, y únicamente regresaron al rato, cuando Travis ya había desaparecido.
Leí sobre estas abducciones y no me impresionaron. Quienes tratan de desacreditar (debunkers) el fenómeno han indicado –incorrectamente- que Travis Walton había deseado ser abducido, convirtiendo todo su relato en un asunto sospechoso. Además, los aliens del caso Pescagoula no encajan en las descripciones dadas por otros abducidos.
En 1976, confidencial y erróneamente le dije a J. Allen Hynek que yo pensaba que el tan publicitado caso de Pascagoula y el caso de Travis Walton eran, posiblemente, fraudes. Lo hice por el desconocimiento que teníamos del fenómeno. Pensaba que la posibilidad de que esos casos fueran fraudes era mayor que la posibilidad de que, en efecto, fuera cierto lo que los abducidos decían, esto es, que habían sido secuestrados por aliens.
En 1976 tuve la oportunidad de entrevistar a Betty Hill, quien me dijo algo que había mantenido en secreto desde la abducción padecida: las entidades habían extraído esperma a su esposo Barney. Encontré esto fascinante. No sólo reforzó el creciente número de informes en el que aparecían aliens interesados en la reproducción con humanos, sino que me hizo pensar lo siguiente: Si la historia de los Hill era producto de una invención (como afirmaban los debunkers), ¿por qué inventarse algo con la intención expresa de no contársela a nadie? En mi mente, el misterio de las abducciones estaba convirtiéndose en un asunto profundo y muy complejo.
Como fuera, todavía seguía concentrado en el paradigma de los avistamientos, en el cual me convertí en un experto. Avistamientos, aunque todavía considerados por el público en general como una invención, eras seguros y confortables de investigar. El creciente número de testigos de crédito, informes de radar, fotos, Films, y efectos físicos, nos otorgó una sólida base de evidencias en la que confiar. Mientras tanto, a las abducciones, pese a mi interés por ellas, aún les faltaban las evidencias mínimas que se precisan (por mi parte) para poder ser investigadas.
Yo era escéptico sobre el trabajo de 1979 del veterano investigador ovni Ray Fowler, sobre el caso de Betty Andreasson. El caso demostraba que los aliens podían mentalmente controlar a las personas desde la distancia; los aliens apagaron –inutilizaron el subconsciente o inmovilizaron- a las personas que estaban en el hogar de la Sra. Andreasson, mientras la abducían a ella y a su hija. Este caso también ilustró una manipulación física de la materia que, a juzgar por otros informes, los aliens realizan rutinariamente. Tal es así que ellos, los aliens, llegaron a través de las paredes de la casa para llevar a cabo las abducciones. Y durante ellas, Betty Andreasson vio desconcertantes e inexplicables imágenes de extraños lugares y estrafalarios animales. Pero yo me mantuve en la duda y creí que las imágenes que ella vio, y quizás la abducción completa, eran generadas por su propia mente.
Sin embargo, allá por 1980 la mayoría de las abducciones reportadas mostraban un patrón de similitud: parálisis, exámenes médicos/físicos, telepatía, amnesia, y pequeñas entidades grises con grandes ojos negros.
Muchos de esos informes hablaban de un permanente interés de los aliens en la reproducción humana. Todavía entonces, yo había leído algo de literatura sobre abducciones, pero no había sido persuadido de dejar atrás mi trabajo sobre los avistamientos. Los abducidos podían estar mintiendo, o tal vez tenían graves problemas psicológicos.
Entonces, en 1981, Budd Hopkins publicó su obra Missing Time, un estudio en el cual examinó a siete abducidos y encontró que una persona podía ser abducida muchas veces durante el curso de su vida, y podría tener una pantalla de memoria que enmascarase otros eventos de abducción. Hopkins descubrió reveladoras cicatrices en los sujetos abducidos, las cuales les eran producidas durante el rapto. Su trabajo también confirmó el interés de estas entidades por la reproducción humana. El libro de Hopkins dio a los investigadores del fenómeno ovni la primera tabla sistemática de coincidencias entre las experiencias de los abducidos, y demostró que el fenómeno podía ser estudiado con seriedad.
Un año más tarde, en 1982, Tracey Torme, amigo común de Budd Hopkins y mío, nos reunió a ambos. Visité a Hopkins en su casa de campo de Cabo Cod, y aprendí más sobre lo que él estaba haciendo. Advertí cómo de prudente y cauteloso era en su trabajo. Había estado desarrollando modelos en su investigación que eran difíciles de ignorar. Los abducidos con los que él trabajaban eran serios, gente sobria genuinamente preocupada sobre lo que a ellos les estaba ocurriendo, y me sentí intrigado.
Tras mis encuentros con Hopkins llamé a Hynek y le dije que creía que Hopkins estaba trabajando en un área importante del fenómeno. Hynek me advirtió de que permaneciera al margen de los casos de abducción, porque los sujetos eran gente excéntrica que nos apartaría del camino principal, el análisis de los avistamientos. No estaba de acuerdo con él, y le dije que me parecía que el trabajo desarrollado por Hopkins era sólido. Hynek reiteró su advertencia, tratando de conducirme hacia el buen camino de la investigación; los informes sobre abducciones era demasiado bizarros para él. No podía someter la fenomenología de las abducciones a la clase de análisis científico que él sí aplicaba sobre los informes de avistamientos.
Aunque yo había adoptado durante más de quince años una postura similar a la de Hynek, esta vez debía seguir las evidencias. Había comenzado a comprender que si las abducciones estaban sucediendo realmente, éstas podían ser la clave del misterio ovni, ya que el fenómeno de los abducidos nos permitía entrar dentro de los ovnis. Nos otorgaba el conocimiento que, examinando el exterior de los objetos, nunca habíamos logrado obtener. Y decidí que comenzaría a estudiar esos casos por mí mismo, de tal forma que pudiera sopesar las evidencias cuidadosamente. Para emprender esta investigación habría de aprender a realizar hipnosis.
Realicé mi primera hipnosis regresiva en agosto de 1986. Desde entonces he llevado a cabo más de trescientas hipnosis regresivas, y he descubierto que analizar los relatos de los abducidos no es tarea sencilla. Aún haciendo las preguntas adecuadas, y separando realidad de fantasía, todavía es un asunto difícil; falsas memorias y confabulaciones podrían conducir a los investigadores y a los propios abducidos hacia un terreno de pensamiento deseoso y fantasía.
En 1992 publiqué el primer segmento del resultado de mis investigaciones: Vida Secreta, informes de primera mano sobre abducciones en ovni (Secret Life: Firsthand Accounts of UFO Abductions), en el que expuse la estructura de la abducción estándar y los variados procedimientos mentales mostrados por los abducidos. También describí múltiples procedimientos físicos y reproductivos, desconocidos hasta la fecha, y fui capaz de re-crear minuto a minuto la típica experiencia abductora desde el comienzo hasta el final.
Desde mi propia investigación pude añadir a los hallazgos de Hopkins sobre los procedimientos reproductivos de los aliens acerca de la implantación de óvulos y la extracción de fetos. Ambos encontramos que los aliens requerían abducidos que les fueran útiles para que interactuaran físicamente con bebés y niños de extraña apariencia, los cuales son generalmente descritos por los abducidos como semejantes a una combinación entre aliens y humanos: híbridos. Mediante el descubrimiento de esos elementos del fenómeno, Hopkins también descubrió uno de los aspectos centrales del por qué esas entidades están en nuestro mundo. Habiendo analizado mi propia investigación sobre los procedimientos reproductivos de los alienígenas sobre los humanos, supe que ellos –los aliens- estaban tomando óvulos o esperma. Pude identificar cuándo un feto era extraído o implantado en una abducida. A todas luces, los alienígenas estaban ocupados en alguna clase de programa de reproducción, si bien las razones finales de dicho programa reproductivo se mantenían en un completo misterio.
Los procedimientos mentales eran incluso más desconcertantes. Los aliens casi siempre miraban a los ojos de los abducidos a una escasa distancia y parecían inducir a sus víctimas a sentir amor, miedo o enfado. Algunos de esos escaneos mentales eran procedimientos visuales que provocaban intensa excitación sexual tanto en hombres como mujeres. Entrando a través de los ojos de sus víctimas, las entidades podían generar en ellas escenarios y situaciones convenientes en sus mentes para lograr sus fines. En aquel entonces no tenía ni idea del cómo y el porqué esto se hacía. Ahora creo que entiendo la razón.
Los aliens, en sí mismos, eran enigmáticos. Lo mismo que los bebés, adolescentes, adultos híbridos; sus vidas eran un misterio. Pero una cosa era cierta, los aliens estaban inmersos en un tremendo número de abducciones. Una encuesta nacional llevada a cabo por la Roper Organization, en 1991, reveló la posibilidad de un programa de abducción mucho más extenso de lo que nosotros pudiéramos imaginar.
Nuestra continua investigación puso sobre la mesa otras muchas cuestiones. Por ejemplo, la investigadora (y abducida) Karla Turner afirmó en 1993 que algunos de los abducidos decían haberlo sido con la cooperación de militares estadounidenses. En 1994, el Profesor John Mack, de Harvard, dijo que los aliens tenían un aparente interés en el cuidado del medio ambiente terrestre.
Los abducidos crecientemente afirman que adultos híbridos están involucrados en sus abducciones. Budd Hopkins encontró que los aliens estaban emparejando jóvenes abducidos para relaciones a largo plazo. Para complicarlo más, aunque el fenómeno de las abducciones es traumático para la mayoría de las víctimas, muchas de ellas encontraron iluminación y expansión de su consciencia en la experiencia vivida.
Como si estos aspectos no complicasen lo suficiente el asunto, hasta hace poco no tenía, si quiera, respuestas provisionales a las cuestiones más importantes: ¿Cuál es el propósito del programa de reproducción llevado a cabo por los aliens? ¿Cuál es la razón por la que operan secretamente? ¿Cuál es la magnitud del programa de abducciones? ¿Cuál es el propósito de la hibridación?
Durante los primeros veinte años de investigación pensé que nunca podríamos responder a las preguntas fundamentales sobre las motivaciones e intenciones alienígenas. Pero todos esos pensamientos han cambiado ahora. En los pasados diez años he reunido la información que responde satisfactoriamente a esas preguntas.
En mi más reciente investigación, he hallado información que permite a los investigadores del fenómeno ovni a resolver el misterio, al menos aquellas cuestiones que tendrán un mayor impacto en nosotros. He colocado muchas de las piezas del puzzle y no me gusta lo que veo. Por primera vez en más de treinta años de investigación del fenómeno ovni los resultados me asustan. El entendimiento no ha conducido a un sentimiento de logro, más bien hacia un profundo temor acerca del futuro.
El fenómeno de las abducciones es mucho más siniestro de los que yo había llegado a pensar. El optimismo no es la respuesta apropiada ante las evidencias, las cuales sugieren que la agenda alienígena es principalmente beneficiosa para ellos, no para nosotros. Sé la razón por la que los alienígenas están aquí, y cuales serán las consecuencias sobre nosotros si su misión alcanza el éxito.
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