- El complejo, compuesto por tres cámaras mortuorias, se encontró en el pueblo de Atzompa
Este hallazgo posee mil 100 años de antiguedad y será abierto al público
El hallazgo es de suma importancia, porque se registró dentro de un edificio que fue diseñado exclusivamente para albergar una serie de tumbas, que están colocadas de forma vertical, una sobre otra, y a diferencia de las que hasta ahora se habían encontrado.
De acuerdo con los expertos, el descubrimiento cobra relevancia porque una de las cámaras funerarias está decorada con pintura mural, que alude al ritual del juego de pelota, tema que no se había visto en un contexto funerario zapoteco.
Lo anterior, hace cambiar la percepción que se tenía sobre que este sitio en el sentido de que no fue tan similar a Monte Albán, como se había pensado, sino que desarrolló sus propias expresiones constructivas, como el caso de las tumbas y palacios.
Al respecto, la coordinadora nacional de Arqueología del INAH, Nelly Robles García, comentó que estos sepulcros pudieron pertenecer a personajes importantes, ya que se trata de un edificio adyacente a la Casa de los Altares, que debió haber sido una casa de la élite.
"Sería demasiado especulativo decir a quiénes pertenecieron estos sepulcros, sin embargo, se puede considerar que a personajes importantes, probablemente de un linaje que pertenecía a Monte Albán; hasta el momento no se han encontraron restos óseos, pero falta una cámara funeraria por abrir", comentó Nelly Robles.
Fue a finales de abril pasado, durante la quinta temporada de trabajo del Proyecto Arqueológico Conjunto Monumental de Atzompa, cuando los arqueólogos Eduardo García y Jaime Vera detectaron las tres tumbas en el interior del Edificio 6 de ese sitio arqueológico oaxaqueño, informó el INAH.
El montículo funerario o Edificio 6 se ubica en la parte norte de la Plaza B, adosado a la Casa de los Altares, y debido a estas características, expresó la especialista, "nos pareció muy importante explorarlo, pensábamos que era una especie de templo y no nos equivocamos, ya que en la parte alta tuvo una sencilla construcción de orden religioso".
Robles García destacó el estado de conservación de los tres espacios funerarios hallados, toda vez que "pocas veces había visto tumbas tan bien conservadas, desde el punto de vista arqueológico, es decir, que están tal cual las dejaron los zapotecos prehispánicos hace más de mil años.
El edificio que alberga las tumbas, compartió, registra huellas de una destrucción intencional, es decir, que se hizo con fines rituales, posiblemente realizado al momento del abandono de la ciudad, y que corresponde con el fin de la ocupación de Monte Albán, entre los años 850 y 900 d.C..
Dicho proceso, abundó, se hacía porque terminaba un ciclo y en las creencias prehispánicas se asumía que los edificios, sobre todos los importantes, tenían vida propia, por ello se les ofrendaba y vaciaba para cancelarlos.
La experta detalló que al realizar el pozo de sondeo del edificio que contiene las tumbas se hallaron pequeños fragmentos urnas y vasos de cerámica.
Además de los restos óseos de un individuo joven y de un cánido, los cuales se extrajeron para ser analizados; "elementos que quizá fueron depositados por antiguos habitantes con fines rituales", concluyó.
Por el momento, en la exploración del complejo funerario, que se ubica en un área reservada para la investigación, sólo participan especialistas del INAH, y se preparan convenios para trabajar con los laboratorios de la Universidad de Harvard, para el análisis de los restos, cuyos resultados contribuirán a determinar cuestiones precisas del hallazgo.
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