Después esos mismo pueblos transmitieron ese mito a otras culturas: Roma, Japón, Corea y la Europa de la Edad Media son las más destacadas
Domingo 27 de marzo de 2011
El Universal
Existen cinco regiones del mundo donde florecieron culturas sedentarias originales, que no tuvieron influencia de otras: Persia, China, India, Mesoamérica y Los Andes. En tres civilizaciones de esas regiones, los persas, los olmecas y los chinos, está presente un animal imaginario parecido al dragón.
Después esos mismo pueblos transmitieron ese mito a otras culturas: Roma, Japón, Corea y la Europa de la Edad Media son las más destacadas. En todos los casos se trata de animales que tienen como parte principal de su cuerpo un sustrato de reptil y se combina con características felinas y de ave.
Las actitudes tomadas en las culturas del mundo frente a la figura del dragón y la lucha que supone se distancian en ocasiones. Los dragones chinos (conocidos como long), los coreanos y los japoneses (ryu) son vistos como entes benévolos. En esto coinciden con los descubrimientos olmecas, en los que la figura parecida al dragón parece generadora de lluvia y fertilidad.
En contraste, los dragones europeos generalmente son considerados como seres malévolos. El tema ha variado a lo largo de la historia. Entre los romanos el dragón era considerado un símbolo de poder y sabiduría.
En “Enuma Elish”, un poema babilónico escrito hacia el año 2000 a.C, la diosa Tiamat es un dragón que simboliza los océanos y comanda las hordas del mal, cuya destrucción previa era necesaria para crear un nuevo universo ordenado. En la mitología persa destaca el caso del Azi Dahaka, un dragón malévolo.
En Rumania está el dragón geto-dacio que tenía cabeza de lobo y cola de serpiente. Esa imagen se usaba en la guerra, incluso en la bandera de Dacia hay un dragón.
FUENTE
Domingo 27 de marzo de 2011
El Universal
Existen cinco regiones del mundo donde florecieron culturas sedentarias originales, que no tuvieron influencia de otras: Persia, China, India, Mesoamérica y Los Andes. En tres civilizaciones de esas regiones, los persas, los olmecas y los chinos, está presente un animal imaginario parecido al dragón.
Después esos mismo pueblos transmitieron ese mito a otras culturas: Roma, Japón, Corea y la Europa de la Edad Media son las más destacadas. En todos los casos se trata de animales que tienen como parte principal de su cuerpo un sustrato de reptil y se combina con características felinas y de ave.
Las actitudes tomadas en las culturas del mundo frente a la figura del dragón y la lucha que supone se distancian en ocasiones. Los dragones chinos (conocidos como long), los coreanos y los japoneses (ryu) son vistos como entes benévolos. En esto coinciden con los descubrimientos olmecas, en los que la figura parecida al dragón parece generadora de lluvia y fertilidad.
En contraste, los dragones europeos generalmente son considerados como seres malévolos. El tema ha variado a lo largo de la historia. Entre los romanos el dragón era considerado un símbolo de poder y sabiduría.
En “Enuma Elish”, un poema babilónico escrito hacia el año 2000 a.C, la diosa Tiamat es un dragón que simboliza los océanos y comanda las hordas del mal, cuya destrucción previa era necesaria para crear un nuevo universo ordenado. En la mitología persa destaca el caso del Azi Dahaka, un dragón malévolo.
En Rumania está el dragón geto-dacio que tenía cabeza de lobo y cola de serpiente. Esa imagen se usaba en la guerra, incluso en la bandera de Dacia hay un dragón.
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