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sábado, 12 de marzo de 2011

Dirige INAH investigación de cueva sumergida "Hoyo Negro"

Miércoles, 02 de Marzo de 2011 17:02

Hallan cráneo humano y huesos de megafauna prehistórica en cueva de Yucatán.

En Quintana Roo



*** Con la realización de un proyecto interdisciplinario se dará continuidad a la exploración del sitio y al estudio del cráneo humano y huesos de megafauna prehistórica encontrados

*** De acuerdo con imágenes captadas, además de la calavera se encontró un hueso largo que puede ser un húmero, y entre los restos de fauna se observan los de un gonfoterio.


El hallazgo de un cráneo humano y huesos de megafauna prehistórica, entre ellos los de un gonfoterio, en una cueva sumergida de la Península de Yucatán, ha dado pie a la realización de un proyecto multidisciplinario de investigación que será coordinado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), a partir del cual se dará continuidad a la exploración del sitio y al estudio de estos vestigios arqueológicos, cuya antigüedad podría ser mayor a 10,000 años.

La arqueóloga Pilar Luna Erreguerena, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, informó que luego del descubrimiento de estos restos antiguos, por tres espeleobuzos especializados en este tipo de exploración, se formulará un proyecto específico para este sitio conocido como ‘Hoyo Negro’, y que forma parte del sistema de cuevas inundadas Aktún-Ha, en Quintana Roo.

“Es muy factible que sí sea un sitio muy antiguo, por lo que es necesario protegerlo al máximo. De acuerdo con las imágenes captadas para hacer el registro, los materiales tienen buen estado de conservación. Además del cráneo se encontró un hueso largo que puede ser un húmero”.

La especialista del INAH detalló que el hallazgo se produjo tras una larga etapa de exploración que comenzó hace cuatro años. “Los espeleobuzos recorrieron un túnel subacuático de 1,200 metros de largo, hasta llegar a la entrada de una fosa conocida como ‘Hoyo Negro’, y descender 60 metros. Ahí detectaron un cráneo y un hueso largo de humano, restos de megafauna extinta y cenizas de una hoguera”.

Abundó que los hallazgos de estos materiales corresponden a tres puntos distintos dentro de la misma cueva sumergida, “se encontraron separados a una distancia de entre 20 y 30 metros, por ello no se puede decir en este momento que todo corresponde a un mismo evento, para ello es necesario hacer los estudios pertinentes. Los vestigios no se pueden relacionar aún con ninguna cultura en particular ni establecer su datación exacta”.

Luna Erreguerena comentó que aun cuando los hallazgos de restos óseos, hechos por otros investigadores también en cuevas inundadas en la Península de Yucatán, datan de alrededor de 10,000 años de antigüedad, en este caso todavía no se puede establecer ninguna fecha hasta que se haga un estudio específico sobre su antigüedad, características morfológicas, ADN y tipo de fauna, entre otros aspectos.

“Esto se hace después de la etapa de registro in situ y la toma de muestras necesarias para su análisis; una vez que se tenga todo el registro, se pensará en la posibilidad de extraer los materiales pero con base en un estudio detallado que nos indique cómo realizar este proceso sin afectarlos”.

La arqueóloga Pilar Luna comentó que en el proyecto multidisciplinario de investigación participarán arqueólogos de la SAS, especialistas de otras disciplinas afines y los propios descubridores.

En este sentido, la subdirectora de Arqueología Subacuática destacó el papel de los espeleobuzos que encontraron los vestigios, Alex Álvarez, Attolini Franco y Alberto Nava, quienes al reconocer la relevancia y la fragilidad de estos elementos, dieron aviso al INAH para proteger el sitio y evitar que otros grupos puedan dañar o alterar el contexto, afectando con ello las investigaciones.

Así mismo, la especialista del INAH agradeció la disposición de los espeleobuzos de la región, quienes han reportado otros hallazgos en estos cuerpos de agua, y enfatizó la importancia de unir esfuerzos con el Instituto para la adecuada preservación e investigación de estos sitios. “Es importante darles su reconocimiento a los exploradores y desarrollar conjuntamente un proyecto científico multidisciplinario para la recuperación y análisis de los vestigios de forma sistemática”.

La arqueóloga comentó que el INAH ha hecho un exhorto a los buzos de la zona para que no realicen inmersiones en ‘Hoyo Negro’ ni en ningún otro cenote o cueva inundada que contenga vestigios arqueológicos, que debido a su fragilidad corren el riesgo de ser dañados o incluso destruidos irremediablemente. Aseguró que el sitio en cuestión no corre ningún riesgo, ya que se ha mantenido por miles de años y puede mantenerse por mucho tiempo más, siempre y cuando no sufra ninguna intrusión humana.

Por su parte, el arqueólogo Guillermo de Anda, de la Universidad Autónoma de Yucatán, comentó que esta es la primera vez que se explora esta cueva sumergida, lo que implicó un proceso largo de observación y registro del lugar, cuya tarea ha requerido de equipos especiales de locomoción en el agua, y de gente muy preparada en técnicas de buceo en cuevas.

De Anda destacó la importancia de que bajo la coordinación del INAH, se haya formalizado un proyecto multidisciplinario y con todo rigor científico para la investigación de los restos hallados, que corresponden a un humano asociados a los de megafauna, entre los que se puede identificar un gonfoterio —especie de mastodonte— y otros huesos que deberán ser clasificados.

El investigador comentó que es muy probable que el resto del esqueleto esté cerca de estos vestigios y que existan más individuos. “Conocemos una mínima parte de la cueva, hay que seguir explorando, investigarla, y seguro que nos dará más elementos de juicio. Lo que procede es hacer un plano arqueológico con todos los materiales que puedan encontrarse en esa zona de ‘Hoyo Negro’ y registrarlos adecuadamente con fotografías y video”.

A decir del especialista, algo que sorprende de los cenotes es que son extraordinarios preservadores de materiales arqueológicos. “Tenemos en ellos una fuente de información maravillosa sobre el poblamiento de la Península de Yucatán y del continente americano”.

Al hacer una estimación de la antigüedad de los restos humanos, comentó que a priori, de manera general, la época en la que se inundaron las cuevas coincide con el periodo en el que se extinguió la megafauna, es decir, hace cuando menos 8,500 o 9,000 años, en el Pleistoceno.

Así mismo, Guillermo de Anda comentó que los huesos están en excelente estado y que el cráneo conserva gran parte de los dientes, por lo que es probable que la dentina de este individuo pueda tener ADN. “Esto tendría que corroborarse con estudios arqueométricos para determinar su antigüedad”.

Finalmente, señaló que este tipo de hallazgos puede motivar a que estudiantes de arqueología, biología y paleontología se interesen en este tipo de investigaciones, porque es una línea de estudio muy nueva en nuestro país. “Hay que voltear la mirada hacia estos contextos que son tan importantes y ricos en información”.


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