A propósito de la Expo del ámbar en San Cristóbal de Las Casas, les presento ésta lagartija millonaria...(¿o milenaria sería más cómodo decir?).
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Pero además, el Museo de Fósiles en Ámbar cuenta con una rana que fue hallada en Simojovel y es exhibida desde hace un año. “Al parecer sólo hay tres o cuatro ranas en el mundo y ésta es la mejor conservada”, agregó.
En total, el Museo de Fósiles en Ámbar cuenta con 10 mil piezas, dos mil de ellas en exhibición, donde a parte de la lagartija y de la rana, la gente puede ver de manera gratuita las hormigas, mosquitos, mariposas, chinches, polillas, arañas, grillos y hasta cucarachas fosilizadas dentro de piezas de ámbar.
Una lagartija de hace… ¡23 millones de años!
Una lagartija fosilizada que fue hallada en una pieza de ámbar chiapaneco de una antigüedad de 23.3 millones de años, es exhibida en el Museo de Fósiles en Ámbar “Piedra Escondida”, ubicado en San Cristóbal de Las Casas. El reptil es considerado el más grande del mundo encontrado en un ámbar.
Iván Milani, curador y diseñador responsable del Museo de Fósiles en Ámbar, dijo que en el mes de marzo de este año un proveedor del municipio de Simojovel les llegó a vender una pieza de ámbar rojo que contenía una lagartija, “el señor se dio cuenta de la pieza, la estaba puliendo, entonces interrumpió su proceso para traerla porque nos considera expertos y obviamente se le compró”.
Luego de un detallado trabajo del curador Iván Milani, la lagartija fue apareciendo poco a poco ya que se encontraba en un lugar difícil de pulir. El reptil mide 10 centímetros de largo, está casi completo y se puede ver de manera gratuita en el Museo de Fósiles en Ámbar propiedad de Elizabeth Gálvez Cruz, mismo que está ubicado en la Avenida 20 de Noviembre 22, Andador Eclesiástico.
El curador explicó algunos de los problemas que tuvo para que “Cocodrilo”, como fue bautizado, pudiera verse con mayor claridad: “El problema fue, que de un lado la lagartija pegaba casi en la superficie justamente donde está el color rojo y del otro lado sí se aclaró fácilmente, pero estaba muy profundo, entonces la profundidad no permitía la vista normal y no permitía la clasificación. Hice un corte escalonado para no perder las polillas y demás especies que están en la misma pieza.”
Aparte de todo ello, la pieza tiene algo muy peculiar: “La cola se perdió no por un corte mal hecho, pero vuelve a entrar a la pieza, muy curioso; tomen en cuenta que a veces las lagartijas sobre todo si son perseguidas por depredadores pierden la cola, mientras esta lagartija fue atrapada casi completa.”
Señaló que la propietaria del Museo, Elizabeth Gálvez Cruz, tiene otras lagartijas pero son pequeñas, hay unas 30 en total en el mundo, pero ésta “por la información que tenemos, es la más grande de todas; normalmente miden tres, cuatro, máximo seis centímetros, aquí estamos hablando de una lagartija de 10 centímetros”.
El biólogo del Museo de Paleontología de Tuxtla Gutiérrez, Gerardo Carbot, estudia la parte anatómica del reptil, “lo que son las patas, la cola, el aparato bucal, todos los elementos que en dado momento le van a servir con fotos más microscópicas para definir el orden, la familia y la especie”.
Destacó que este hallazgo “es muy importante porque nos dice cómo era el ecosistema, pero nos dice también que el ámbar chiapaneco tiene piezas muy raras, se le conoce como gema, más allá que tenga un fósil en el interior y nos dice un mensaje muy importante que hay un material para poder trabajar”.
Para tener una idea de la importancia de esta rana, Iván Milani indica que en el portal de National Geographic la fotografía del anfibio encontrado en un ámbar está entre las 10 imágenes más vistas.
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