De forma preliminar se reconoce una separación de las placas de Cocos y la Norteamericana, aunque todavía no se sabe el impacto real del temblor, le dice a BBC Mundo Carlos Valdéz González, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
“El piso oceánico se acerca. Es difícil de medir porque está en el océano, no se ve el movimiento. No se puede medir lo que se desplazó el fondo marino”, explica.
El último sísmo de 7,6 grados Richter causó la muerte de dos personas, heridas a una docena y afectó a unas 30.000 familias. Hasta ahora se han registrado más de 200 réplicas.
Placas.
El desplazamiento de placas terrestres es normal después de un sismo como el del pasado 20 de marzo.
En 1985 hubo un terremoto de 8,1 grados Richter de intensidad que causó separaciones de tierra de hasta 15 metros en algunos lugares.
En 2010, un movimiento de 7,2 grados en el Valle de Mexicali, al noroeste de México, cambió la zona de cultivos por hundimientos del terreno y el proceso de solifluxión, el desplazamiento masivo y lento de ciertos tipos de suelo. Este asentamiento de la tierrra modificó los mantos freáticos locales.
Ahora los científicos de la UNAM intentan averiguar el impacto del sismo más allá de los daños en la superficie.
En la región del epicentro, una de las más pobres del país, se han colocado aparatos para medir la fractura de la Placa de Cocos, ubicada casi por completo en el Océano Pacífico, y la Placa Norteamericana, donde se encuentra casi todo el territorio mexicano, excepto la península de Baja California que se ubica sobre la Placa del Pacífico.
México es un país donde los movimientos de tierra son comunes. El año pasado, el SSN detectó más de 4.000 sismos de diferentes intensidades, más de diez por día.
La mayor parte pasaron desaparcibidos para la población, aunque hubo algunos que causaron alarma, especialmente en Ciudad de México.
A pesar de la frecuencia de los sismos, los daños fueron menores. Las autoridades dicen que es consecuencia de la cultura de protección civil desarrollada a partir del terremoto de 1985, pero algunos especialistas afirman que en realidad los mexicanos se han acostumbrado a que la tierra bajo sus pies se mueve con frecuencia.
De hecho, cada vez que ocurre un evento de esta naturaleza los científicos recuerdan que, en algún momento del futuro, México vivirá un terremoto de gran intensidad.
Algo parecido a lo que se pronostica con la Falla de San Andrés, en América del Norte, que podría separarse del continente en algún momento.
Los mexicanos asumen con tranquilidad y humor el evento. Por ejemplo, tras el terremoto de 1985 que causó oficialmente las muerte de 10.000 personas, el cantante Chico Che compuso el tema “¿Dónde te agarró el temblor?”, que fue uno de los más populares de la época.
La canción todavía se repite en estaciones de radio locales cada vez que, como ahora, ocurren sismos importantes.
NOTA:
Bueno, mientras no perdamos el humor aunque sea veces medio cáustico o negro, nos pela los dientes la pelóna como decimos aqui.
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