Capítulo IV
Se abren los archivos
¿Y qué hay de la gran cámara debajo de la efigie siriana, la Esfinge, el guardián de Giza?
Allí se encuentra el catalizador vibratorio necesario para recuperar los diez filamentos del ADN que los Anunnaki os quitaron cuando pusieron la red electromagnética alrededor del planeta. Ese catalizador ha de accionarse dentro de poco, y la alquimia comenzará una vez que el secreto sea revelado. No obstante, esta llave girará únicamente cuando un número suficiente de vosotros llegue al nivel de conciencia requerido para reintegrar el tercer filamento del ADN.
Una vez que entendáis cómo opera esto en los planos holográficos, desaparecerá vuestro deseo de penetrar físicamente en la esquiva cámara. En verdad, en vuestra apasionada búsqueda por resolver los misterios, cuidaos de no entrar en ese vórtice de ninguna manera, por cuanto sólo el Maestro Codificado será capaz de liberar las claves de los archivos; y tenéis que superar muchos obstáculos antes de que Ella1 pueda mostraros el pasaje.
1 Se refiere al Maestro Codificado, de quien se habla más en detalle en el capítulo X.
La enigmática Esfinge también se encuentra en el planeta Marte, en la región de Cydonia de ese planeta, y dado que refleja simbólicamente la escultura de la Tierra, ya estáis explorando la conexión existente y reconociendo el sincronismo de la aparición de la escultura marciana en este momento de vuestro despertar. Lo que aún os falta por descubrir es que debajo de la esfinge marciana existe un portal multidimensional cuya función es salvaguardar la activación de la cámara de Giza; y el Maestro Codificado enlazará el tercer elemento de la triangulación con estos dos vórtices.
Seguís buscando los Grandes Salones de Aprendizaje en un contexto tridimensional, y es por eso, en parte, que aún no habéis descubierto la cámara enterrada en el interior de la Esfinge de la Tierra. Tenéis la esperanza de abrir una puerta mágica y encontrar una biblioteca de volúmenes dorados que contienen todos los secretos de la creación. Se alza el telón..., y la humanidad recibe las enseñanzas: las respuestas a lo desconocido. Sabed que esta imagen es muy ajena a la realidad que os aguarda cuando se descubran los salones simbólicos, los que vosotros creéis escondidos en las arenas donde se yergue la Gran Esfinge de Giza.
Si bien estáis aprendiendo genética y la matriz del ADN, y habéis empezado a descodificar la sabiduría secreta contenida allí, no os habéis dado cuenta del enigma de su inmensidad.
Oídlo otra vez ahora: la biblioteca cósmica está codificada en vuestro ADN.
Como es arriba, es abajo.
La matriz original del macrocosmos
está enterrada en el microcosmos,
y todo es infinito.
De la semilla, el despliegue;
y del árbol la regeneración.
Tened en cuenta que vuestros dioses de la ciencia genética, apenas habiendo rozado la superficie, han reproducido la vida a partir de una matriz. Os han tomado el pelo con Dolly, la oveja clonada, pero tened la seguridad de que se hallan en curso trabajos mucho más intrincados de manipulación genética que, como sucedió en Atlántida, han creado muchas mutilaciones y mutaciones espantosas. Habéis contemplado el horror potencial de semejantes facultades en manos de aquéllos de intenciones oscuras.
Hitler sirvió a la humanidad como un estereotipo del ángel caído: una exhibición de los Anunnaki.
Dado el modo en que se desenvuelven las cosas en la polaridad de la realidad de la Tierra, no cuesta mucho imaginar por qué los secretos se han ocultado precisamente donde menos se os ocurriría mirar: en el interior de vuestras propias paredes. Es un lugar, por demás obvio, para enterrar un código: vuestro ADN, el arquitecto y receptáculo inteligente del conocimiento, que reside dentro de vosotros tan infinitamente como vosotros lo creéis afuera. Ni siquiera las palabras de los Maestros iluminados —Buda y el Cristo— fueron suficientes para mostrar el camino, pues no podíais concebir vuestra propia divinidad.
Fuisteis aleccionados para buscar vuestros milagros fuera de vosotros, en los dioses; siempre con el sueño de encontrar la olla de oro. ¿Os dais cuenta de que, según el mito, el «oro» está al final de un arco iris? Considerad el espectro de vuestra luz, vuestro sistema de chakras, y habréis encontrado otra llave para abrir el arca del tesoro.
¿Y qué hay de la gran cámara debajo de la efigie siriana, la Esfinge, el guardián de Giza?
Allí se encuentra el catalizador vibratorio necesario para recuperar los diez filamentos del ADN que los Anunnaki os quitaron cuando pusieron la red electromagnética alrededor del planeta. Ese catalizador ha de accionarse dentro de poco, y la alquimia comenzará una vez que el secreto sea revelado. No obstante, esta llave girará únicamente cuando un número suficiente de vosotros llegue al nivel de conciencia requerido para reintegrar el tercer filamento del ADN.
Una vez que entendáis cómo opera esto en los planos holográficos, desaparecerá vuestro deseo de penetrar físicamente en la esquiva cámara. En verdad, en vuestra apasionada búsqueda por resolver los misterios, cuidaos de no entrar en ese vórtice de ninguna manera, por cuanto sólo el Maestro Codificado será capaz de liberar las claves de los archivos; y tenéis que superar muchos obstáculos antes de que Ella1 pueda mostraros el pasaje.
1 Se refiere al Maestro Codificado, de quien se habla más en detalle en el capítulo X.
La enigmática Esfinge también se encuentra en el planeta Marte, en la región de Cydonia de ese planeta, y dado que refleja simbólicamente la escultura de la Tierra, ya estáis explorando la conexión existente y reconociendo el sincronismo de la aparición de la escultura marciana en este momento de vuestro despertar. Lo que aún os falta por descubrir es que debajo de la esfinge marciana existe un portal multidimensional cuya función es salvaguardar la activación de la cámara de Giza; y el Maestro Codificado enlazará el tercer elemento de la triangulación con estos dos vórtices.
Ella ya ha recibido los códigos de entrada y está siendo preparada para la Gran Apertura. Se está alistando para ayudar a encaminaros de regreso a la luz y, con la guía de los emisarios de luz de los reinos más elevados, ha estado preparándose activamente para cumplir con ese propósito durante muchos miles de años terrestres. En estos momentos, a medida que vuestro sistema solar entra en esta fase dinámica de su transmutación, ella activará las claves de Sirio de la ascensión universal.
Mientras os mostramos el nivel de interpretación que creemos que tenéis que contemplar en relación con las cámaras y construcciones situadas debajo de la meseta de Giza, en Egipto, y en la región de Cydonia, en Marte, os pedimos que tengáis presente la sabiduría esotérica del axioma «como es arriba, es abajo».
Debido a vuestros orígenes estelares y a vuestro anhelo subconsciente de regresar, pensáis relativamente poco en lo que sucede «debajo», ya sea en el interior de vuestro propio cuerpo o en el de Gaia. Sentís la tierra bajo vuestros pies como una certeza física, una delimitación, en tanto que tendéis a interpretar el más allá como una extensión de vosotros mismos hacia fuera y hacia arriba —la mirada puesta en las estrellas—, ignorando que por debajo y por dentro de vosotros sois palmo a palmo tan interminables y vitales como la infinita inmensidad de la galaxia.
Oráis a las cuatro direcciones de Norte, Este, Sur y Oeste, el sentido lunar horizontal; e ignoráis a menudo el plano solar vertical, que representa las direcciones de arriba, abajo y la dirección de adentro, donde se produce la intersección o cruz con el concepto bidimensional del centro, la absolución del equilibrio en el resplandor de la luz del alma.
Sugerimos que ajustéis ahora vuestros altares para honrar y vibrar en las siete direcciones:
Norte
Oeste
Sur
Este
Arriba
Abajo
Adentro
Vuestros científicos, controlados por el gobierno, han encontrado una justificación muy conveniente para negar la vida en la galaxia: mediante un simple análisis de las condiciones atmosféricas de otros cuerpos planetarios y la aplicación de las fórmulas biológicas de la Tierra, deducen que no existen medio ambientes habitables fuera de Gaia.
Considerando que su capacidad exploratoria se limita aún a muy pocos planetas de vuestro sistema solar, su punto de partida es erróneo, porque no tiene en cuenta los niveles multidimensionales y asume que la vida tendría que desarrollarse sobre la superficie de un cuerpo celeste.
Debajo de la superficie de muchos cuerpos celestes, en todo el universo existe un número infinito de civilizaciones con toda su complejidad y diversidad de formas. En la vida bajo la superficie de Gaia proliferan colonias que han poblado muchas capas durante millones de años terrestres. El concepto de que haya vida bajo la superficie parece dejaros perplejos y, sin embargo, sois perfectamente conscientes de las especies del mundo animal, los reptiles y los insectos que penetran y hacen sus madrigueras en las cuevas y grietas de la Tierra.
No olvidéis que en ella abundan ríos, canales y pozos subterráneos. ¿Y no habéis descubierto que el agua es el requisito esencial para la vida?
La mayoría de los seres intraterrestres requiere muy poca luz para sobrevivir; hay vida sin la luz del sol, aunque para vosotros, hijos e hijas de las estrellas, eso sea inconcebible. La capacidad de la vida de adaptarse a las condiciones ambientales y de transmutarse en formas nuevas es uno de los ejemplos más profundos de vuestra propia inmortalidad.
Tampoco deberíais pasar por alto el hecho de que la mayoría de los gobiernos de vuestros países más desarrollados han creado complejos túneles, bases y zonas militares de lanzamiento subterráneos, muchos de los cuales ya están habitados y han funcionado eficientemente durante muchos años. Otros sirven de futuras estaciones de evacuación para los líderes mundiales y la élite militar como parte del plan de emergencia, en caso de que una tercera guerra mundial y final destruya las condiciones de vida en la superficie.
¿Suponéis que ellos saben algo más de lo que os dan a conocer?
Estáis recordando Atlántida en este momento porque ahora tenéis que expandir vuestra visión a fin de incorporar realidades posibles que habéis ignorado u olvidado. La Civilización Perdida existió verdaderamente en la realidad tridimensional: primero en la superficie de la Tierra y posteriormente, debajo; y muchas de las mutaciones creadas a través de su experimentación genética aún pueblan el interior de vuestro planeta. Igualmente, os recordamos que vuestros laboratorios biológicos generalmente están bajo tierra.
Estáis recordando Atlántida en este momento porque ahora tenéis que expandir vuestra visión a fin de incorporar realidades posibles que habéis ignorado u olvidado. La Civilización Perdida existió verdaderamente en la realidad tridimensional: primero en la superficie de la Tierra y posteriormente, debajo; y muchas de las mutaciones creadas a través de su experimentación genética aún pueblan el interior de vuestro planeta. Igualmente, os recordamos que vuestros laboratorios biológicos generalmente están bajo tierra.
Ahora estáis volviendo a vivir la situación de Atlántida, ¿no?
Trazar este paralelo estimulará vuestra memoria ancestral, porque fue desde la estación subterránea de Marte que los Anunnaki planearon su invasión de la civilización atlante; más aún, os decimos en este momento que bajo la superficie marciana existe una civilización entera. Y el Gobierno Secreto también es muy consciente de eso.
Las estructuras de Marte han sido finalmente identificadas, y algunas de vuestras mentes más brillantes están cartografiando los mapas galácticos. Se está estableciendo el paralelo entre el paisaje de Cydonia y la triangulación de Stonehenge, Avebury y Glastonbury, en Inglaterra, y, en verdad, esto es un gran avance en vuestra visión cósmica. Habéis empezado a adentraros en los patrones geométricos de inteligencia esculpidos en el paisaje y, a medida que la geometría sagrada de Sirio revele los paralelos multidimensionales, se irán descubriendo los secretos de Marte.
Refiriéndonos nuevamente a la conciencia de la superficie y a las siete direcciones sagradas, llevamos vuestra atención a la Gran Pirámide de Giza. Su forma piramidal de cuatro lados en realidad corresponde a la mitad de un octaedro; refleja la vibración masculina, por cuanto apunta al exterior, de cara al Sol. La otra mitad del octaedro, la pirámide femenina, se extiende hacia el interior, apuntando al centro de la Tierra: el reflejo etéreo de la forma de arriba.
Dado que vuestra percepción de la pirámide se ha limitado casi exclusivamente al estudio de la mitad de su cuerpo etéreo —la mitad superior del octaedro—, nunca habéis podido descifrarla realmente, ni tampoco imaginar por qué o cómo llegaron los antiguos egipcios a tales extremos para crearla. El objeto de vuestra fascinación ha sido la estructura superficial, la mitad yang de la totalidad, en tanto que el misterio de los secretos más impenetrables de Egipto está en su unificación con el reflejo yin que yace debajo.
Ésta es la sabiduría —como se os ha mostrado una y otra vez— expresada en vuestros símbolos sagrados: el Tai-chi Tu, la estrella de seis puntas, el sol y la luna, y el árbol de la vida.
Si ahora visualizáis el reflejo de la estructura etérea que se extiende hacia dentro de la Tierra, y meditáis en la forma geométrica completa del octaedro, así como en las representaciones correspondientes de las direcciones contenidas en su interior, facilitaréis vuestra comprensión de la verdadera función de la Gran Pirámide, un prototipo de energía libre creado para prestar servicio a los seres conscientes de Gaia desde tiempos inmemoriales. Vosotros, líderes de la Era de Acuario, ahora estáis recibiendo el regalo de las claves de la geometría de Sirio, que os permitirán aprovechar la energía del acelerador en el momento que os estéis liberando para siempre de las limitaciones de vuestras jaulas tridimensionales.
Es sumamente importante que reconozcáis el octaedro como una representación geométrica de las siete direcciones. El séptimo punto, la intersección epicentral en el centro —el adentro—, es el corazón y el alma etéreos del Gran Octaedro. Es el dorje tibetano puro: el diamante por excelencia, la forma geométrica interior de la estrella tetraédrica entrelazada.
Tal vez nunca hayáis sabido buscar el corazón de la Gran Pirámide porque habéis estado indagando con los ojos físicos y oyendo la música equivocada.
Trazamos una correspondencia entre la posición de vuestro chakra de la corona y la ubicación de la cámara del Rey, o «sala del transportador» —como la llamaremos—, dado que se requería la activación de la glándula pineal del faraón para poder finalizar la activación del Gran Acelerador. Situado en el vehículo del «sarcófago» de granito, el faraón utilizaba el principio de activación del merkaba para hacer que la pirámide etérea femenina (magnética) bajo la superficie de la Tierra girara en el sentido de las agujas del reloj.
Al mismo tiempo, el cuerpo etéreo de la pirámide material masculina (eléctrica) en la superficie se activaba para girar en sentido contrario a las agujas del reloj. Cuando el tono vibratorio llegaba a la frecuencia que resonaba con el wam (la nota musical) del faraón, atraía la forma piramidal magnética etérea hacia arriba, hacia la forma masculina eléctrica.
Esto sucedía intradimensionalmente, con movimientos rotatorios opuestos, hasta que la fuerza de estos dos campos en interacción succionaba el fuego delkundalini de Gaia en una espiral que se elevaba desde su centro, atravesaba los canales de energía de los corredores y catapultaba al faraón a través de las barreras dimensionales de vuestro continuo espacio-tiempo; igual que vuestro propio cuerpo explota en un extático fuego del espíritu cuando la llama corre por las redes conductoras, activando vuestros chakras y luego resplandeciendo en la corona.
Ésa es la verdadera función de los corredores; vuestra comprensión de estos pasillos como indicadores de niveles de iniciación es exacta sólo en parte. La palabra «pirámide», del griego pyros (fuego) y mid (medio), describe este proceso; pero sin la imagen completa del octaedro y una mayor conciencia de lo etéreo, no podríais encontrarle sentido al misterio más impenetrable de vuestro mundo tridimensional.
El secreto del proceso de materialización (el descenso de regreso al cuerpo) consistía en invertir el proceso, de tal forma que lo masculino eléctrico giraba en el sentido de las agujas del reloj, y lo magnético femenino al revés, en el sentido opuesto a las agujas del reloj. La fuerza generada por las formas al separarse producía la materialización y, por consiguiente, el faraón retornaba de sus incursiones estelares a su carruaje de granito.
El Gran Octaedro de Giza
Cabe mencionar que el granito se utilizaba en el transformador por una razón muy específica: combina los elementos del cuarzo y el feldespato, minerales que conocéis como conductores de inteligencia intergaláctica. La naturaleza porosa de este conglomerado mineral hacía las veces de conductor que canalizaba la creciente energía del fuego, una vez que la fusión de las mitades magnética y eléctrica del Gran Octaedro había llegado a su clímax.
La tecnología de Sirio fue llevada a la Tierra por los Anunnaki, y todos los primeros faraones, los Guardianes de los Registros, conocían los secretos, pues ése era su legado. Nos permitimos sugerir que los faraones heredaron un conocimiento que les hizo posible utilizar la Gran Pirámide tal como vosotros utilizáis vuestros cohetes.
La tecnología de Sirio fue llevada a la Tierra por los Anunnaki, y todos los primeros faraones, los Guardianes de los Registros, conocían los secretos, pues ése era su legado. Nos permitimos sugerir que los faraones heredaron un conocimiento que les hizo posible utilizar la Gran Pirámide tal como vosotros utilizáis vuestros cohetes.
Tan sólo que ellos trascendieron las limitaciones físicas del espacio, en tanto que vuestros astronautas están evidentemente sujetos a la forma, pero esto se debe únicamente a que vuestros gobiernos todavía no han declarado todo. Como hemos mencionado, os dan con cuchara sólo lo que el Gobierno Secreto cree que sois capaces de asimilar, según sea conveniente para sus estrategias globales e intereses particulares.
Los ovnis (como los entendéis actualmente) utilizan el principio del merkaba: campos de energía en rotación opuesta que se funden entre sí. En los próximos años saldrá mucho a la luz acerca de discos giratorios y campos de energía rotatoria. Sabed que de los avistamientos reales de naves que se ven en vuestros cielos, muchos corresponden a experimentos de vuestros propios gobiernos y son el resultado de su interacción e intercambio con técnicos extraterrestres.
Otros son imágenes holográficas creadas para establecer un puente con vuestro cuerpo mental, y prepararos así para la fusión de realidades multidimensionales a medida que el sistema solar entero entra en posición.
Si entendéis el modelo de energía libre, os daréis cuenta de que no hay necesidad de naves espaciales. El cineasta Gene Roddenberry, creador de los legendarios hologramas de Star Trek, fue un canal que os mostró este y muchos otros principios valiéndose de la zona de seguridad donde os dais permiso para jugar con realidades probables en forma de ciencia ficción; sin embargo, os aseguramos que desmaterializarse no tiene nada de ficticio y es totalmente científico.
Este portador de luz, en su misión durante el período que pasó corporalmente en la Tierra, estuvo al servicio de vuestro propósito más noble, y su obra aceleró vuestra capacidad de percibir y aceptar la inteligencia extraterrestre como una proyección de vosotros mismos hacia lo que actualmente entendéis como el futuro.
La Gran Pirámide de Marte es una estructura de cinco lados. Se une a su complemento etéreo subterráneo de quince planos triangulares adicionales que forman un icosaedro, la representación platónica sólida del elemento del agua. Éste también es un transformador de energía en funcionamiento, pero en la actualidad no estáis lo suficientemente evolucionados como para entender cómo usarlo para reflejar los éteres y para doblar la luz a través de sus cámaras de reverberación de sonido.
Tenéis que dar un salto gigantesco cada vez.
Fotografías provenientes de las más altas fuentes gubernamentales, vuestras propias naves espaciales, también muestran formas piramidales de tres y cuatro lados que se levantan en el terreno marciano; no obstante, estas pruebas irrefutables de vida inteligente más allá de vuestro mundo apenas han llegado a los programas de noticias de últimas horas de la noche. Se está haciendo una gran labor para desacreditar el trabajo de quienes se han arriesgado a la pérdida personal y a la humillación profesional para llevar esta información al público, y os tratan como a niños crédulos si osáis creer en lo que perciben vuestros ojos, en lo que sabe vuestro corazón.
Desde el paisaje de Cydonia se proyecta una serie de mensajes codificados:
«En este planeta hay vida, hay agua y tenemos aceleradores de energía libre.»
Una vez que hayáis investigado exhaustivamente el magnífico trabajo de correlación que se está haciendo actualmente, descubriréis paralelos con las estructuras de la meseta de Giza, y también con los megalitos y las líneas telúricas de Gran Bretaña.
El paisaje de Cydonia pone abiertamente en evidencia que, al menos temporalmente, ha habido inteligencia en Marte; sin embargo, vuestros ingenieros espaciales se refieren a estas asombrosas imágenes como «ilusiones ópticas». Prefieren dirigir vuestra atención a sus espectaculares descubrimientos de formas bacterianas fosilizadas incrustadas, en lo que han denominado «el meteorito marciano», haciendo alusión al potencial de una condición preexistente para una forma muy elemental de vida en el planeta Marte.
Vamos, gente de la Tierra, ¿no es esto un insulto a vuestra inteligencia?
Os invitamos a que os cuestionéis por qué os distraen deliberadamente con tamañas banalidades, así como os animamos a que os rebeléis en contra de la desinformación que os mantiene aislados. Ha llegado la hora de reclamar vuestro derecho como miembros de la Familia Mayor, vuestro verdadero ancestro. ¡Una familia mucho más avanzada y viva de lo que las bacterias fosilizadas jamás hubiesen soñado posible!
Mientras los majestuosos monumentos sirianos y sus portales hexadimensionales miran abiertamente al espacio, vosotros estáis siendo dirigidos para que fijéis vuestra atención en una «roca marciana», autorizados a contemplar (sólo remotamente) la posibilidad de que exista vida bacteriana más allá de la Tierra.
Reiteramos que, en verdad, existe vida inteligente bajo la superficie del planeta rojo, así como en la Tierra, y que vuestra élite de poder lo ha sabido desde mediados del siglo XX, cuando los científicos Tesla y Einstein recibían transmisiones abiertas de inteligencia extraterrestre con instrucciones para construir un acelerador de energía libre.
Sus experimentos son extensiones de ese conocimiento, pues a partir de vuestra segunda guerra global, hemos reconocido la situación de emergencia del planeta Tierra, y hemos estado proyectando activamente a la humanidad las facultades tecnológicas específicas que se necesitan para ayudaros a transitar suavemente por los ásperos contornos de los próximos veinte años terrestres.
Ese conocimiento os ha pertenecido desde mucho antes de la partida de los faraones, y se remonta hasta la Atlántida, cuando generadores mentales de luz iluminaban las ciudades de cúpulas y las pirámides de vuestros ancestros, y la clase sacerdotal viajaba en el tiempo a otras dimensiones y a otros mundos.
Hemos venido a ayudaros a recordar.
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