El biohacking, compuesto por las palabras “biología” y “hacking” es una práctica cuyo propósito es el acercamiento de la ciencia a la ciudadanía; trasladando los laboratorios de investigación a los garajes u hogares del público general.
Los participantes de esta biología de “andar por casa” o biología casera, se identifican con la estética biopunk así como con el movimiento Transhumanista y el Techno-progresismo. Cuentan con su propio Manifiesto, en el que reclaman laalfabetización científica de la sociedad “para ser colaboradores activos de su propia salud, la calidad de su comida, agua y aire, sus interacciones con sus propios cuerpos y el complejo mundo que les rodea”, según afirma Meredith Patterson, autora de dicho documento.
El biohacking comprende la gestión de la propia biología utilizando una serie de técnicas médicas, nutricionales y electrónicas con objeto de ampliar las capacidades físicas y mentales del sujeto.
Un ejemplo de biohacking es “Circadia” , un dispositivo implantable que puede leer datos biomédicos y transmitirlos a Internet a través de bluetooth. El dispositivo, desarrollado por Grindhouse Wetware, es además un proyecto de código abierto, por lo que cualquier usuario puede descargárselo , modificarlo o utilizarlo para sí mismo. El implante, no solo acumula datos médicos, también puede mostrar (mediante LEDs a través de la piel) mensajes, advertencias o textos desde un smartphone con Android al implante.
Circadia es solo un pequeño ejemplo. Estos nuevos hackers de la materia viva se mueven en todos los campos imaginables de la biología genética (como la extracción de ADN en casa con fines didácticos), pero por interesantes e idealistas que sean estas prácticas, los problemas de bioseguridad que plantean son palpables.
Quizá en un futuro próximo con una mayor difusión y comprensión de estos laboratorios de garaje podría surgir el siguiente imperio empresarial, como ya sucedió con otras compañías en el pasado como Google, Microsoft o Apple.
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