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jueves, 30 de junio de 2011

Cozumel: Una isla para quedarse

A este destino hay que ir por más de tres días. Tiene joyas, playas le sobran, hay diversión, zonas arqueológicas, golf, los mejores sitios para bucear y sus antros los cierran a las seis de la mañana.


Qué lástima! Dicen que la mayor parte del turismo que llega a Cozumel, una de las islas más bonitas y habitadas del Caribe mexicano, sólo va por un día, para comprar, pues es una zona libre, es decir, los productos carecen de impuestos. Eso es cierto, comparamos los precios de la plata y de las artesanías y son más baratos que en otras provincias; eso sí, hay que tener cuidado para escoger y no incomodarse con el trato que dan a los mexicanos las personas que atienden las joyerías, pues cuando les dices que no te hablen en Inglés porque eres mexicano y que vas a pagar en pesos, la situación cambia radicalmente.

Fuera de ello, llegar a esta coqueta isla que ya ha inspirado varios musicales, es muy divertido, empezando por su nombre ¿A poco no suena bonito? Cozumel proviene del maya Cuzam, “golondrina” y Lumil, “tierra de”, así que Cuzamil es “Tierra de golondrinas”. Con el tiempo y con el diferente uso que lugareños y extraños fueron haciendo de este vocablo, la palabra se transformó hasta ser Cozumel, como hoy se le conoce. Los mayas creían que la isla era un santuario sagrado.

Yo no sé si santuario o no, lo único que sé es que las aguas de Cozumel tienen un azul turquesa que uno no se cansaría de verlas constantemente, porque a medida que los rayos del sol van cambiando de posición y penetran en ellas, en perfecta armonía éstas cambian de color y se vuelven o más oscuras o más claras, pero sin salir del fascinante azul-verde que caracteriza a las aguas de Caribe Mexicano.

En Cozumel verdaderamente se puede disfrutar todo el día de la playa; tanto niños como adultos porque el oleaje que hasta ellas llega es muy tendidito y en su arena blanca y fina se puede jugar, correr, acostarse, caminar, brincar, sin que se corra el riesgo de sufrir escoriaciones en los pies o en el cuerpo.

Dicen los que conocen, que bucear en los arrecifes de Palancar o de Santa Rosa y El Cedral, no tiene comparación, ahí se puede disfrutar de una gran extensión de fantásticos jardines de coral o sumergirse en los túneles llenos de vida de la Garganta del Diablo en Punta Sur, ricos en bancos de peces de alucinantes colores, tortugas y muchas especies más.

En tierra

Los atractivos que tiene Cozumel en tierra también son muchos, su plaza principal es uno de ellos, se trata de una larga avenida, la Rafael Melgar, donde se encuentran varios muelles; el Punta Langosta y el Internacional, ahí llegan cruceros de distintos tamaños y sus pasajeros dan vida y alboroto a los múltiples establecimientos de artesanías, joyerías, perfumerías, restaurantes y ropa que ahí se han instalado.

Pero no sólo los cruceros llevan turismo a Cozumel, hay un ferry que también trae visitantes desde Cancún, Isla Mujeres o de Playa del Carmen para que realicen compras, sobre todo de joyería, pues aquí es relativamente barato conseguir brillantes, relojes, esmeraldas o algunas otras piezas finas engarzadas en plata u oro con diseños muy exclusivos.

Cuentan los que ahí trabajan a diario que cuando no hay cruceros las ventas bajan mucho y el ánimo del pueblo se apaga, por eso, cuando hay turismo, quienes atienden las tiendas han suprimido la famosa “hora de la siesta” a cambio de conseguir buenas ventas y departir con el turista.
Al muelle hay que ir temprano o bien pasadas las cuatro de la tarde, porque entre las 12:00 y las 16:00 horas, el calor agobia y ni siquiera entrar a los establecimientos que tienen aire acondicionado alivia; portar una gorra o sombrero es muy recomendable. Hay que visitar el zócalo y tomarse una refrescante paleta bajo la sombra de un flamboyán pintado todo de anaranjado.

Otro día dedícalo a visitar San Gervasio, una zona arqueológica importante de la isla. Este era un punto estratégico y también sagrado de los mayas donde se desarrollaba el comercio y la política. Deshabitado desde el año 200 D.C. hasta la conquista española, se dice que San Gervasio era santuario de la diosa Ixchel, divinidad de la fertilidad entre la cultura maya. Ahí hay que conocer cuatro distritos: Manitas, la Plaza Central, Murciélagos y Ramonal. El Cedral, el Castillo Real y El Caracol son otros sitios que no hay que omitir.

Y si de boda se trata, Cozumel tiene todo para una fiesta perfecta; los hoteles de cinco estrellas que hay en la isla cuentan con lo necesario para que ese día sea inolvidable, y si la diversión no es suficiente en el hotel, los antros que se localizan en el muelle cierran a muy temprana hora del día siguiente. ¡Ya ves, Cozumel no es para un día¡ Es para quedarse!


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