Descubren y rescatan en Chiapas un monolito mixe-zoque
que representa a un jaguar
que representa a un jaguar
La escultura con la representación del jaguar de casi una tonelada, fue
hallada en el sitio prehispánico de Izapa, en la región del Soconusco y
su antigüedad es de 2,000 años
Ciudad de México, DF, México, 5 de septiembre de 2012, México
Ambiental.- Una escultura monolítica de más de una tonelada de peso con
la representación de un jaguar echado, fue descubierta recientemente
en el sitio prehispánico de Izapa, en la región del Soconusco, Chiapas.
Se estima que la pieza grabada tiene 2,000 años de antigüedad y fue
hallada en el lecho de un río. Debido a su peso no fue sacada de
inmediato sino hasta hace unos días cuando técnicos y arqueólogos del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) lideraron
los equipos que realizaron la maniobra de más de siete horas.
Este monumento mide 1.38 metros de largo por 87 centímetros de
alto y 52 centímetros de espesor y sólo presenta grabados por una de
sus caras con la fisonomía de un jaguar, con las patas delanteras y
traseras flexionadas como si estuviera echado.
Izapa se localiza en el municipio de Tuxtla Chico, cerca del
volcán Tacaná. Es uno de los centros más importantes en la historia
cultural precolombina des esa región del país. Los arqueólogos
consideran que el asentamiento prehispánico fue edificado por grupos de
filiación mixe-zoque que en algún momento de su desarrollo crearon su
propio estilo, denominado estilo Izapa.
Emiliano Gallaga Murrieta, delegado del INAH en Chiapas explicó
que las maniobras para rescatar la escultura prehispánica comenzaron a
las 7 de la mañana y después de 5 horas, los 10 trabajadores que
participaron en el rescate, lograron sacar el monumento del lecho del
río.
La operación fue dirigida por los arqueólogos Robert M. Pinter y
el propio Emiliano Gallaga, durante las cuales se usó un sistema de
poleas adaptado en el lugar con polines y cuerdas, que sirvió para
alzar la escultura y subirla a una camioneta del INAH.
Finalmente a las 14:00 horas fue trasladada hasta el Grupo F, a
500 metros de donde se encontró, para ser resguardada dentro dicho
sector de la Zona Arqueológica de Izapa.
Gallaga Murrieta informó que la escultura del jaguar será sometida
a un proceso de conservación, en el que será limpiada para poder
analizar con más detenimiento su iconografía, toda vez que tiene una
capa de musgo y líquenes que impide observar detalles de los motivos
grabados.
Esta es la escultura número 91 que se registra en la zona
arqueológica de Izapa, uno de los sitos prehispánicos de Chiapas con
mayor número de elementos que hasta ahora totalizan 284 monumentos
descubiertos hasta ahora, entre esculturas, estelas, altares y tronos.
Algunos de los monolitos son lisos y otros tienen grabados que han
sido calificados por los expertos como extraordinarios por la calidad
de los trazos y la riqueza iconográfica.
En los monumentos de Izapa está plasmada la cosmovisión del pueblo
que edificó esta ciudad hace aproximadamente 2,500 – 2,000 años y que
posiblemente es de origen mixe-zoque, una cultura anterior a la maya.
Vale decir que algunas imágenes hacen referencia a diversos mitos que
están narrados en el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas.
El director del Centro INAH-Chiapas dijo que esta pieza no sólo
incrementa el acervo escultórico de Izapa, sino que reitera la
importancia de dicho animal en el pensamiento ritual de las culturas
mesoamericanas y muestra la sensibilidad de un pueblo para plasmar
conceptos en piedra.
Es una escultura de bulto que posiblemente estaba en proceso de
elaboración porque el resto de la pieza es liso. “Las esculturas de
Izapa se realizaban con piedras porque no había metales en esa época y
en algunos casos los indígenas usaban cinceles de jade. Por las
características del monumento y del material asociado, se estima que
puede tener una antigüedad aproximada de dos mil años”.
El monolito se encontró a finales de la temporada de campo 2011 en
el Proyecto Reconocimiento Regional de Izapa, dirigido por el
arqueólogo Robert M. Pinter Rosenswig de la Universidad de Albany,
que únicamente examinó la superficie donde se asienta Izapa, que consta
de 127 hectáreas, desde la costa hasta pie de monte.
Al final de la temporada de campo, se localizó una piedra labrada
de grandes dimensiones sobre el lecho de un arroyo que desemboca en el
río Izapa, dentro de la propiedad del señor Rafael Hernández Josorio;
la roca estaba boca abajo por lo cual no se distinguían los motivos
iconográficos, sólo se alcanzaba a ver que estaba labrada.
“Por sus dimensiones y el sitio donde se encontró la piedra no se
pudo sacar de inmediato y se dejó ahí, para rescatarla en la siguiente
temporada que comenzó en este mes de agosto”, comentó Gallaga Murrieta.
El monumento se localizó en el lado noreste del sitio de Izapa, a
cinco metros de un edificio de pequeñas dimensiones nombrado montículo
53; la hipótesis que han establecido los arqueólogos es que el
Monumento 91 pudo estar originalmente en la parte superior de la
Estructura 53 y en algún momento cayó o fue deliberadamente desplazado.
Ese montículo es una construcción de pequeñas dimensiones que
tiene asociadas estelas y monumentos, pero aún no se ha estudiado por
lo que se desconoce la función que tuvo en la época prehispánica.
Emiliano Gallaga comentó que además de la escultura monolítica, en el
lecho del río también se encontraron metates, una tinaja de piedra y
piezas de cerámica, entre las que destacan vasijas trípodes con las
patas decoradas, fechadas para el periodo Clásico Temprano (200-600
dC).
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