Los solsticios, “sol quieto” por su significado etimológico, son los momentos en el cual el sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, repercutiendo de esta manera en la duración del día. Este evento ocurre dos veces al año, el solsticio de verano que abarca los días 20 y 21 de junio por la mañana (el día más largo del año); y el solsticio de invierno el cual se presenta durante los días 21 y 22 de diciembre por la tarde (el día más corto del año).
Así en Yucatán, durante estos días se tiene la oportunidad de observar la increíble precisión de la astronomía Maya integrada a su arquitectura. Durante la puesta de sol, entre tres y cinco de la tarde, en el castillo de Chichén Itzá se podrá observar que dos caras se mantendrán iluminadas, mientras que la otra mitad de la pirámide permanecerá en total oscuridad.
El solsticio de invierno marca el final del otoño y la bienvenida del invierno; se dice que los mayas construyeron estas complejas estructuras para planear sus vidas en base a las cualidades de la tierra, naturaleza y ambiente en cada una de estas estaciones.
Actualmente, este evento se ha convertido en una tradición tanto para los residentes del estado así como para los visitantes extranjeros, asistir al castillo de Chichén Itzá para cargarse de energía positiva y comenzar el año venidero de la mejor manera y con un espíritu reluciente.
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El Castillo de Chichén Itzá se dividirá en dos el 21 de junio, cuando la mitad del mismo se ilumine y la otra parte permanezca en penumbra. El académico del Instituto Tecnológico de Mérida, Eddie Salazar Gamboa, destacó que esta maravilla arqueoastronómica es un marcador del solsticio de verano, que ha sido validado con fotografías tomadas por la NASA. Expuso que este acontecimiento pudo representar a los mayas el anuncio del periodo de la cosecha de semillas y frutos, y que su máximo acercamiento al norte establecía el día más largo del año.
Así en Yucatán, durante estos días se tiene la oportunidad de observar la increíble precisión de la astronomía Maya integrada a su arquitectura. Durante la puesta de sol, entre tres y cinco de la tarde, en el castillo de Chichén Itzá se podrá observar que dos caras se mantendrán iluminadas, mientras que la otra mitad de la pirámide permanecerá en total oscuridad.
El solsticio de invierno marca el final del otoño y la bienvenida del invierno; se dice que los mayas construyeron estas complejas estructuras para planear sus vidas en base a las cualidades de la tierra, naturaleza y ambiente en cada una de estas estaciones.
Actualmente, este evento se ha convertido en una tradición tanto para los residentes del estado así como para los visitantes extranjeros, asistir al castillo de Chichén Itzá para cargarse de energía positiva y comenzar el año venidero de la mejor manera y con un espíritu reluciente.
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Solsticio dividirá en dos pirámide de Chichén Itzá
El Castillo de Chichén Itzá se dividirá en dos el 21 de junio, cuando la mitad del mismo se ilumine y la otra parte permanezca en penumbra. El académico del Instituto Tecnológico de Mérida, Eddie Salazar Gamboa, destacó que esta maravilla arqueoastronómica es un marcador del solsticio de verano, que ha sido validado con fotografías tomadas por la NASA. Expuso que este acontecimiento pudo representar a los mayas el anuncio del periodo de la cosecha de semillas y frutos, y que su máximo acercamiento al norte establecía el día más largo del año.
Los sacerdotes astrónomos de diversas culturas constataron que en esta fecha, el Sol tiene su máxima declinación al norte, y es “cuando el Sol parece detenerse al llegar a su máximo desplazamiento sobre el horizonte”. Incluso, es el día más largo del año. En esta ocasión, tendrá una duración de 13 horas con 25 minutos, ya que el Sol aparece sobre el horizonte a las 6:18 y se oculta a las 19:43.
Al menos en la Península de Yucatán, se registra un suceso peculiar, ya que el solsticio de verano se registra 28 días después del paso del Sol sobre el cenit, es decir, el equivalente a una lunación. El astrónomo yucateco indicó que desde el punto arqueoastronómico, se registran fenómenos de luz y sombra en edificios de diversas ciudades precolombinas mayas, tal es el caso de Dzibilchaltún y Chichén Itzá, principalmente.
Además que “es un indicador de que el constructor Del Castillo sabía también de astronomía”, porque en el caso del solsticio de invierno, el fenómeno ocurre a la inversa, pues se observa al atardecer. El costado sur y poniente quedan iluminados, mientras que el norte y oriente permanecen en sombras.
* Con información de Notimex
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