A partir del análisis del tipo de vestimentas y el simbolismo que se dio a las materias colorantes, especialistas han logrado entender la cosmovisión del México antiguo
Cultura Ciudad
Teotihuacán, Estado de México
INAH/Todoteotihuacan.com
2011-11-18 20:56:00
Teotihuacan, Méx.- La identificación de ornamentos y vestimentas características de cada uno de los dioses prehispánicos, que permiten entender la cosmovisión de los habitantes del México antiguo; así como el significado de los materiales de donde se obtenían los colorantes utilizados para la decoración facial y corporal de sus deidades, son algunas de los análisis y aportaciones presentados en el ciclo de conferencias Atavíos de los dioses y señores en los códices mexicanos, que se realiza en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
En dicho encuentro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), participan expertos del INAH, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y El Colegio de San Ignacio de Loyola, quienes presentan sus avances y nuevas investigaciones.
Tal es el caso de la historiadora Elodie Dupey García, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, quien expuso el tema Pintura corporal de las divinidades nahuas, donde habló del valor simbólico que les dieron los antiguos mesoamericanos a las fuentes de las que conseguían los colorantes —más allá de ser sustancias de decoración y embellecimiento—, y a la relación entre las funciones y personalidades de los dioses con los pigmentos y materias primas de donde se obtenían éstos, como el almagre u óxido de hierro rojo que se relacionaba con el calor, o la tierra blanca conocida en náhuatl como tizatl, vinculada con la valentía y el devenir cósmico.
Elodie Dupey manifestó que existe una relación entre la procedencia del pigmento y su simbolismo, con la identidad, funciones y personalidad de las divinidades nahuas que lo portaban como pintura facial o corporal; por ejemplo el almagre siempre se usó para dar la coloración roja a las deidades Chicomecóatl, diosa de la cosecha y los productos alimenticios como el maíz, y Xiuhtecuhtli, deidad del fuego.
“En la mayoría de las representaciones la diosa de la cosecha aparece totalmente cubierta de rojo, de igual forma el rostro del dios Xiuhtecuhtli, que según descripciones de los cronistas coloniales es almagre u óxido de hierro. Por lo que se deduce que este material colorante se asocia a la emisión y recepción de calor, por ejemplo, en lo que respecta a Chicomecóatl era pintada con ese material pues encarnaba el maíz maduro, es decir, ‘cocido’ por el Sol”, explicó la historiadora.
“Otro ejemplo —añadió— fue el uso exclusivo de la tierra tizatl y de plumón de águila para dar la coloración blanca en la pintura corporal de las deidades Nanahuatl (que se tiró en una hoguera para elevarse al cielo y convertirse en el Quinto Sol) y Toci (que murió al parir a su hijo el dios del maíz); los mismos materiales se usaron en representaciones de cautivos, soldados y mujeres que morían durante el parto (consideradas guerreras) y que animaban al Sol en su recorrido diurno, por lo que los valores simbólicos de ambas materias colorantes eran la valentía y el estatus de combatientes, además de vincularse con el devenir cósmico”.
La historiadora Dupey, puntualizó que la tierra tizatl se vinculó con el astro solar por a ser muy reluciente, mientras que el plumón tenía estrecha relación con el algodón, cuya representación conceptual de los antiguos nahuas se asoció a las nubes y a las estrellas.
Para dicha investigación, la especialista estudió los cinco manuscritos del grupo iconográfico Borgia (códices Borgia, Vaticano B, Cospi, Laud y Fejérváry-Mayer); el Códice Borbónico y el Tonalámatl-Aubin; así como en los códices coloniales Florentino, Primeros memoriales, Vaticano A, Telleriano Remensis y el grupo Magliabechiano. Además, revisó los textos escritos por los frailes Bernardino de Sahagún, Diego de Durán, Jerónimo de Mendieta, Toribio de Benavente “Motolinía” y Bartolomé de las Casas.
Por su parte, la antropóloga Ana Rita Valero, directora del Archivo Histórico “José María Basagoiti Noriega” del Colegio de San Ignacio de Loyola, se refirió a los ornamentos y vestimentas que caracterizan y permiten identificar una diosa de otra de entre la gran diversidad de divinidades nahuas; así como algunos elementos que conforman las ofrendas registradas en el manuscrito Tonalámatl de los Pochtecas.
La especialista explicó que dicho documento fue nombrado como Fejérváry-Mayer, a principios del siglo XX, por el alemán Edward Seler, título que se le cambió por Tonalámatl de los Pochtecas en el 2005, a sugerencia del historiador León-Portilla, debido a sus características, entre ellas ser un registro iconográfico religioso —en el que se asentaron fechas, dioses y tipo de ofrendas— de influencias maya, mixteca y nahua; por la variedad de culturas se sugiere que fue hecho por pochtecas (en náhuatl comerciantes a distancia) para pronosticar sus viajes y negocios.
La antropóloga Valero comentó que su estudio se enfocó en los tipos de atavíos de las diosas presentes en el Tonalámatl de los Pochtecas, entre ellas: la deidad femenina Tlazoltéotl, dedicada a eliminar ‘las inmundicias sexuales’, por lo que fue dibujada con una o dos escobas para limpiarlas. Por lo general aparece desnuda y portando grandes tocados de plumas preciosas de quetzal, y con orejeras y narigueras de jade con colgantes de oro”.
Asimismo, señaló que la diosa Xochiquetzal —deidad de las flores, la belleza, el amor y la sensualidad— porta también grandes orejeras y narigueras de jade, pero a diferencia de la anterior éstas tienen algunos elementos incrustados en tonos rojos (quizá coral), blancos (concha) y amarillos (tal vez ámbar); su ropa y tocados llevan flores y plumas preciosas, y en la espalda porta una especie de caparazón de tortuga.
La investigadora de la Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas concluyó que algunos elementos representados comúnmente como parte de las ofrendas dedicadas a estas diosas, son vasijas que contienen chocolate (producto de gran valor), patas de jaguar (abundancia de carne) o collares, plumas y piedras preciosas (prosperidad y riqueza), así como punzones para sacrificio, como pedernales o agujas de maguey.
El ciclo de conferencias Atavíos de los dioses y señores en los códices mexicanos se realiza en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, y continuará con las ponencias Dioses mayas en el Códice Madrid, Insignias y atavíos del señor Ocho Venado y Atuendos en la Matrícula de Tributos, por los investigadores Laura Elena Sotelo, Manuel Hermann y Luz María Mohar, respectivamente.
Las conferencias se desarrollan los lunes de noviembre y el 1 de diciembre a las 19:00 horas en el Auditorio “Fray Bernardino de Sahagún” del Museo Nacional de Antropología (Paseo de la Reforma y Gandhi). Como parte de este ciclo, el sábado 10 de diciembre se dará un recorrido en la Zona Arqueológica de Teotihuacan para ver las pinturas murales del sitio. Entrada gratuita.
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Cultura Ciudad
Teotihuacán, Estado de México
INAH/Todoteotihuacan.com
2011-11-18 20:56:00
Los avances de estos estudios se presentan en el ciclo de conferencias Atavíos de los dioses y señores en los códices mexicanos que se realiza en la Biblioteca Nacional de Antropología
Teotihuacan, Méx.- La identificación de ornamentos y vestimentas características de cada uno de los dioses prehispánicos, que permiten entender la cosmovisión de los habitantes del México antiguo; así como el significado de los materiales de donde se obtenían los colorantes utilizados para la decoración facial y corporal de sus deidades, son algunas de los análisis y aportaciones presentados en el ciclo de conferencias Atavíos de los dioses y señores en los códices mexicanos, que se realiza en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
En dicho encuentro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), participan expertos del INAH, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y El Colegio de San Ignacio de Loyola, quienes presentan sus avances y nuevas investigaciones.
Tal es el caso de la historiadora Elodie Dupey García, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, quien expuso el tema Pintura corporal de las divinidades nahuas, donde habló del valor simbólico que les dieron los antiguos mesoamericanos a las fuentes de las que conseguían los colorantes —más allá de ser sustancias de decoración y embellecimiento—, y a la relación entre las funciones y personalidades de los dioses con los pigmentos y materias primas de donde se obtenían éstos, como el almagre u óxido de hierro rojo que se relacionaba con el calor, o la tierra blanca conocida en náhuatl como tizatl, vinculada con la valentía y el devenir cósmico.
Elodie Dupey manifestó que existe una relación entre la procedencia del pigmento y su simbolismo, con la identidad, funciones y personalidad de las divinidades nahuas que lo portaban como pintura facial o corporal; por ejemplo el almagre siempre se usó para dar la coloración roja a las deidades Chicomecóatl, diosa de la cosecha y los productos alimenticios como el maíz, y Xiuhtecuhtli, deidad del fuego.
“En la mayoría de las representaciones la diosa de la cosecha aparece totalmente cubierta de rojo, de igual forma el rostro del dios Xiuhtecuhtli, que según descripciones de los cronistas coloniales es almagre u óxido de hierro. Por lo que se deduce que este material colorante se asocia a la emisión y recepción de calor, por ejemplo, en lo que respecta a Chicomecóatl era pintada con ese material pues encarnaba el maíz maduro, es decir, ‘cocido’ por el Sol”, explicó la historiadora.
“Otro ejemplo —añadió— fue el uso exclusivo de la tierra tizatl y de plumón de águila para dar la coloración blanca en la pintura corporal de las deidades Nanahuatl (que se tiró en una hoguera para elevarse al cielo y convertirse en el Quinto Sol) y Toci (que murió al parir a su hijo el dios del maíz); los mismos materiales se usaron en representaciones de cautivos, soldados y mujeres que morían durante el parto (consideradas guerreras) y que animaban al Sol en su recorrido diurno, por lo que los valores simbólicos de ambas materias colorantes eran la valentía y el estatus de combatientes, además de vincularse con el devenir cósmico”.
La historiadora Dupey, puntualizó que la tierra tizatl se vinculó con el astro solar por a ser muy reluciente, mientras que el plumón tenía estrecha relación con el algodón, cuya representación conceptual de los antiguos nahuas se asoció a las nubes y a las estrellas.
Para dicha investigación, la especialista estudió los cinco manuscritos del grupo iconográfico Borgia (códices Borgia, Vaticano B, Cospi, Laud y Fejérváry-Mayer); el Códice Borbónico y el Tonalámatl-Aubin; así como en los códices coloniales Florentino, Primeros memoriales, Vaticano A, Telleriano Remensis y el grupo Magliabechiano. Además, revisó los textos escritos por los frailes Bernardino de Sahagún, Diego de Durán, Jerónimo de Mendieta, Toribio de Benavente “Motolinía” y Bartolomé de las Casas.
Por su parte, la antropóloga Ana Rita Valero, directora del Archivo Histórico “José María Basagoiti Noriega” del Colegio de San Ignacio de Loyola, se refirió a los ornamentos y vestimentas que caracterizan y permiten identificar una diosa de otra de entre la gran diversidad de divinidades nahuas; así como algunos elementos que conforman las ofrendas registradas en el manuscrito Tonalámatl de los Pochtecas.
La especialista explicó que dicho documento fue nombrado como Fejérváry-Mayer, a principios del siglo XX, por el alemán Edward Seler, título que se le cambió por Tonalámatl de los Pochtecas en el 2005, a sugerencia del historiador León-Portilla, debido a sus características, entre ellas ser un registro iconográfico religioso —en el que se asentaron fechas, dioses y tipo de ofrendas— de influencias maya, mixteca y nahua; por la variedad de culturas se sugiere que fue hecho por pochtecas (en náhuatl comerciantes a distancia) para pronosticar sus viajes y negocios.
La antropóloga Valero comentó que su estudio se enfocó en los tipos de atavíos de las diosas presentes en el Tonalámatl de los Pochtecas, entre ellas: la deidad femenina Tlazoltéotl, dedicada a eliminar ‘las inmundicias sexuales’, por lo que fue dibujada con una o dos escobas para limpiarlas. Por lo general aparece desnuda y portando grandes tocados de plumas preciosas de quetzal, y con orejeras y narigueras de jade con colgantes de oro”.
Asimismo, señaló que la diosa Xochiquetzal —deidad de las flores, la belleza, el amor y la sensualidad— porta también grandes orejeras y narigueras de jade, pero a diferencia de la anterior éstas tienen algunos elementos incrustados en tonos rojos (quizá coral), blancos (concha) y amarillos (tal vez ámbar); su ropa y tocados llevan flores y plumas preciosas, y en la espalda porta una especie de caparazón de tortuga.
La investigadora de la Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas concluyó que algunos elementos representados comúnmente como parte de las ofrendas dedicadas a estas diosas, son vasijas que contienen chocolate (producto de gran valor), patas de jaguar (abundancia de carne) o collares, plumas y piedras preciosas (prosperidad y riqueza), así como punzones para sacrificio, como pedernales o agujas de maguey.
El ciclo de conferencias Atavíos de los dioses y señores en los códices mexicanos se realiza en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, y continuará con las ponencias Dioses mayas en el Códice Madrid, Insignias y atavíos del señor Ocho Venado y Atuendos en la Matrícula de Tributos, por los investigadores Laura Elena Sotelo, Manuel Hermann y Luz María Mohar, respectivamente.
Las conferencias se desarrollan los lunes de noviembre y el 1 de diciembre a las 19:00 horas en el Auditorio “Fray Bernardino de Sahagún” del Museo Nacional de Antropología (Paseo de la Reforma y Gandhi). Como parte de este ciclo, el sábado 10 de diciembre se dará un recorrido en la Zona Arqueológica de Teotihuacan para ver las pinturas murales del sitio. Entrada gratuita.
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