¡Me olvidaba!- Ya tenemos encima las Calaveras mexicanas aqui por el dia de los muertos.
Vean..
No creo halla derrotado el halloween a los fieles difuntos en méxico, pero en fín, cada cosa en su lugar solo que es ambiguo este asunto... total.
Tips: ¿Cómo se pone y qué debe llevar una ofrenda de Día de Muertos?
Si ya pusiste la ofrenda te será útil ver qué cosas le hacen falta para recibir a tus muertitos y si no la has elaborado es buen momento de hacerla
26/10/2015 17:43
La ofrenda o altar de muertos es una tradición que data de tiempos prehispánicos.
CIUDAD DE MÉXICO.
La ofrenda o altar de muertos es una tradición que data de tiempos prehispánicos. Con la llegada de los españoles y la evangelización de los indígenas, la costumbre no sólo cambió sino que se nutrió de algunos otros elementos que hoy en día perduran.
Si ya pusiste la ofrenda te será útil ver qué cosas le hacen falta para recibir, como lo marca la tradición, a tus muertitos, y si no la has elaborado es buen momento de hacerla y celebrar la llegada de tus seres queridos.
LA FIESTA DE DÍA DE MUERTOS
La fiesta de Día de Muertos se divide en tres días: el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, días señalados por la Iglesia católica para celebrar la memoria de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos.
Se cree que las almas de nuestros muertitos llegan de forma ordenada.
A quienes fallecieron un mes antes no se les pone ofrenda pues, según la creencia, no tuvieron tiempo de pedir permiso para llegar a la celebración y por esta ocasión sólo ayudarán a otros espíritus a llegar bien con sus familiares.
El 28 de octubre empieza la llegada de los muertos que perdieron la vida de manera trágica, el 30 y el 31 de octubre se dedica a los niños que no fueron bautizados, el 1 de noviembre se celebra la llegada de todos aquellos que “tuvieron una vida ejemplar” y la de los niños bautizados y finalmente el día 2 de noviembre, Día de Muertos, las ánimas ya se encuentran con sus familias celebrando y disfrutando del altar que les hayan puesto.
¿CÓMO SE HACE UN ALTAR DE MUERTOS?
Los altares u ofrendas de muertos deben llevar niveles, según la tradición, pueden ser de dos, tres y siete niveles, que representan los estratos de la existencia, todos los escalafones deben ser forrados de tela negra o blanca.
En el caso del altar de dos niveles, el primero es el cielo y el segundo es la Tierra.
En el de tres niveles, el primero es el cielo, el segundo la Tierra y el tercero el purgatorio.
Las ofrendas de siete niveles son mucho más elaboradas, pues simbolizan los pasos del muertito para llegar al cielo y así descansar en paz. En el primer piso se pone la imagen de un santo al que se sea devoto, el segundo es para las almas del purgatorio (por medio de este escalón el difunto obtiene el permiso de salir del purgatorio y visitar a sus familiares), en el tercer nivel se pone sal para purificar el espíritu de los niños, el cuarto está destinado para poner el pan de muerto ofrecido para las ánimas que transitan allí, en el quinto se pone la comida y las frutas favoritas del difunto, en el sexto se ponen las fotos de los fallecidos y por último, en el séptimo escalón, se hace una cruz de semillas o frutas de temporada, como el tejocote o la lima.
¿QUÉ DEBE LLEVAR MI OFRENDA?
Tradicionalmente las ofrendas deben llevar ciertos elementos característicos que hagan que los muertos lleguen de manera correcta a la casa a la que se les invita.
Foto del difunto.
Esta imagen, según dicta la tradición, debe ser puesta de espaldas y frente a ella se debe colocar un espejo, esto para que el difunto vea reflejados a sus familiares y estos a su vez vean al difunto a través del espejo.
Cruz.
Este símbolo fue incorporado por los españoles con la religión. La cruz debe ir en la parte superior del altar y puede estar hecha de sal o ceniza.
Copal.
Este elemento prehispánico limpia y purifica las energías del lugar y de quienes viven allí.
Arco.
El arco, normalmente hecho o decorado con flores de cempasúchil, simboliza la entrada al mundo de los muertos.
Papel picado.
Representa la alegría ocasionada por la llegada de los muertos.
Velas o veladoras.
Estas son la luz que guía a los muertos en el mundo de los vivos, deben ser de preferencia moradas y blancas (que significan duelo y pureza respectivamente). Asimismo se debe realizar un camino hacia el altar con veladoras.
Agua.
El agua es uno de los elementos más importantes en un altar, refleja la pureza del alma y el ciclo de la vida. El vaso con agua sirve para que el alma que llega mitigue la sed luego del largo viaje desde el mundo de los muertos.
Flores de cempasúchil.
Adornan con colores otoñales el altar, el aroma de la flor sirve para atraer a los espíritus al mundo terrenal.
Calaveritas.
Las calaveritas de azúcar, chocolate, amaranto, barro o yeso son consideradas una alusión a la muerte siempre presente.
Comida.
Los platillos favoritos de los muertos son para que estos degusten una vez más la comida que en vida disfrutaron.
Pan de muerto.
Este elemento también fue añadido por los españoles a su llegada. Es una representación de la eucaristía.
Bebidas alcohólicas.
Al igual que la comida, se ponen los “tragos” favoritos de los muertos.
gak
Con información de la Universidad Veracruzana
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Cómo Halloween derrotó a Todos los Santos
© FRANCK ROBICHON Un participante en el desfile de Halloween en Tokio.
Todas las fiestas importantes tienen a la vez un origen estacional y pagano —aunque casi siempre llega hasta nosotros a través de Roma— y una gran reinvención comercial contemporánea. Navidad es el ejemplo más claro. Como explicaba Richard Cohen, autor de Chasing the Sun: The Epic Story of the
Star That Gives Us Life, en un evocador artículo en The New York Times "todas las culturas del mundo celebran de alguna forma el solsticio de invierno", la noche más corta del año que abre el paso a días cada vez más largos en una clara victoria del sol frente a las fuerzas de la oscuridad. Los romanos lo llamaban Saturnales, nosotros Navidad. Algo parecido puede decirse de la noche de Todos los Santos o Halloween en el mundo anglosajón.
más información
Samhain era una vieja tradición celta que, en la noche del 31 octubre al 1 de noviembre, conmemoraba el final de la temporada de cosechas y el principio del largo invierno en las regiones nórdicas. Como muestra una apasionante exposición que puede verse actualmente en el British Museum de Londres, no existe una definición clara e inequívoca de lo que significa la cultura celta y se trata más bien de objetos artísticos asociados a diferentes pueblos del norte de Europa. Cuando Roma, donde también se celebraban fiestas relacionadas con el final de la temporada de cosechas y la llegada del otoño, entró en contacto con aquellos pueblos adoptó su conmemoración.
Como tantas otras festividades, se asentó en nuestro calendario en ese momento crucial en que el cristianismo se convirtió en la cultura dominante en Occidente y las fiestas paganas se fueron adaptando lentamente al nuevo orden. Recibió el nombre de Día de Todos los Santos y está dedicada a todos aquellos mártires que no tienen una fecha concreta en el calendario y, de paso, a todos los difuntos familiares. Halloween es una derivación de All Hallows' Eve que quiere decir precisamente víspera de Todos los Santos.
Sin embargo, en ese difuminado mundo celta, sobre todo en Irlanda, muchas viejas tradiciones paganas perduraban, como poner una luz dentro de un nabo para espantar a los espíritus basándose en una vieja leyenda. Allí las tradiciones católicas se mezclaban entre las brumas con historias mucho más antiguas. La hambruna de la patata provocó una emigración masiva de irlandeses a Estados Unidos en el siglo XIX y así cruzaron el Atlántico y se adaptaron aquellas antiguas tradiciones (el nabo se cambió por una calabaza, mucho más frecuente en tierras americanas).
"Floreció en la larga noche de difuntos, All Hallows' Eve, que expira en el día de Todos los Santos, cuando los fuegos se encienden y los faroles lucen contra la creciente oscuridad", escribe Roger Clarke en La historia de los fantasmas, un precioso libro que publicará Siruela en 2016. "Era la época en que los vendedores ambulantes y los quincalleros cambiaban sus afiladores y sus mercancías habituales por la linterna mágica, que montaban en las tabernas y los salones públicos para proyectar un espectáculo de terror con espectros y espíritus malignos pintados, figuras amortajadas, esqueletos, velas encendidas y hombres barbudos en círculos cabalísticos. Toda la estética moderna de Halloween procede de estos viajantes, que habían llegado de Irlanda y llevaron sus rituales a Estados Unidos en una oleada de inmigración".
Con el nacimiento del consumo masivo en Estados Unidos fue convirtiéndose en una fiesta cada vez más popular, con millonarias ventas de disfraces —ponerse máscaras procedía de las viejas tradiciones celtas y el objetivo era espantar a los diablos que llegaban con la larga noche que se avecinaba— y de caramelos —el famoso truco o trato, otra costumbre celta para mantener entretenidos a los espíritus malévolos con pequeños regalos—.
A partir de los años setenta, Hollywood hizo el resto para transformar Halloween en una fiesta universal y derrotar las representaciones de Don Juan en la noche de Todos los Santos. No se trata solo del éxito de la película de terror de John Carpenter La noche de Halloween, de 1978, sino sobre todo de la irresistible recreación que hizo Steven Spielberg en ET. Es imposible no querer formar parte de algo así en la idílica suburbia estadounidense. La versión celta de todos los Santos sigue avanzando ante la irritación de la Iglesia católica —este año el delegado de Hermandades del Obispado de Cádiz, Juan Enrique Sánchez, la ha calificado de "fiesta satánica, que propone monstruos"—. Pero, como escribió Roger Clarke, "la literatura de fantasmas ha sido el gran regalo de Inglaterra al mundo". Halloween forma parte de este antiguo e irresistible relato.
4 DESTINOS PARA VIVIR EL DÍA DE MUERTOS EN MÉXICO
Esta temporada, lánzate a Michoacán, Puebla, San Luis Potosí y el DF, y disfruta -entre veladoras y flores de cempasúchil- de las tradiciones que identifican a las fiestas de los fieles difuntos.
Flores
de cempasúchil adornan las calles y numerosos hogares ya colocaron los altares
para celebrar a sus fieles difuntos. Aunque esta festividad se celebra en
prácticamente cualquier rincón de México el día 2 de noviembre hay lugares
donde esta tradición realmente es digna de admirarse. ¡Conócelos!
Michoacán
es el estado que tiene más arraigada la tradición de Día de Muertos, donde los
pueblos purépechas que rodean el lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio
realizan el ritual de velación.
En
Jarácuaro, los adornos más espectaculares están en el Templo de San Pedro y en
la Capilla de la Natividad. A sus costados se colocan ofrendas, puestos de
comida donde se venden ponche y tamales y el escenario en el que se lleva a
cabo la Danza de los Viejitos (T’arche Uarakua), que forma parte de las danzas
huehues. En Arócutin, los festejos inician en el gran arco de flores con forma
de iglesia colocado afuera del Templo de Nuestra Señora de la Natividad. Junto
a éste se encuentra el panteón, completamente cubierto de flores de cempasúchil
y velas, así como de un penetrante olor a incienso. En Cuanajo, son famosos los
caballitos de madera que se “montan” sobre las ofrendas y los altares de las
casas conocidos como ketzitakua, dedicados a quienes murieron en ese año.
En
el Pueblo Mágico de Pátzcuaro la festividad se siente en todos los rincones. El
panteón está cubierto de ofrendas, en la Basílica de Pátzcuaro se presentan
piezas alusivas a la muerte y de los embarcaderos parten numerosas lanchas a la
isla de Janitzio, mientras los pescadores realizan sus rituales. Por su parte,
en Tzintzuntzan (la noche del 1 de noviembre) hay obras de teatro al aire
libre, instalación de ofrendas y una presentación de juegos prehispánicos de
pelota encendida (uarhukua).
Esta
localidad ubicada a 45 kilómetros de la ciudad de Puebla es reconocida por los
hermosos altares que se instalan el 1 y 2 de noviembre. El estilo ornamental de
los altares es una fusión de la tradición prehispánica de la región con el
Jueves Santo, dándole un colorido predominantemente blanco. Los más destacables
son los de “cabo de año”, dedicados a aquellos que murieron los meses previos
al Día de Muertos. Éstos son estructuras piramidales de entre tres y cuatro
niveles colocados en los recibidores de las casas y constan de un amplio significado,
representando el mundo terrenal, el cielo y la cúspide celestial, con la
presencia de un crucifijo. Los distintos niveles están soportados generalmente
por columnas de estilo barroco estípite y es posible observar en ellos un
espejo, figurillas de los “lloroncitos”, “alfeñiques” de azúcar, pan de muerto
y hojaldras pringadas de ajonjolí tostado.
Además
de los altares, llama la atención el singular ritual que se realiza en el
poblado. A las dos de la tarde del 1 de noviembre suenan las campanas del
templo, anunciando la llegada de los muertos los cuales son guiados por
caminitos de flor de cempasúchil. Las ofrendas se sahúman con copal e incienso
y se abren las puertas de las casas. Por la tarde continúa la procesión
callejera de visitantes, pero en la noche es cuando se acrecienta el mágico
efecto lumínico al interior de los hogares. Los deudos-anfitriones, entre el
dolor de la pérdida y el orgullo de presentar el magnífico altar, ofrecen
chocolate con pan hasta bien entrada la noche.
En
la parte oriental de San Luis Potosí, la fiesta de los muertos se llama
Xantolo. Es la festividad es la más importante de la zona, pues representa la
sagrada reunión de los vivos con sus antepasados, así como el verdadero sentido
de la existencia.
El
1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se hace una velación con rezos y
alabanzas y se inciensan las imágenes y el altar, la cual continúa toda la
noche. Los teenek (comunidades indígenas de la región) acompañan las ofrendas
con algunas piezas que se tocan para la Danza de la Malinche. Por su parte, el
Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre), en las comunidades de los teenek y
nahuas, se acostumbra llevar ofrendas y flores a los panteones. Se cree que las
ánimas de los difuntos permanecen todo el mes, por ello el último día de
noviembre se renueva la ofrenda y se adorna el Pulich (o altar) con frutas y
flores para despedir a los difuntos.
En
la Ruta Xantolo están los municipios de Aquismón, Axtla de Terrazas, Ciudad
Valles, Huehuetlán, San Martín Chalchicuautla, San Vicente Tancuayalab,
Tancanhuitz, Tanlajás, Tanquián, Tamazunchale, Tampacán, Tampamolón, Tamuín, y
Xilitla. En cada uno de ellos se realizan exposiciones, ofrendas y muestras
gastronómicas.
4.
Distrito Federal
La Ciudad de México se llena de colorido esta temporada, desde las jardineras de
Paseo de la Reforma adornadas con flor de cempasúchil hasta los museos donde se
colocan ofrendas. Uno de los mejores lugares para vivir la experiencia del Día
de Muertos es el Barrio Mágico de Mixquic, situado en el extremo sureste del
Distrito Federal, cuyo panteón de San Andrés es el escenario principal. Durante
los días 1 y 2 de noviembre, las tumbas se visten con flores, calaveras de
azúcar y algunos platillos en honor a los fieles difuntos. Durante estos días
hay música, concursos de calaveras y un cortejo fúnebre escenificado, el cual
hace gala del humor mexicano.
Otros
lugares en la gran capital que vale la pena visitar en estas fechas son CiudadUniversitaria, donde se lleva a cabo la megaofrenda, que este año está dedicada
a Frida Kahlo (abierta al público del 24 de octubre al 2 de noviembre); el
Museo Dolores Olmedo, en Xochimilco, que desde hace 20 años exhibe magníficos
altares que brindan un homenaje al trabajo artesanal de México; y, para los
niños, el Parque Ecológico Xochitla, cerca de Tepotzotlán, Estado de México,
donde hay varias actividades como conciertos, obras de teatro y concursos de
disfraces.
Festivales
que no te puedes perder
Durante
diez días, las principales calles y escenarios de la ciudad de Aguascalientes
son la sede de este evento que rinde homenaje a La Catrina, cuyo creador, JoséGuadalupe Posada, nació en estas tierras. Hay espectáculos como conciertos y el
magno Desfile de Calaveras, así como deliciosas degustaciones gastronómicas e
interesantes exposiciones y muestras de cine.
Festival
de la Calaca, en San Miguel de Allende, Guanajuato
Este
festival de reciente creación toma las calles de la ciudad Patrimonio San Miguelde Allende para mostrar actividades artísticas, culturales y de entretenimiento
relacionadas con el Día de Muertos. Durante cuatro días habrá pláticas,
exposiciones, desfiles de calaveras y espectáculos. Este año, se formará una
pirámide colectiva con los nichos de quienes deseen participar y el fotógrafo
Spencer Tunick realizará una instalación nudista.
Cerca
del Pueblo Mágico de Tepotzotlán se ubica este parque ecológico donde se
festeja el Día de Muertos con recorridos por el Mictlan, el reino de los
difuntos durante la época prehispánica, exhibiciones de ofrendas y la
organización de divertidos concursos de disfraces, así como con la recreación
de un asombroso Juego de Pelota indígena. También hay conciertos, fogatas,
ventas de antojitos y posibilidad de acampar.