Un grupo de investigadores han creado un robot en forma de pez raya y con núcleo de oro, que sin duda alguna permitirá abrir una nueva puerta a la investigación en la ingeniería de tejidos, según un informe publicado hoy por la revista especializada Science.
El prototipo cuenta con 200.000 células cardíacas de rata, mide 16 milímetros de largo y pesa 10 gramos.
El equipo de ingenieros médicos que creó al pez raya robótico está integrado por investigadores de la Universidad de Harvard y de Standford, en EE.UU., y de la Universidad de Stan Sogang, en Seúl. El curioso y pequeño robot nadador imita los movimientos de las rayas y ha sido fabricado con los más inesperados componentes: oro, células cardíacas de rata sensibles a la luz y un polímero utilizado comúnmente en implantes mamarios.
Curiosamente, estas células genéticamente alteradas permiten a la «criatura» detectar y nadar hacia la luz. El prototipo cuenta con 200.000 células cardíacas de rata, mide 16 milímetros de largo y pesa 10 gramos. El núcleo del robot está hecho de partículas de oro, recubiertas de una capa elástica de polietileno y con células de corazón de rata que son fotosensibles, es decir,los investigadores pueden controlar los movimientos del robot utilizando pulsos de luz.
Los pulsos asimétricos pueden utilizarse para que el robot se dirija hacia la izquierda o hacia la derecha, y diferentes frecuencias de luz pueden usarse para controlar la velocidad.
Este método funciona lo suficientemente bien como para guiar al robot en una pista de obstáculos básica. Gracias a estas células musculares de corazón de rata los ingenieros pueden provocar la respuesta motora del robot, pues al exponerlas a la luz las células de las aletas se contraen.
El problema estribaba en cómo conseguir la relajación de las aletas. Para sortear ese obstáculo, los ingenieros insertaron el esqueleto de oro, de forma que retiene energía que se libera posteriormente a medida que las células se relajan, y permite que las aletas se vuelvan a levantar. El estudio científico ha sido publicado en la revista Science. Así, los científicos, mediante pulsaciones de luz, controlan el aleteo del robot-raya en su intensidad, frecuencia y dirección, con tal eficiencia que pueden guiar al artilugio a través de una carrera de obstáculos sencilla.
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El prototipo cuenta con 200.000 células cardíacas de rata, mide 16 milímetros de largo y pesa 10 gramos.
El equipo de ingenieros médicos que creó al pez raya robótico está integrado por investigadores de la Universidad de Harvard y de Standford, en EE.UU., y de la Universidad de Stan Sogang, en Seúl. El curioso y pequeño robot nadador imita los movimientos de las rayas y ha sido fabricado con los más inesperados componentes: oro, células cardíacas de rata sensibles a la luz y un polímero utilizado comúnmente en implantes mamarios.
Curiosamente, estas células genéticamente alteradas permiten a la «criatura» detectar y nadar hacia la luz. El prototipo cuenta con 200.000 células cardíacas de rata, mide 16 milímetros de largo y pesa 10 gramos. El núcleo del robot está hecho de partículas de oro, recubiertas de una capa elástica de polietileno y con células de corazón de rata que son fotosensibles, es decir,los investigadores pueden controlar los movimientos del robot utilizando pulsos de luz.
Los pulsos asimétricos pueden utilizarse para que el robot se dirija hacia la izquierda o hacia la derecha, y diferentes frecuencias de luz pueden usarse para controlar la velocidad.
Este método funciona lo suficientemente bien como para guiar al robot en una pista de obstáculos básica. Gracias a estas células musculares de corazón de rata los ingenieros pueden provocar la respuesta motora del robot, pues al exponerlas a la luz las células de las aletas se contraen.
El problema estribaba en cómo conseguir la relajación de las aletas. Para sortear ese obstáculo, los ingenieros insertaron el esqueleto de oro, de forma que retiene energía que se libera posteriormente a medida que las células se relajan, y permite que las aletas se vuelvan a levantar. El estudio científico ha sido publicado en la revista Science. Así, los científicos, mediante pulsaciones de luz, controlan el aleteo del robot-raya en su intensidad, frecuencia y dirección, con tal eficiencia que pueden guiar al artilugio a través de una carrera de obstáculos sencilla.
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