Foto: Algalita
16 de abril de 2012 • 11:41 • actualizado a las 11:44
Es una isla, pero nada tiene de paradisíaca. Allí, en vez de palmeras y arena blanca, hay olor a cloaca y millones de toneladas de plástico. Se traba de un inmenso islote de basura que se formó en medio del Pacífico, a unos mil kilómetros de Hawai.
Conocido como el “gran parche de basura del Pacífico”, la “gran isla de basura” o el “séptimo continente”, este vertedero marítimo tiene unas dimensiones increíbles. Se calcula que ocupa de 1,7 millones a 3,4 millones de kilómetros cuadrados, más o menos el equivalente de tres a siete veces la superficie de España, y pesa unos 3,5 millones de toneladas.
Una catástrofe ecológica que, por desgracia, no deja de crecer. Ahora, una expedición científica francesa liderada por el explorador Patrick Deixonne se dirigirá a esta isla de residuos para examinar su composición y advertir al mundo de su dramática presencia.
La expedición partirá el 2 de mayo desde San Diego, Estados Unidos, a bordo de L’Elan, una goleta de dos palos del año 1938. Recorrerá 4.630 kilómetros entre California y Hawai, donde el explorador Charles Moore descubrió accidentalmente esta increíble placa de plástico en 1997. Hasta el momento, solo dos expediciones americanas habían estudiado la zona, en 2006 y 2009.
Deixonne, miembro de la sociedad de exploradores franceses (SEF), decidió iniciar esta aventura tras observar por sí mismo los residuos durante una carrera transatlántica en solitario hace tres años.
Los desperdicios humanos se agrupan en un remolino gigante provocado por la fuerza de la corriente en vórtice del Pacífico Norte, que gira en sentido de las agujas del reloj. Esto, con la ayuda de los vientos que actúan en la zona, impide que los desechos plásticos se dispersen hacia las costas.
La fuerza centrípeta lleva lentamente los escombros hacia el centro de este espiral, que sería uno de los más grandes conocidos del planeta.
Una catástrofe ecológica que, por desgracia, no deja de crecer. Ahora, una expedición científica francesa liderada por el explorador Patrick Deixonne se dirigirá a esta isla de residuos para examinar su composición y advertir al mundo de su dramática presencia.
La expedición partirá el 2 de mayo desde San Diego, Estados Unidos, a bordo de L’Elan, una goleta de dos palos del año 1938. Recorrerá 4.630 kilómetros entre California y Hawai, donde el explorador Charles Moore descubrió accidentalmente esta increíble placa de plástico en 1997. Hasta el momento, solo dos expediciones americanas habían estudiado la zona, en 2006 y 2009.
Deixonne, miembro de la sociedad de exploradores franceses (SEF), decidió iniciar esta aventura tras observar por sí mismo los residuos durante una carrera transatlántica en solitario hace tres años.
Los desperdicios humanos se agrupan en un remolino gigante provocado por la fuerza de la corriente en vórtice del Pacífico Norte, que gira en sentido de las agujas del reloj. Esto, con la ayuda de los vientos que actúan en la zona, impide que los desechos plásticos se dispersen hacia las costas.
La fuerza centrípeta lleva lentamente los escombros hacia el centro de este espiral, que sería uno de los más grandes conocidos del planeta.
La isla de basura está compuesta por todo lo que se pueda imaginar: boyas, redes de pesca, cepillos de dientes, bombillas, tapas de botellas, objetos procedentes de alcantarillas, pero destacan sobre todo pequeñísimas piezas de plástico.
Sin embargo, esta no es la única gran isla de basura que existe en el mundo. Los investigadores creen que hay cuatro más de dimensiones apocalípticas. Una de ellas se sitúa en el Atlántico Norte occidental, entre la latitud de Cuba y el norte de Estados Unidos.
Sin embargo, esta no es la única gran isla de basura que existe en el mundo. Los investigadores creen que hay cuatro más de dimensiones apocalípticas. Una de ellas se sitúa en el Atlántico Norte occidental, entre la latitud de Cuba y el norte de Estados Unidos.
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