Fortean-Times
Cuando todavía no terminaba el fin del milenio, el mapa de nuestras creencias en los extraterrestres sufrió una notable transformación. De creencias aparentemente menores, como los contactados que además habían desarrollado la telekinesis o los encuentros cercanos con seres que podrían ser tanto E.T.s o la virgen María, pasamos al HIV alienígena de exportación, al relato de los abducidos que aseguran llevar implantes en el cuerpo, a la realeza británica reemplazada por reptilianos de las Pléyades y otras locuras que circulan por la web con la velocidad de El Halcón Milenario.
"La Nueva Era acabó desmoronándose. El mercantilismo le causó graves daños, hasta que el miedo venció a la esperanza y acabó adoptando las características de otras formas de extremismo. El miedo a los problemas tecnológicos e informáticos derivados del efecto 2000 se fundió con las tradiciones de los supervivientes, apelando a esa percepción según la cual sería necesario almacenar comida, aprender a cazar con tramperas y hasta disparar a nuestros vecinos llegado el caso de que pidieran compartir nuestras provisiones y buena suerte", reflexionó el escritor Kevin McClure, editor del site Abduction Watch.
El crecimiento exponencial de algunas nuevas creencias está anclada en la web: algunas ideas, que en otros tiempos no hubieran salido de un pequeño gueto, hoy salen al mundo en plataformas "virales". Si la idea despierta simpatía puede lograr adeptos enseguida, convirtiéndose en agentes de multiplicación.
Como en Internet entra todo, también es una gran distribuidora de delirios galopantes. También es cierto que, como contrapartida, son fáciles de contrarrestar: basta tipiar las palabras clave en Google para verificar rápidamente la credibilidad de argumentos, datos o fuentes. Naturalmente, esto es algo que deberían hacer antes los autores. Pero como no es lo que sucede, nunca sobra insistir en la necesidad de contrastar las veracidad de las afirmaciones extraordinarias (y cuanto más contradicen los conocimientos dados por ciertos, más son las razones para hacerlo).
Hagamos un repaso de las creencias en extraterrestres más inquietantes del milenio, algunas de las cuales se han vuelto usinas conspirativas debido a la profusión de mails, powerpoints y el profundo calado que sus ideas tienen entre los internautas.
Estamos hablando de una civilización extraterrestre que ha llegado desde la Constelación de Draco. Que se ha infiltrado en la Tierra y, por medio de sibilinas artes, ha estado mezclándose con los humanos desde hace miles de años hasta alcanzar las cotas más altas de impunidad: han tomado el poder. De estos intrusos sabemos otras cosas. Que uno de ellos, por ejemplo, la Reina Isabel II de Inglaterra, ha sido sorprendida en acciones propias de los reptilianos. Digámoslo con un textual del principal promotor del tema, el escritor y conferencista inglés David Icke. "Ella ha sido vista sacrificando, devorado la carne y bebido la sangre de seres humanos. En cierta ocasión, llegó a excitarse tanto con su apetito sanguinario que no cortó la garganta de la víctima de izquierda a derecha según el ritual, sino que se volvió loca, acuchillándolo y arrancándole la carne, tras convertirse en un reptiliano". Todo esto escribe Icke, ex jugador de fútbol, periodista deportivo y portavoz del Partido Verde convertido —desde 1990— en el más pertinaz denunciante de la conspiración reptiliana en libros como "El Mayor Secreto" (1999) y "Hijos de Matrix" (2001), que no sólo están a la venta sino que están disponibles en la red y circulan como powerpoint con fotos retocadas donde dvierte el semblante reptiliano del ex presidente George W. Bush y otros que, según Icke, han conducido o conducen los gobiernos del mundo.
Hijos de MatrixEste delirio se remonta a los años ochenta, a poco del estreno de "V", la serie de los lagartos interplanetarios reestrenada el año pasado, y la doctrina reptiliana no fue un invento de Icke sino del grupo Cosmic Awareness.
Como buena creencia conspirativa, presenta dos grandes obstáculos. Por su naturaleza escurridiza (no hay una sola prueba, solo hay que creer en sus mensajeros) no hay argumento que ayude a erradicarla. Y quienes asumen que las locuras de Icke tienen un mínimo de asidero, tampoco pueden hacer gran cosa al respecto. La invasión reptiliana, dice Icke, es inevitable ya que han logrado meterse en los genes humanos, volviéndonos incapaces de sacárnoslos de encima: "El ADN humano fue manipulado para crear reptiloides humanos", denuncia Icke, quien escribió veinte libros sobre estos asuntos y es invitado a dar charlas en todo el mundo, a sala llena. No le importa lo que digan sobre él o sus ideas: la vidente que le reveló su destino heroico le advirtió que sería objeto de escarnio público.
2. Los abducidos son controlados a través de microchips
Este asunto no constituye ninguna novedad. Pero de ser historias más o menos risibles cobraron un estatus superior (es decir, pasó de la anécdota graciosa a la pseudociencia alienígena) cuando una camarila de ufólogos se apropió del asunto lanzando afirmaciones tan insostenibles como desmesuradas. Derrel Sims, Roger Leir y otros comenzaron una campaña (consistente en artículos, libros y conferencias donde les inviten) especialmente dirigida a las mujeres aficionadas a los ovnis y lo paranormal, víctimas predilectas tanto de los alienígenas empeñados en abducirlas, como de estos ufólogos, quienes se propusieron convencerlas del peligro. Sims, quien se presenta a así mismo como "the alien hunter" (el cazador de alienígenas), suele usar en sus charlas un medidor de radiaciones ultravioletas para detectar implantes alienígenas en el cuerpo de cualquiera, ¡incluso a personas que nunca dijeron haber sido abducidas!
Sims aplica un dispositivo que arroja luz negra sobre la piel de protagonistas de un presunto encuentro ovni o cualquier otro voluntario y no bien descubre una mancha fluorescente, supone indicios de manipulación alienígena.
Esta pretensión, que parece tan extravagante, pierde extrañeza cuando sabemos que según los ufólogos más conocidos, como Budd Hopkins o David Jacobs, no es necesario que las personas recuerden una abducción para haber sido "realmente" secuestradas por alienígenas: esos "lapsos perdidos" (o solo "memorias ocultas") se pueden recuperar (mejor digamos, elaborar) con la ayuda de un ufólogo con conocimientos de hipnosis. ¿Qué nadie puede imaginar un escenario de rapto extraterrestre bajo hipnosis? Creer eso es subestimar a la combinación de credulidad, capacidad de absorber información y sugestión humanas: solo es cuestión de formular las preguntas adecuadas.
Según Luis R. González, autor de un buen libro sobre la cuestión, el introductor de la idea fue Budd Hopkins. "¿Y sí los extraterrestres colocaban a sus víctimas algún tipo de implante para tenerlos localizados en todo momento, como los biólogos hacen con algunas especies protegidas?", supone que se preguntó. De hecho, Hopkins halló los primeros casos sugestivos y decidió que bastaba una simple cicatriz (que no podía ser más que una simple herida olvidada) para que aflorase una gran aventura alienígena.
Este grupo, cuyas andanzas están ampliamente diseminadas en la red, ha presentado a modo de "prueba" objetos o imágenes de detritos subcutáneos que presuntamente pertenecieron a los "implantados" cuyos "experimentos" no se pueden reproducir ni fueron revisados por otros investigadores.
En su libro The Alien Love-Bite ("Picadura de amor alienígena"), la ufóloga Eve Lorgen da un paso más allá de la "simple cuestión" de si somos secuestrados o no por visitantes de otros mundos. Dice Logren que los E.T. instigan dramas emocionales y obsesiones románticas entre la población abducida. Llegan a determinar, incluso, las parejas que tendrán a lo largo de sus vidas. "Hay mujeres abducidas —escribe Logren— que se relacionan con hombres controladores y abusivos que los conducen a constantes crisis de victimización y les impiden enfrentarse al problema central de sus abducciones". Por supuesto, para enfrentar esto es necesario aceptar que fueron raptadas por alienígenas. Y como este paquete no lo recibe cualquier psicoterapeuta, Logren asesora a las abducidas con su bagaje ufológico como diploma.
Pero las ideas de Lorgen llegan a todos los rincones del planeta y son recuperadas por otros "expertos", quienes a su vez justifican su falta de acreditación invocando que la ciencia de los extraterrestres es un territorio nuevo, donde vale más la iniciativa que la autoridad que confiere el estatus universitario (aunque no le costaría mucho, en beneficio de sus pacientes, adquirir unos mínimos conocimientos para aprender a diferenciar cuestiones de fe de evidencias científicas).
4. El Sida, un caballo de troya alienígena
¿Puede alguien tomar en serio un posible vínculo entre el contacto con seres de otros mundos y la aparición del virus del HIV? Por supuesto que sí. También se pueden escribir libros, luego traducidos y diseminados a través de la web, más si vienen con la firma de un médico.
El doctor Philip S. Duke es autor de "The Aids-E.T. connection", un libro tan excéntrico que no encontró ninguna editorial dispuesta a publicarlo en papel cuando lo terminó, hacia fines de los noventa. Sin embargo, hizo una edición casera y más tarde, gracias a Internet, sus ideas lograron instalarse a fuerza de artículos y citas de otros autores.
Tras descartar que el virus tuviese un origen natural, accidental o artificial vía bioterrorismo, Duke decidió que la ufología era la respuesta a todas las preguntas si se consideraba la participación de no-humanos en el diseño y propagación del virus.
Dada la fecha de su aparición (entre 1940 y 1950), cuando los ovnis recién entraban en escena "y la ciencia terrestre era totalmente incapaz de tal logro", el VIH fue desarrollado "con la colaboración involuntaria de abducidos humanos". Acto seguido, sigue Duke, los E.T. infectaron selectivamente a los neoyorquinos homosexuales o de origen africano y siguieron cada caso mediante las abducciones. El autor también hace encajar a los rumores de pactos secretos entre el gobierno de los EE.UU y las llamadas Entidades Biológicas Extraterrestres (E.B.E.s), difundidos en los ochenta a través del fraudeMJ-12 y la mitología sobre mutilaciones de animales. "Nadie tenía idea de por qué se realizaban las mutilaciones ni por qué tomaban esa forma tan específica hasta que yo descubrí la conexión de los E.T. con el VIH", fanfarronea. Claro, para él el ganado mutilado también fue infectado y utilizado como "incubadora" del virus.
The alien and the scalpelComo en toda buena conspiración, Duke le encuentra explicación a todo. Cita al podólogo Roger Leir, quien en su libro "The alien and the scalpel" (El alienígena y el bisturí] escribe: "Un hombre abducido e implantado dio positivo en el test de Sida hasta que le extrajimos el implante, tras lo cual se comprobó que sigue seronegativo. El implante estaba hueco y contenía una substancia".
Desde luego, la hipótesis de Duke es incompatible con los conocimientos aceptados sobre el origen del SIDA, según los cuales las cepas del VIH pasaron a nuestra especie por zoonosis (contagio) de simios, cuyos genes son similares a los de los seres humanos y fueron atacados por virus semejantes, aunque sin inmunodeficiencia.
La intervención de los ufólogos en el caso de las causas del Sida suma otro desafío al de erradicar la enfermedad, que es expulsar creencias alocadas como las del doctor Duke, quien salta de una conjetura a otra como si el mundo fuera un capítulo de X-Files.
5. Peligrosas bolsitas de residuos atacan la Tierra
El ingenuo desborde de imaginación que supone la última conspiración de nuestra lista la hace graciosa, pero no sin consecuencias. Un grupo de ufólogos argentinos ha documentado una oleada de platos voladores casi invisible. Lo serían por completo si no fuera porque, camuflados a modo de bolsitas de plástico, sus evoluciones son seguidas por medio de cámaras de video desde azoteas y ventanales de la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y otras capitales provinciales.
Los ufólogos Edgardo Picchiquini, Gabriela Decall, Cristian Soldano, Daniel Postizzi y otros integrantes de las llamadas RAAO (Red Argentina Alertas Ovni) y R.A.D.I.O (Red Argentina de Investigacion Ovni) han registrado la presencia de fenómenos que han dado en llamar "Ufos variables", "Ufos de geometría variable" u "ovnis polimorfos".
En su blog, Picchiquini exhibe la filmación de uno de estos portentos visualizado el 20 de diciembre pasado. "Este ufo variable es una de las morfologías más avistadas, se trata del ya típico explorador, también denominado Portador de Esferas". Y sugiere divisar dentro del objeto "una serie de pequeños elementos que expele el objeto".
La ufóloga Gabriela Decall, por su parte, explica que la mayoría de estos objetos son blancos. "Pero hay celestes, rosados, negros y se los puede confundir con plásticos o bolsas llevadas por el viento". ¿Por qué los identifica como "naves"? "Tienen vuelo propio e inteligente. Ascienden, descienden o permanecen estacionarios largo tiempo", explica entusiasmada.
Estos ovnis parecen desplazarse cuando son embolsados por el viento, presentan asas como si tuvieran previsto que alguien las sujetase y, al rodar caóticamente por el aire, exhiben una cierta "geometría variable", como la definen los ufólogos. Veamos otro ejemplo.
En la Argentina la historia de los ovnis invisibles o "fantasma" tiene notables antecedentes. Para Fabio Zerpa, la "invisibilidad" no es consecuencia de la amplia disponibilidad de cámaras fotográficas digitales sino de "los adelantos técnicos de los extraterrestres en los últimos años". El ufólogo Luis Burgos, en cambio, cree que se trata de aeronaves que a) vienen de "otro plano dimensional" y sólo son captados cuando se cruzan ambos planos, b) que son físicos y visibles pero "no son visualizados en el momento de la fotografía", c) que están "constituidos por un material de altísima tecnología que los hace invisibles al ojo humano y no a la sensibilidad de una cámara de fotos", d) "en vuelo vibran en otra frecuencia luminosa que no permite que sean avistados por el ojo humano" y e) "no se los percata porque el interés fotográfico del testigo es otro".
Todas estas opciones se aplican a las fotos ya que —dice Burgos— en el mundo "existen muy pocos ovnis invisibles captados en video". Se podría pensar que casi no los hay porque las videocámaras, cuando captan los objetos que dan origen a las fotos de ovnis fantasmales, son más fáciles de identificar como satélites, aviones, planetas, estrellas, pájaros, etc. La regla, sin embargo, no aplica para los llamados "ovnis de geometría variable", en los que hay que ser muy corto de vista para no ver bolsitas de nylon convertidas en impresionantes aeronaves mutantes.
Los ufólogos no llegan a darse cuenta que ese "fenómeno desconocido" es el mismo que usan a diario para sacar la basura de la casa. Si el investigador escéptico Philip Klass viviera, diría: "Las naves madres no existen. Son las bolsas de consorcio".
Alejandro Agostinelli es periodista y editor del blog Factor 302.4
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