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viernes, 30 de marzo de 2012

Alejandro Agostinelli: el doble agente


Solo deseo todos tengan derecho de réplica en este blog. Usted también tiene el juicio y la desición final.

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Pseudociencias

Alejandro Agostinelli: el doble agente

UN PELIGROSO PSEUDOESCÉPTICO



    Alejandro Agostinelli: el doble agente
que aparentan jugar para un "equipo" cuando en realidad lo hacen para el contrario.
    Ese es el caso deAlejandro Agostinelli, un pseudoperiodista que durante años ha logrado engañar a escépticos de todo el mundo pero que fue desenmascarado por quien escribe estas líneas en más de una oportunidad.

    Es oportuno aclarar que no sólo he denunciado las deleznables conductas de Agostinelli, sino que lo he invitado a debatir en más de una oportunidad, permitiéndole elegir lugar, tema y otras ventajas para que no se sintiera en inferioridad. Nunca ha aceptado y sólo se dedicó a difamarme desde la lejanía, obviamente molesto por mis revelaciones sobre su oscura persona.
    Y, como parte de su cobarde forma de ser, lo único que ha atinado hacer Agostinelli es atacarme a través de terceras personas. Entre otras cosas, ha manipulado a un muchacho con problemas psicológicos llamado Max Seifert, a quien oportunamente le envié una carta documento pidiendo que ratificara sus injurias hacia mi persona y que el susodicho respondiera desentendiéndose y admitiendo que desconoce a qué alude el pedido de este periodista (Ver ambas cartas documento al pie del artículo). Lo mismo se ha intentado hacer con Agostinelli, pero este jamás se ha dignado a recibir las cartas documento enviadas (Ver la última de ellas al pie de esta nota).
   En medio de esos vanos manotazos de ahogado por hacerme daño, Max Seifert ha registrado el dominio de Internet de mi nombre y apellido a su nombre, lo cual habla de su limitada capacidad intelectual. Y es que este muchacho es tan poco inteligente que el registro lo hizo... ¡¡con sus propios datos!! Según la página Nic.ar, perteneciente a la Cancillería, los datos de registro son: Max Seifert, domicilio: España 2758 (Olivos), Tel: 4791-4566. De no creer.
   Anteriormente, Seifert había enviado una catarata de mails insultantes utilizando el correo electrónico de Tribuna de periodistas a cientos de personas, intentando desprestigiar nuestro trabajo. Por suerte no lo logró y, gracias a eso, tuvimos un inesperado aluvión de suscripciones nuevas.
    Pero... ¿A qué se debe semejante bronca?
    A lo largo de varios artículos, no sólo he dejado al descubierto las mentiras de Agostinelli, sino que he demostrado cómo le fue pagado dinero para atacar una secta (fue revelado por un amigo de él y luego confirmado públicamente) y cómo juega a "dos puntas" en el mundo escéptico (1).
    En relación a esto último, he hecho hincapié oportunamente en lo llamativo de que Agostinelli sea defendido por personajes bastante indeseables y estafadores de la credulidad pública.
    Por caso, podemos tomar el testimonio de Dante Franch, un ufólogo chanta que aún es "buscado" por bastantes personas en la ciudad de Capilla del Monte por ciertas "irregularidades" en sus visitas por allá.
    En http://ar.geocities.com/mitosdelmilenio2001/mytoEV.htm puede leerse que Franch "Se desvivió en elogios acerca de Alejandro Agostinelli". Franch dice: "Me llevo bien con Agostinelli que lo quiero mucho realmente".
    Asimismo, el "comandante Clomro", un gracioso personaje que asegura haber nacido en otro planeta (!!), dice algo más llamativo aún: "Había un programa con mi invitación en carpeta, a lo cual había que buscarle fecha. El programa en cuestión, TENÍA EN LA PRODUCCIÓN A MI AMIGO ALEJANDRO AGOSTINELLI... Aquel perseguidor de sectas ovni que conociera seis años atrás era, desde no mucho después, este ni tan escéptico ni tan ofensivo investigador de pseudociencia y de personajes con experiencias místicas o cósmicas...Yo les decía: 'van a ver a Agostinelli, cómo va a terminar ayudando a que se divulgue todo lo que atacaba'". (2)
    Tenía mucha razón Clomro y el propio Agostinelli quedó al descubierto por sus propias palabras en una entrevista realizada hace varios años:
    Dice Agostinelli: "Tanto hoy como ayer, los ufonautas son ángeles con escafandra. Es decir: son extraterrestres demasiado humanizados. Y si los humanoides de los encuentros cercanos se parecen a los marcianos de las historietas, ¿qué queda para los mensajes de los contactados? (...)Difundir estas filosofías no tiene nada de malo (3).
    La religión platillista existe desde hace medio siglo. es una realidad social que hay que empezar a aceptar y, por lo tanto, a respetar".
    No se puede ser más explícito. De pensamiento crítico ni hablar.
    Si me cabía alguna duda, fue evacuada por un conocido escéptico amigo -ex miembro de CAIRP (Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia)- llamado Gustavo Contarelli, quien en un reciente mail (Ver al pie) me confesó lo siguiente: "....pensando en la lectura que hacía del ex escéptico Agostinelli ( y pensar que cuando lo conocí era realmente escéptico...claro que algunas cosas me fueron persuadiendo..!) te comento: una profesora de literatura, nombre Adriana, me contó una vez que Agostinelli, había hecho un curso de (y ojo no jodo) de 'Actuación estotérica (SIC) y de teatro esotérico (SIC)', y cuando le dije a qué institución pertenecía (CAIRP), me aclaró que sabía de eso... pero Adrianita me confesó así: 'no creo que el sea ese que aparece en las pantallas (de TV), ya que comparte con nosotros nuestra identidad de los planos superiores de conciencia y esas estupideces..etc'. Chris, tenelo como dato, y poné mi fuente que es de primera mano....yo salgo de testigo cuando quieras"


Agostinelli se cree Dios!
 

    Hace meses, el oscuro Agostinelli puso en Internet un sitio llamadodios.com.ar, el cual muchos asumimos sería de difusión escéptica. La sensación de desencanto no tardó en llegar.
    Una de las notas más disparatadas que aparecen en dicho lugar es una entrevista a John Keel, un curioso personaje que analiza el fenómeno OVNI. El autor de la nota es el propio Agostinelli. Veamos su caracterización del personaje:
    "...su ánimo cambiante no impidió entrever el perfil de su personalidad. Su discurso no es el de un científico sino, antes bien, el de un iconoclasta. Su background no es el de un investigador riguroso. Es un periodista excéntrico; un viejo aventurero enamorado de las conspiraciones y el misterio. Pero, de vez en cuando, destila un talante crítico inimaginable en sus colegas norteamericanos. La chispeante inteligencia que capea a medida que avanza en el diálogo compensa. Y es ahí cuando a uno no le queda otro remedio que rendirse ante la subjetiva sabiduría de los pioneros."
    Algunas muestras de la "sabiduría subjetiva" de este personaje:
   "...Tengo la sensación de que a veces hay seres humanos involucrados en el fenómeno OVNI. O no necesariamente humanos, y sí ‘seres luminosos’, robots o incluso cyborgs. Hay muchas posibilidades, pero con sólo leer mis libros uno se daría cuenta de que hay muchas historias que envuelven a seres de este tipo."
    "...Llegué a pensar en que, tal vez, a los OVNI les atrae el olor a la sangre..."
   "...A lo mejor estas cosas no son materiales, y toman cuerpo de manera temporaria. Los misteriosos submarinos desaparecen en un ¡puf! de humo. También tenemos muchos aviones fantasmas y últimamente, en los Estados Unidos, se ha experimentado la presencia de helicópteros fantasma."
    Dice Norberto Maraschi, conocido escéptico y ex vicepresidente de ASALUP (Asociación Argentina de lucha contra las Pseudociencias): "Toda, absolutamente toda la entrevista, está impregnada de conspiranoia típica de los Expedientes X".
    Agostinelli nos cuenta su desesperación por poder entrevistar a Keel: "Leí sus libros, conozco sus aventuras en el mundo de lo paranormal, me fascina su heterodoxia ¡y vengo de la Argentina! No, no me puede negar un reportaje!", dijo, y ahora, efectivamente, le da espacio para difundir sus locuras. 
    Veamos la conmovida despedida, escrita por el propio Agostinelli:
   "En la dedicatoria escribió: ‘The secret of the universe is on page 272. All the best. John Keel’.. Sin apuro, pero con inocencia adolescente, busco la página 272 y llego al final del libro. Desde luego, estaba en blanco. Primero, me sentí levemente engañado.
    Después me dije ¿qué mejor invitación para la acción? También me pregunté si, debajo de esa infinita piel de estrellas y de su encantadora fragancia a eternidad, no estaremos siendo llamados por el hechizo de un abismo fascinante y peligroso a la vez."
    ¿Invitación a la acción? Menos mal que en una crítica a la película ‘Las profecías del Hombre Polilla’, Julio Arrieta, del ARP (organización escéptica de España), escribe, menos fascinado y peligroseado: "La pregunta que me hago es la de siempre en estos casos: ¿Keel es sólo un caradura o realmente se cree las tonterías que dice?".


Agostinelli al descubierto

    En una lista escéptica (justamente llamada “escéptica"), el propio moderador –Francisco Mercader, a quien no tengo el gusto de conocer- le dijo a Agostinelli (por lista pública):
   “Señor Agostinelli: (...) He de decirle, que su adscripción a la subespecie de los  escépticos queda para mí poco clara. Verá; en España tenemos a un curioso personaje, el Dr. Jiménez del Oso (a quién sin duda conocerá bien por haber colaborado ud. en sus publicaciones) con una extremada habilidad para  mostrar una cara escéptica mientras desliza su material para crédulos sin  dejar nunca clara su propia postura, mirando disimuladamente a otro lado.
    ¿Por qué será que me recuerda Ud. a dicho periodista (!!), del que envidio su  habilidad para pescar en las aguas más profundas sin mojarse los zapatos?
    He leído cuidadosamente la web que Ud. nos anuncia y me ha parecido que la  dificultad con que se lee esa letra minúscula y poco definida representa con mucha fidelidad la dificultad que presenta percibir la ideología que encierra.
    Sólo he podido sacar en claro el extremo interés que Ud. manifiesta por el  fenómeno OVNI y los distintos 'enigmas'. Al compararlo con mi propio interés, dirigido exclusivamente a la presunta distorsión mental de las personas que se interesan por sus 'fenómenos', no he podido evitar  preguntarme: ¿Se nos ha colado un crédulo disfrazado en la lista? ¿Será un  escéptico que, en realidad, es un crédulo sin saberlo? ¿Será uno de esos hábiles periodistas que EXPLOTAN LA CREDULIDAD AJENA EN SU BENEFICIO?”
   Insisto: es un mensaje de una lista ¡ESCÉPTICA!.
   Por si fuera poco, en otra lista de discusión (llamada “Incrédulos”, por si hubiera suspicacias), Carlos Quintana, otro escéptico que no tengo el placer de conocer, asegura:
   “Recientemente visité el sitio dios.com.ar me recordó a un personaje siniestro que apareció en la lista escépticos Colombia (Mauricio Cubaque) también vinculado a los medios de comunicación, también con su página web, también disfrazado de escéptico, también defensor del 'librepensamiento' de las sectas.
   Su discurso es típicamente posmoderno, sin contenido pero muy intrincado (...) El tipo lo que hace es similar a lo de su colega rioplatense (Agostinelli): mezclarse con grupos racionalistas para pulir el contenido de sus historias y hacer más creíble lo imposible para optimizar $u negocio”.


El defensor de sectas


    Norberto Maraschi, anteriormente citado, es uno de los que mejor ha desenmascarado a Agostinelli. Su análisis es impecable:
    "A mediados de septiembre de 2002 un programa televisivo expuso una opinión de Christian Sanz, filmada muchos meses antes, sobre un grupo espiritista (Escuela Científica Basilio), en la cual los calificó de secta y los comparó con otros grupos sectarios.
    Nuestra agrupación (ASALUP) era nueva y aún no teníamos una opinión definida sobre el fenómeno sectario, lo que motivó que dichas afirmaciones originaran una discusión interna y decidimos profundizar en dicho tema y llegar a un consenso operativo lo antes posible.
    Justamente al día siguiente encuentro un mail de Alejandro Agostinelli, miembro fundador del CAIRPCentro Argentino de Investigación y Refutación de la Pseudociencia, criticando la participación de Sanz en dicho programa y hablando del tema sectario y de lavado de cerebro, 'una controversia que se dirimió en el CAIRP en 1994'.
    Me pareció una inmejorable oportunidad para obtener información sobre tan espinoso tema dentro del campo del escepticismo, puesto que si bien el fenómeno sectario es innegable, su labilidad hace que establecer sus límites y funcionalidad sea siempre dificultoso. Con tal idea, le escribí pidiéndole opinión, a pesar de no conocerlo personalmente, por considerarlo un compañero de lucha. Si ellos ya tenían una conclusión en 1994, seguramente nos ayudaría mucho.
    Asombrosamente, las respuestas recibidas no entran dentro del campo del escepticismo y de la racionalidad científica, sino del relativismo cultural típico de los defensores de las sectas 'por izquierda', del tipo de Ruiz Núñez, es decir, los que desdibujan la definición del propio e innegable fenómeno sectario so capa de defender la 'libertad individual' y la 'libertad de creencias', justamente las libertades que las sectas atacan.
    Agostinelli dice textual: 'A esta altura defender el argumento según el cual 'las sectas lavan cerebros' (una controversia que se dirimió en el Cairp en 1994) es ir 'marcha atrás': ambos conceptos -el de secta y el de lavado de cerebro- son etiquetas que se utilizan para descalificar al que "no cree en lo mismo que uno". No se habla de la secta católica ni la de los barras bravas, aunque posean muchos de los ingredientes que se les atribuyen a las sectas destructivas'.
   Aunque le parezca mentira a quienes lo conocen de antes, como me pareció a mí, lo anterior está escrito, sin sacarle una coma, por Alejandro Agostinelli, el que se reivindica como 'escéptico' y aún firma'miembro fundador del CAIRP'.
   Primero, asombra la frivolidad de decir que hablar de sectas es ir 'marcha atrás', como si tan grave tema fuera una cuestión de modas.
    Segundo, decir que los conceptos sectas y lavado de cerebro son 'etiquetas' para 'descalificar al que no cree en lo mismo que uno' está diciendo claramente que el fenómeno sectario simplemente no existe, que la gente inventó el concepto de secta para 'escrachar' a cualquier religión nueva. Nótese que no se dice que la usan así 'algunos' o 'a veces' o 'frecuentemente'.
    Para reforzar su posición menciona como ejemplo que no se habla de la secta Católica o de las barras bravas como sectas, queriendo dar a entender que cuando un fenómeno es 'socialmente aceptado' no se usa más la muletilla descalificadora. Este es otro argumento 'progre', hermano siamés de aquel que dice que 'toda religión al principio fue una secta hasta que creció', dando a entender lo mismo: las sectas no tienen más existencia real que las brujas del medioevo.
    ¿Cómo aceptar semejante falacia? En primer lugar, rebaja a la gran cantidad de estudiosos del fenómeno sectario en el mundo entero, que incluye sociólogos, juristas, psicólogos, psiquiatras, etc., al nivel de viejas de barrio que 'etiquetan' a alguien simplemente porque no les cae bien.
    En segundo lugar, hay muchos movimientos religiosos modernos que no son considerados generalmente como sectas. Que alguno los califique así por la carga peyorativa del término, no dice nada contra la realidad del concepto general, como llamar 'ladrón' a alguien que no lo es no hace que los verdaderos ladrones dejen de existir. Esta confusión entre uso y definición es pasmosa en un racionalista. Es como si me dijera que los burros no existen porque tal palabra es una 'etiqueta descalificadora' para los alumnos de primaria que se sacan bajas notas y los caballos de carrera que llegan últimos.
    En tercer lugar, no es cierto que la calificación de secta derive de la creencia de un grupo, sino de sus técnicas de manipulación. Justamente la Iglesia Católica y el Opus Dei tienen exactamente las mismas creencias, pero la primera no es considerada secta y el segundo sí. Lo mismo pasa con el Islam y los sufíes y tantas sectas que existen en el seno de grandes religiones. Por otro, como se mostró en el caso deArgentina Works, existen sectas que no tienen creencia alguna, a pesar de lo cual existen.
    Y finalmente, ni siquiera es cierto que a un grupo no se lo denomine secta por ser socialmente aceptado. El pone como ejemplo a las barras bravas del fútbol: ¿son 'socialmente aceptados'? ¿O más bien no se los considera secta porque a todas luces no lo son?
    Pero eso no es todo: Agostinelli me envió tres artículos inéditos de su autoría, que están en mi poder, donde se trata el importante tema del 'lavado de cerebro' y la 'desprogramación psíquica', íntimamente relacionados con las sectas.
    Si algo no se le puede negar al autor es la coherencia: las tesis de estos trabajos son la exacta continuación de lo que me escribió en los mail sobre las sectas. Con lo que no son coherentes es con su pretensión de ser racionalista, escéptico, guiarse por las evidencias, negar el principio de autoridad, y combatir a los chantas
, posición que sin embargo es la que quiere hacer creer a la gente.
    Veamos el artículo titulado El mito del lavado de cerebros.
   "Para muchos, las religiones nuevas utilizan engañosas técnicas de ‘lavado de cerebro’. Los científicos sociales, en cambio, consideran al converso un sujeto activo, a quien no hace falta coaccionar para que salga a buscar respuestas fuera de las religiones institucionalizadas".

    Este es el copete de la nota. Claramente aquí ya se muestra la posición tomada: los que hablan del 'lavado de cerebro' son 'muchos', en cambio los que lo niegan, son 'científicos sociales'.
    Curiosamente, lo que Agostinelli dice que estos científicos niegan ¡no es el lavado de cerebro! Claro que el sujeto es libre de buscar respuestas fuera de las religiones oficiales. Después de adherir a una secta es cuando le lavan el cerebro y pierde su libertad. Lo que hay que probar es la inexistencia de esta segunda etapa. ¿Cómo una secta le va a lavar el cerebro a un tipo al que todavía no captó?
    Por otro lado, ¿qué científicos sociales? ¿Son tales, o simples opinadores que se montan en una ola de opinión y recogen 'prestigio' del movimiento intelectual de moda?
    Yo me atrevería a pensar lo segundo. En un mail sobre el tema sectas, Agostinelli me escribe:

   "...antes debería saber cuál es tu definición de secta. ¿Usás la definición de Berger?, ¿la de Yinger? ¿la de Beckford? ¿la de Shupe? ¿la de Mayer? ¿la de Wilson? ¿la de Elwood? ¿la de Stark? ¿la de Pepe Rodríguez?"

   ¿Esos son los científicos sociales que invoca? No se pueden poner de acuerdo en una definición básica.
    Desgraciadamente para su pasado escéptico, no. Ni siquiera invoca a esos 'científicos' (y conste que invocarlos sólo es aceptar el principio de autoridad, que su supuesto escepticismo le debería vedar).
    El principal citado en este trabajo es un señor Newton Malony, miembro de la Academia Americana de Psicología Clínica, pastor metodista y profesor de teología
   Copio las peroraciones de este señor Malony:
   "La acusación según la cual la 'secta' lava el cerebro de sus simpatizantes es un recurso de la cultura dominante para atraer al redil a las ovejas descarriadas", dice este interesante charlatán, siguiendo el mismo esquema ya dicho: como la ‘cultura dominante’ (implícitamente demonizada) usa el término ‘lavado de cerebro’ para sus fines (implícitamente perversos), entonces  el ‘lavado de cerebro’ no existe”.
    Me gustaría que el señor Newton Malony, cuando visitó Buenos Aires, hubiera conocido a un amigo mío que luego de estar dos años con los mormones en un retiro en Florida, Estados Unidos, hablaba con su voz y expresión normal cuando se trataba de temas personales, pero cuando hablaba de cualquier cosa relacionada con la secta, sin darse cuenta cambiaba de postura física y, con la vista fija, nos hablaba con voz de portorriqueño dándonos un verso perfectamente memorizado volviendo luego a la normalidad.
   Pero bueno, seguramente el señor Newton Malony no hubiera tenido tiempo de hacerlo. Porque su viaje a Buenos Aires fue para -agárrense- ... mejor que lo diga el propio Alejandro Agostinelli:
   "Malony visitó Buenos Aires invitado por la fundación escuela de yoga de Buenos Aires. La Escuela fundada por Juan Percowicz -en su rol esotérico, Maestro Juan- protagoniza una causa desde diciembre de 1993 a raíz de la denuncia del padre de Valeria Llamas, una joven supuestamente captada por la secta".
    ¡El 'experto' que cita es un pastor religioso, y además paniaguado del delincuente, estafador y mentiroso Juan Percowicz! ¡Y Agostinelli lo toma como autoridad en el tema! La verdad, hubiera preferido que citara a Sai Baba.
    Permítaseme un chascarrillo: los argumentos de este Newton caen por su propio peso.

    Habla de nuevo Agostinelli:
   "En la causa contra la Escuela de Yoga, Malony ve un ejemplo de cómo 'Justicia, medios y algunos familiares de alumnos adultos pueden socavar el prestigio de una institución (más allá de cuáles son sus enseñanzas) mediante descalificaciones ideológicas ante la inexistencia de delito'.
    Aquí, señoras y señores, tenemos lo inconcebible: Alejandro Agostinellipreocupado por el prestigio de la Escuela de Yoga de Buenos Aires. Lo curioso es que el CAIRP del que formó parte (y que luego destruyó) hacía JUSTAMENTE ESO: descalificar ideológicamente aquello que no se podía perseguir legalmente con el saludable propósito de avivar a la gilada".

Finalmente

    Alejandro Agostinelli es uno de los personajes más oscuros que he tratado en mi vida. Su nivel de desubicación y caradurez es tal que se ha tomado el atrevimiento de difamarme frente a mis colegas de Tribuna de periodistas. Las respuestas que ha recibido a su planteo son tan humillantes que no merecen ser reproducidas (entre otras cosas, han amenazado con denunciarlo), pero lo han puesto en su lugar con gran altura. Ahora se cuida mucho más antes de ser tan estúpidamente temerario. No come vidrio.
    Un último consejo: si alguna vez Ud. busca una opinión escéptica sobre algún tema y cruza a Agostinelli en la calle, cámbiese de vereda.
    Le aseguro que me lo va a agradecer...
Christian Sanz




FUENTE

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