La separación del Mar Rojo es uno de los relatos bíblicos más épicos, emocionantes y legendarios. La imagen de Charlton Heston como Moisés ordenando a las aguas que abrieran paso a su pueblo para salir de Egipto está grabada en nuestras retinas, una escena que, actualizada por los modernos efectos especiales, podemos ver repetida en la nueva superproducción «Exodus» de Ridley Scott, esta vez con Christian Balecomo profeta. La película, ahora en cartelera, ha vuelto a poner actualidad el milagro de la separación de las aguas hace más de 3.000 años. ¿De verdad pudo ocurrir algo así? ¿Existe una explicación científica, fuera de la fe, que sostenga un fenómeno semejante? Los arqueólogos y egiptólogos han encontrado pocas evidencias directas para corroborar este relato del Éxodo, y los científicos se han afanado en encontrar una causa natural.
Algunos han especulado acerca de un tsunami, lo que habría causado que las aguas se retiren y avancen rápidamente. Pero tal evento no habría causado la brecha temporal como se describe en la Biblia. Un estudio realizado por investigadores del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) y la Universidad de Colorado en Boulder (CU) daba en su día una explicación alternativa: el movimiento del viento.
Las simulaciones por ordenador muestran que un fuerte viento del este, que soplaba durante la noche a 63 millas por hora, podría haber hecho retroceder el agua de dos cuencas antiguas fusionadas en una curva con forma de U, la de un río (un antiguo brazo del río Nilo) y una laguna costera (el Lago de Tanis) a lo largo del Mar Mediterráneo, para crear un puente de tierra seco de 2 a 2,5 km de largo y 3 km de ancho, permitiendo a la gente caminar a través de las marismas con seguridad durante unas nueve horas. Tan pronto como el viento se calmó, las aguas volvieron a cubrirlo todo como en una marejada.
La investigación se basó en una reconstrucción de las posibles ubicaciones y profundidades de los cursos de agua del delta del Nilo, que han variado considerablemente con el tiempo. «Las simulaciones coinciden bastante estrechamente con la cuenta en el Éxodo», decía Carl Drews, investigador del NCAR y autor principal del estudio en PLoS ONE. «La separación de las aguas puede entenderse mediante dinámica de fluidos. El viento mueve el agua de una manera que está en conformidad con las leyes físicas, creando un pasaje seguro con agua a ambos lados y luego, abruptamente, permitiendo que el agua vuelva».
La explicación de Drews encaja de forma notable con el relato del Éxodo, que describe cómo en su huida de los ejércitos del faraón, Moisés y los israelitas llegaron a un cuerpo de agua que ha sido traducido como el Mar Rojo. En un milagro divino (el viento, para Drews), se dividieron las aguas dejando un paso de tierra seco (el puente de tierra) con agua a ambos lados. Cuando los israelitas ya estaban en la otra orilla, las aguas volvieron a unirse (el viento se paró) y los soldados egipcios se ahogaron.
El estudio de Drews no confirma que el hecho bíblico ocurriera realmente, pero sí muestra que la separación de la aguas pudo suceder con base a las leyes físicas.
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