Nuevos mapas geológicos del asteroide Vesta
10 de diciembre de 2014: Se han utilizado imágenes proporcionadas por la misión Dawn (Amanecer, en idioma español), de la NASA, para crear una serie de mapas geológicos en alta resolución del asteroide Vesta, de gran tamaño. Estos mapas revelan la variedad de rasgos de la superficie de Vesta con detalles sin precedentes y están incluidos en una serie de 11 artículos científicos que fueron publicados esta semana en una edición especial de la revista Icarus.
El mapeo geológico es una técnica que se utiliza para conocer la historia geológica de un objeto planetario a partir de detallados análisis de la información sobre la morfología, topografía, color y brillo de la superficie. Un equipo de 14 científicos confeccionó un mapa de la superficie de Vesta usando los datos proporcionados por la nave espacial Dawn, cuyos científicos principales, patrocinados por la NASA, son: David A. Williams, de la Universidad Estatal de Arizona, en Tempe; R. Aileen Yingst, del Instituto de Ciencias Planetarias (Planetary Science Institute, en idioma inglés), en Tucson, Arizona; y W. Brent Garry, del Centro Goddard para Vuelos Espaciales (Goddard Spaceflight Center, en idioma inglés), de la NASA, ubicado en Greenbelt, Maryland.
“La campaña de mapeo geológico en Vesta llevó alrededor de dos años y medio y los mapas que se obtuvieron como resultado nos permitieron reconocer una escala de tiempo geológico de Vesta para poder compararla con la de otros planetas”, dijo Williams.
Los científicos descubrieron a través de estos mapas que los impactos de varios meteoritos grandes han dado forma a la historia de Vesta. Los asteroides como Vesta son remanentes de la formación del sistema solar, lo que brinda a los científicos una oportunidad para dar un vistazo a la historia. Los asteroides también podrían albergar moléculas fundamentales para la existencia de la vida y quizás revelar pistas sobre los orígenes de la vida en la Tierra.
El mapeo geológico de Vesta se pudo lograr gracias a las imágenes obtenidas por la cámara de encuadre proporcionada por el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (Max Planck Institute for Solar System Research, en idioma inglés), de la Sociedad Alemana Max Planck y del Centro Aeroespacial Alemán (German Aerospace Center, en idioma inglés). Esta cámara toma imágenes pancromáticas e imágenes a siete bandas en color con filtro. Se utilizaron también fotografías estereográficas para crear modelos topográficos de la superficie, los que ayudan en la interpretación geológica.
La escala de tiempo geológico de Vesta está determinada por la secuencia de eventos de grandes impactos, principalmente los impactos que formaron los cráteres Veneneia y Rheasilvia, en la historia temprana de Vesta, y el impacto que formó el cráter Marcia, en su historia posterior. La corteza más antigua en Vesta es anterior al impacto que dio lugar al cráter Veneneia. La escala de tiempo relativa está complementada con edades absolutas basadas en modelos de dos enfoques diferentes que aplican las estadísticas relacionadas con los cráteres para dar cuenta de la edad de la superficie.
“Este mapeo fue crucial para poder conocer mejor la historia geológica de Vesta así como para brindar un contexto para la información, vinculada a la composición, que recibimos de otros instrumentos colocados en la nave espacial: el espectrómetro de mapeo que utiliza la luz visible e infrarroja (Visible and Infrared o VIR, por su sigla en idioma inglés) y el detector de rayos gamma y de neutrones (Gamma-ray and Neutron Detector o GRaND, por su acrónimo en idioma inglés)”, dijo Carol Raymond, la principal investigadora interina de la misión Dawn, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por su sigla en idioma inglés), de la NASA, en Pasadena, California.
El objetivo de la misión Dawn, de la NASA, es clasificar los dos objetos más masivos que se encuentran en el cinturón de asteroides principal, entre Marte y Júpiter: Vesta y el planeta enano Ceres. La nave espacial fue lanzada en el año 2007. Se pensaba que Vesta, alrededor de cuya órbita giró la nave espacial Dawn entre julio de 2011 y septiembre de 2012, era el origen de un exclusivo conjunto de meteoritos basálticos llamados HEDs (howardite-eucrite-diogenite, en idioma inglés, o howarditas-eucritas-diogenitas, en idioma español), y Dawn confirmó la conexión Vesta-HED.
En la actualidad, la nave espacial Dawn se encuentra camino a Ceres, el objeto más grande que existe en el cinturón de asteroides. Dawn llegará a Ceres en marzo de 2015.
Dawn usa la propulsión por iones en trayectorias espiraladas para viajar desde la Tierra hasta Vesta, así como para orbitar Vesta y luego continuar hacia la órbita del planeta enano Ceres. Los motores que se impulsan por medio de iones utilizan muy pocas cantidades de combustible a bordo, lo que permite llevar a cabo una misión que sería inviable o imposible de concretar sin ellos.
Más información, en español e inglés:
El Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por su sigla en idioma inglés) dirige la misión Dawn para el Directorio de Misiones Científicas de la NASA, en Washington. La nave espacial Dawn es un proyecto del Programa Discovery (Descubrimiento, en idioma español) del directorio, a cargo del Centro Marshall para Vuelos Espaciales (Marshall Space Flight Center, en idioma inglés), de la NASA, ubicado en Hunstville, Alabama. La Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por su sigla en idioma inglés) es la responsable general de las cuestiones científicas asociadas a la misión. La empresa Orbital Sciences, en Dulles, Virginia, fue la encargada del diseño y de la construcción de la sonda espacial. El Centro Aeroespacial Alemán (German Aerospace Center, en idioma inglés), el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (Max Planck Institute for Solar System Research, en idioma inglés), la Agencia Espacial Italiana y el Instituto Nacional Italiano de Astrofísica son los miembros internacionales que integran el equipo de la misión.
http://en.wikipedia.org/wiki/4_Vesta
FUENTE VIDEO
La siguiente info abajo fué publicada desde 2010, pero vale.
¿Qué podemos hacer ante el impacto inminente de un asteroide?
Actualizado Miércoles , 05-05-10 a las 17 : 49
El asteroide 2010 GU21, una roca «potencialmente peligrosa», ha realizado hoy su máximo acercamiento a la Tierra. El bólido fue descubierto por un telescopio del Catalina Sky Survey en Arizona (EE.UU.) con un mes de antelación. Otros fenómenos parecidos que han «rozado» nuestro planeta en los últimos meses, llegando incluso a pasar por delante de la Luna, sólo pudieron ser detectados por los observatorios en cuestión de días. Hasta ahora nos hemos librado. Meteoros de un tamaño considerable, descubiertos prácticamente por sorpresa, nos han silbado al oído pero no han llegado a impactar contra el planeta. Quizás no tengamos tanta suerte en el futuro.
El 75% de los grandes asteroides, aquellos de más de un kilómetro capaces de causar una catástrofe planetaria, están ya localizados y ninguno de ellos tiene una órbita peligrosa. Son 805. Se sospecha que casi otros 300 todavía andan por ahí, pero, por su tamaño, no escaparán a nuestros ojos tecnológicos si vienen a visitarnos. El problema se encuentra en los más pequeños, aquellos difíciles de detectar y que aparecen por sorpresa. Una roca de tan sólo 7 metros de ancho con una densidad media puede provocar una explosión de 4 kilotones en la atmósfera, nada desdeñable si tenemos en cuenta que la bomba de Hiroshima tenía 15. Si el objeto en cuestión supera los 20 ó 30 metros, la catástrofe capaz de originar alcanza grandes proporciones. Podría arrasar una ciudad entera. El famoso Apophis, de 300 metros,podría devastar una región como Cataluña o Extremadura. Si conocemos el impacto inminente de una de estas amenazas cósmicas en una zona poblada con tan sólo horas o incluso un mes de antelación, ¿está la humanidad preparada para afrontarla? ¿Qué podemos hacer si la sombra de una roca así se nos viene encima? La esperanza es muy pequeña.
A partir de 30 metros«Se está haciendo un esfuerzo muy grande de detección de asteroides lo más temprana posible, pero la población de asteroides es muy grande», afirma Juan Luis Cano, especialista de misión de la empresa española Deimos Space y jefe del antiguo proyecto Don Quijote de la Agencia Espacial Europea (ESA) para defender la Tierra contra los asteroides. EE.UU. lidera actualmente esta tarea. El National Research Council recibió en 2008 el encargo del Congreso norteamericano deidentificar todo objeto próximo a la Tierra de al menos 140 metros de diámetro antes de 2020. Se trata de los denominados NEOS (por sus siglas en inglés de near Earth objects). En su último informe oficial, el comité advertía de que hacía falta más dinero para poder desarrollar un sistema de vigilancia adecuado que combine telescopios espaciales y terrestres, paramonitorizar objetos más pequeños, a partir de 30 metros de diámetro. Es necesario, porque son peligrosos. Para hacernos una idea: el cometa que destruyó una inmensa área de 2.000 kilómetros cuadrados en la estepa de Tunguskaen 1908 medía 80 metros. En cuanto otros más minúsculos, el asteroide que cayó en el desierto de Sudán hace dos años, tan sólo 5 -explotó en el aire pero sus trozos fueron encontrados esparcidos por el suelo, por fortuna en una zona aislada-, y el quese desintegró en el cielo de Indonesia el pasado octubre, de diez metros, tenía la potencia de tres bombas atómicas.
Por el momento, las fórmulas para destruir o intentar evitar la trayectoria de un asteroide son «nuevas e inmaduras», según los expertos norteamericanos. La posibilidad de enviar una nave que ejerza una fuerza que logre cambiar lentamente la órbita de colisión sólo sería eficaz con con objetos de hasta 100 metros de de diámetro descubierto con décadas de antelación. Los métodos de desviación de órbita mediante una nave que se pose en el objeto también requieren años de adelanto, aunque serían útiles para objetos de un kilómetro de diámetro. La última posibilidad es una explosión nuclear, como única respuesta posible para objetos de más de un kilómetro o par los más pequeños.
«Una bomba de racimo»Los científicos se esfuerzan, pero el planeta sigue expuesto. Cuando nos veamos en la peor tesitura, «lo cierto es que no se podrá hacer nada», advierte Cano. «A no ser que los militares tengan algún tipo de misil secreto capaz de atacar un objeto que se mueve a una velocidad de decenas de kilómetros por segundo.... Con la tecnología actual, todo depende del tamaño del asteroide. Se puede intentar romperlo, pero no sé si es la mejor solución. Convertiríamos una bomba concentrada en un bomba de racimo, el problema puede ser peor todavía», explica.
Quizás la única respuesta posible es prepararnos para correr. «Conocer con la mayor previsión las coordenadas dónde va a caer el objeto y coordinar a los agentes de protección civil, ejércitos y gobiernos para un escenario de evacuación. Sin embargo, todavía no existe un programa similar preparado», explica Cano. El ejército norteamericano sí ha realizado un ejercicio de simulación a tiempo real, como si se enfrentara a un asteroide binario, una roca dividida en dos: una de las partes, con el cuerpo más grande que Apophis; y lal segunda, más pequeño, de aproximadamente 50 metros. Una de ellas impactaría en la costa Este de EE.UU. y la otra «atacaría» aguas internacionales. El equipo de respuesta al desastre tenía sólo 72 horas desde el descubrimiento al impacto. El ejercicio fue tan sólo académico y no representa ninguna posición oficial.
De momento, las únicas fórmulas de defensa civil aceptadas (evacuación, refugio, infraestructura de emergencia) que podrían adaptarse a un acontecimiento de estas dimensiones que podrían adoptarse son, por ejemplo, las que ya están preparadas en algunos países ante la erupción de un volcán.
Las siete defensas contra los asteroides
Estos son los siete métodos más conocidos en la guerra contra los asteroides. Ninguna parece ser realmente efectiva en una caso de extrema urgencia:
-Usar la fuerza gravitacional: Cada objeto ejerce una fuerza gravitacional, también una nave espacial. Simplemente, colocando una nave enviada con ese propósito encima de la roca, podría moverla de su órbita. La aproximación podría ser realizada por la sonda Dawn, que fue lanzada en en 2007 para examinar Vesta y Ceres y que finalizará sus tareas en el cinturón de asteroides en 2015. Sin embargo, esta estrategia puede resultar muy lenta, ya que alterar el trayecto del asteroide puede requerir años e incluso décadas.
-Explosiones nucleares: La más polémica y la más espectacular, es la solución que encuentran los héroes de la película «Armageddon». Se trata de colocar una bomba en el asteroide amenazante y romperlo en mil pedazos antes de que se precipite contra nosotros. Existe un riesgo: que alguna de esas pequeñas piezas descontroladas, mucho más difíciles de detectar, siga teniendo el empeño de empotrarse contra nuestro planeta.
-Explosiones múltiples: Un mejor uso de las armas nucleares podría ser la detonación de una serie de pequeños artefactos nucleares en diferentes puntos del asteroide, lo suficientemente lejos unos de otros para que no fracturen la enorme piedra. En el espacio, las explosiones nucleares trasmitirían una fuerza relativamente pequeña, pero un buen número de ellas podrían crear una forma de propulsión, suficiente para enviar la roca lejos del camino a casa.
-Un empujón: Es la idea del viejo proyecto «Don Quijote», desarrollado por la empresa española Deimos Space para defender a la Tierra del impacto de asteroides. Con la financiación de la Agencia Espacial Europea (ESA), la compañía aspiraba a enviar la sonda en 2015 al asteroide «Apophis», el que tiene más peligro de chocar contra nuestro planeta, de forma que impactara contra la roca espacial para desviar su trayectoria. Sin embargo, fuentes de la empresa señalaron el pasado año que «Don Quijote» se limitará a realizar una misión de prueba de tecnología y de estudio de la órbita y las características del asteroide. Y eso en caso de que la ESA ofrezca su ayuda.
-La presión de la luz solar: Una vela solar podría utilizar la pequeña pero constante presión de la luz del sol sobre una amplia zona para gradualmente mover el asteroide. Las dificultades incluyen el tamaño del artefacto: la vela necesitaría un tamaño de 5.000 kilómetros cuadrados.
-Perforación: Un dispositivo de minería capaz de perforar la roca y expulsar sus desechos a gran velocidad hasta llegar a sus entrañas. El objetivo es disminuir la masa del enemigo lo más posible.
-Una capa de pintura: Una nave vuela hacia el objeto para, literalmente, pintarlo. La sustancia atrae la radiación solar en un determinada zona y lo reirradia mientras rota. Esto produce un ligero desequilibrio que, lentamente, modifica la trayectoria del asteroide. Es lo que se llama el Efecto Yarkovsky, denominado así por el ingeniero ruso que lo descubrió hace un siglo.
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