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miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Tenemos un GPS en nuestro cerebro?

¿Podría este ayudarle a encontrar el amor? ¿A su perro perdido?
 
Por Tara MacIsaac - La Gran Época
Lun, 13 Oct 2014 13:46 +0000


El cerebro humano toda una incógnita por develar. ((Lixuyao/iStock/Thinkstock)

El universo está lleno de misterios que desafían nuestro conocimiento actual. En "Más allá de la Ciencia" La Gran Época recoge historias sobre estos extraños fenómenos que estimulan la imaginación y abren previamente inimaginables posibilidades. ¿Son verdad? Usted decide.

Un Premio Nobel de Medicina fue premiado la semana pasada por el descubrimiento de "un GPS interno en el cerebro". Si bien esta función afecta la forma en que geográficamente mapeamos nuestro entorno, ¿podría también guiarnos en otras formas? Las teorías que se hacen por este descubrimiento nos llevan al reino de la intuición y las "coincidencias". Cuando te encuentras con la persona adecuada en el momento justo, ¿no podía ser este sistema interno de posicionamiento global (GPS) que está operando?

El investigador noruego, Edvard Moser, su esposa, May-Britt Moser, y el científico británico-americano Dr. John O'Keefe descubrieron que las llamadas rejillas de células en el cerebro abarcan este GPS interno. Las rejillas de células se encuentran en el hipocampo y también podrían estar ubicados en la parte cingulada delantera del cerebro, que desempeña un papel importante en las emociones humanas, dijo el Dr. Bernard Beitman, un psiquiatra educado de Yale que actualmente trabaja en la Universidad de Virginia, después de leer algo de la investigación ganadora del premio.

"Este aspecto emocional del mapeo de la rejilla de célula podría hacer determinados lugares más altamente cargados en nuestros mapas ​​cerebrales. Al igual que los mapas utilizados en la navegación GPS, estos podrían entonces ayudar a encontrar vías para acceder a las personas emocionalmente importantes, a cosas y situaciones”, escribió el Dr. Beitman a La Gran Época en un correo electrónico. 

La Gran Época le preguntó a Moser lo que pensaba de esta idea. ÉL respondió por correo electrónico que "el vínculo con las emociones es muy especulativo". Beitman está de acuerdo en que las conexiones son especulativas, "Pero es en esas evidencias que las nuevas teorías pueden desarrollarse". Muchas anécdotas de coincidencias que ha escuchado dejan claro que la gente de alguna manera es capaz de trazar la ubicación es en relación con las personas emocionalmente significativas o lugares. "¿Cómo funciona esto? es nuestra divertida pregunta", dijo.

Dio un ejemplo: "Una madre sintió que su hija de 6 años estaba en peligro y corrió hasta el borde de una cantera de aguas profundas para encontrarla feliz jugando a la orilla del agua. ¿Cómo sintió la madre el peligro? ¿Cómo “supo” llegar allá”? Del mismo modo, como un niño el Dr. Beitman encontró a su perro perdido después de que hizo un giro equivocado en un barrio familiar. Era extraño para él ir en esa dirección, sin embargo, le llevó exactamente donde necesitaba ir.
El efecto cajón de archivo puede explicar algunas de estas coincidencias, dijo: recordamos todas las veces que encontramos lo que necesitábamos cuando lo necesitábamos a través de una cadena de sorprendentes y accidentales acontecimientos, pero nos olvidamos todas las veces que esto no sucedió. Si tenemos en cuenta la gran cantidad de fallas, los éxitos se vuelven más estadísticos probablemente.

No obstante, el Dr. Beitman piensa que el efecto cajón de archivo no puede explicar todo el fenómeno y no es el único. El veterinario Dr. Michael Fox ha oído hablar de mascotas rastreando a sus propietarios o encontrando ayuda cuando la necesitan en situaciones que parecen desafiar incluso su elevado sentido del olfato, la vista o el oído. Dr. Beitman y el Dr. Fox ambos teorizan acerca de los datos sensoriales a nuestro alrededor que nosotros percibimos subconscientemente.

Estos datos guiarían al GPS. Dr. Beitman habla de la "psychesphere", y el Dr. Fox habla de la "empathosphere", una capa de la existencia a nuestro alrededor que no podemos percibir con los cinco sentidos, pero que contiene la información emocional que puede recoger con receptores sensoriales que están todavía por ser descubiertos.
Si hacemos este descubrimiento o comprendemos mejor el fenómeno, dijo el doctor Beitman, puede que seamos capaces de hacer de las coincidencias útiles algo más común en nuestras vidas. Quizás este GPS pueda ayudarnos a encontrar niños perdidos más a menudo".
"Tal vez podría ayudarnos a encontrar el amor, o el trabajo adecuado, o una ayuda mano de en un momento de necesidad. Por supuesto, mucho misterio permanece sin descifrar todo esto, pero para el Dr. Beitman, es una línea de pensamiento que vale la pena seguir con más investigaciones. El profesor de la ciencia aeroespacial y decano emérito de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Princeton, Robert G. Jahn escribió sobre una "rejilla espacial de conciencia" o “rejilla de experiencia".

En su libro "Márgenes de la Realidad", se pregunta acerca de la existencia física de la conciencia humana y la forma en que se puede mapear. También reflexiona, desde la perspectiva de la física cuántica, cómo la conciencia puede moverse hacia una meta.
"Una persona que se describe como un amigo "cercano" o pariente "distante", "absorto en sus pensamientos" o "alto" como una cometa; una idea puede ser "central", "distante" o "lejana"; y permitimos que nuestras mentes 'divaguen' sobre varias “bases” conceptuales, antes de adoptar una "posición" sobre un tema".
Estas son descripciones cualitativas. Se pregunta si es posible desarrollar descripciones espaciales cuantitativas relacionadas con la conciencia. Su teoría es que la conciencia humana es en forma de onda y se mueve físicamente como tal a través del cerebro y más allá.
Dijo que más desarrollo de la mecánica de la conciencia podría formar una "rejilla de experiencia, a lo largo de la cual la conciencia avanza hacia su objetivo al hacer discriminaciones o asociaciones en cada coyuntura, tanto como en un laberinto rompecabezas o en los juegos de "Veinte preguntas" o "en juego de adivinanzas".

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