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martes, 12 de agosto de 2014

Mexicano crea brazo biónico 90% más barato que los de EU

La prótesis de mano, antebrazo y codo se mueve al estimular con la mente los nervios de los muñones.


Armando Bravo Castillo fundó la empresa Probionics. (Especial)


Las piezas de prueba han beneficiado a 150 personas. (Especial)


México
La empresa mexicana Probionics busca colocar la creación de prótesis de brazos robóticos en el mercado con un costos de 7 a 10 veces menor que empresas europeas y estadunidenses, dependiendo del número de módulos tecnológicos con los que se crea.
“Una prótesis de mano, antebrazo y codo en Estados Unidos se coloca aproximadamente en 2 millones de pesos, la de nosotros está en 180 mil, y la de una mano en 50 mil pesos, cuando la extranjera cuesta 32 mil dólares”, indicó en entrevista Luis Armando Bravo Castillo, director de Probionics.
La empresa dedicada al desarrollo de órganos artificiales y plataformas de rehabilitación se encuentra en negociación con dos compañías mexicanas para la fabricación y comercialización de la tecnología creada por Bravo, quien no quiso detallar los nombres de las compañías por motivos de confidencialidad.
El emprendedor egresado del Instituto Politécnico Nacional también tiene planes de ingresar al mercado en Sudamérica, Estados Unidos y, en un futuro, Europa.
El proyecto creado por el ingeniero biónico del IPN surgió desde que se encontraba en la universidad. Su trabajo de tesis fue un prototipo de brazo artificial para una persona amputada que fue probado con éxito.
Después de egresar de la carrera de Ingeniería desarrolló versiones mejoradas y un año después creó la empresa Probionics.
En 2008, el prototipo tuvo el financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, (Conacyt) a través del programa de avances que brinda el instituto y en 2010 contó con otro apoyo a través del Fondo de Innovación Tecnológica, fideicomiso creado entre la  Secretaría de Economía y el Conacyt.
Desde 2008, 150 personas se han beneficiado con los prototipos de prótesis que desarrolló Bravo con ayuda del Conacyt, pero el empresario espera que con la comercialización la ayuda pueda llegar a 13 mil personas. “Con la buena relación y los buenos resultados entregados, esperamos puedan venir más ocasiones de apoyo del Conacyt”, indicó el ingeniero.
El diseño del brazo robótico está basado en un desarrollo molecular que interpreta las contracciones musculares del paciente, el sistema del brazo artificial puede registrar esta señal a través de tres electrodos y controlar el movimiento de la prótesis.
“Cuando se desea elevar la mano a la cara se debe hacer contracción muscular en el bíceps y la corriente electroquímica se registra a nivel de la piel, en ese momento se reconoce una malla invisible de corriente eléctrica”, indicó el director de Probionics.
El prototipo se adapta a nivel de mano, antebrazo, brazo u hombro, dependiendo de las necesidades del paciente, puede colocarse o quitarse las veces deseadas. La estructura de la mano es una pinza con tres dedos artificiales, esto porque se considera que la fuerza se desarrolla en los tres primeros dedos.
El brazo lleva un guante que simula la mano del paciente y existen dos tamaños y cinco tonos para adaptarse mejor a las características físicas de cada persona.
La prótesis puede detectar tres intensidades de movimiento: baja, media o alta, pesa 260 gramos la de mano, 650 hasta el antebrazo y 1.2 kilos arriba del codo, por lo que se aproxima al peso del brazo biológico.
El brazo robótico permite al usuario reincorporarse al ámbito laboral y adquirir aceptación social. Se trata de un doble beneficio: funcional y emocional.
La empresa mexicana trabaja en la producción de piernas artificiales, prótesis para amputaciones parciales de mano, como dedos y la creación de exoesqueletos para personas invalidas “que a través de este exoesqueleto, que sería como una especie de traje que se para y con ello la persona va a poder caminar, subir escaleras, sentarse pararse y dejar de lado la silla de ruedas”, concluyó Armando Bravo.
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Computadora inglesa pasa prueba de inteligencia
Eugene Goostman, un ordenador programado para parecer un chico de 13 años, se convirtió en la primera máquina en superar el test de Turing, una prueba para medir la inteligencia artificial, informó la Universidad de Reading, en Berkshire, Inglaterra.
El test consiste en que un observador externo mantenga dos conversaciones por computadora, una con una persona y otra con una máquina, durante series de cinco minutos. Si ese observador interpreta que más de 30 por ciento de las respuestas que le da la máquina son de un humano, entonces el ordenador supera la prueba y es considerado inteligente.
Durante la prueba de este año, celebrada el sábado en la Royal Society de Londres y en la que participaron cinco máquinas, Eugene Goostmanengañó al observador en 33% de las respuestas.
“Es un logro destacado para nosotros y esperamos que fomente el interés en la inteligencia artificial y en los programas de ordenador capaces de mantener una conversación”, afirmó el ruso Vladimir Veselov y uno de los fundadores de Eugene Goostman junto al ucraniano Eugene Demchenko.
“Estamos orgullosos de declarar que el test de Alan Turing ha sido superado por primera vez”, destacó el profesor Kevin Warwick, de la Universidad de Reading.
Londres/EFE

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