© wikipedia.org / Staff Sgt. Aaron Allmon II
Los aviones 'invisibles' no existen, ya que incluso los cazas y bombarderos furtivos no representan una gran dificultad para los radares rusos. ¿Cómo consiguen detectarlos?
Los expertos no utilizan la palabra "invisible" cuando se refieren a la tecnología de sigilo conocida en inglés como tecnología 'stealth', porque hacer invisible un avión o un cohete con las tecnologías modernas es imposible, explica el diario ruso 'Rossiyskaia Gazeta'.
Según el periódico, lo único que se puede hacer es reducir su visibilidad, pero solo en el campo de visión del radar, lo que representa "el primer talón de Aquiles de un avión furtivo", pues son visibles a simple vista para un operador del sistema de defensa aérea portátil de corto alcance y para su cohete de tipo 'dispara y olvida'. Sin embargo, advierte el diario, siempre es mejor derribar los aviones del enemigo a larga distancia y "no cuando vuelan por encima de tu cabeza".
Al mismo tiempo, para la detección a larga distancia existen radiolocalizadores. Un radar común puede avistar un avión a una distancia de 300 kilómetros, mientras que las tecnologías furtivas permiten acortar esta distancia, aunque a un alto costo.
A fin de dispersar el haz del radar, los fabricantes de aviones los hacen un poco angulares y, siempre que sea posible, reemplazan el metal por materiales reforzados con fibra de carbono o, cuando esto no es posible, por materiales radioabsorbentes. Para ocultar del radar los compresores de los motores, una de las piezas de metal más visibles para el radar, colocan ante ellos unos difusores especiales, capaces de ahogar la señal de radar.
Las boquillas planas de un avión lo hacen menos visible en el infrarrojo. Para un mejor 'enmascaramiento' agregan al chorro de propulsión aire frío procedente de las válvulas de admisión. La cola tradicional del avión es sustituida en los furtivos por otra en forma de V (la llamada cola mariposa), menos visible para el radar. Incluso los asientos de los pilotos se hacen corrugados para disipar la radiación del radar.
En un intento por hacerlos invisibles, resultan aviones con características de combate muy debilitadas, ya que no pueden llevar una gran cantidad de armas, todo está escondido en el fuselaje, y su velocidad y el rango de vuelo son limitados y puede usar su radar solo con mucha cautela, ya que lo hace muy visible para otro radar.
El diario destaca un defecto más: la carestía de los aviones fugitivos. Por ejemplo, el bombardero estadounidense B-2 Spirit es el avión más caro de la historia, cuyo costo supera 1,5 millones de dólares, a pesar de lo cual los pueden derribar.
Según el periódico, lo único que se puede hacer es reducir su visibilidad, pero solo en el campo de visión del radar, lo que representa "el primer talón de Aquiles de un avión furtivo", pues son visibles a simple vista para un operador del sistema de defensa aérea portátil de corto alcance y para su cohete de tipo 'dispara y olvida'. Sin embargo, advierte el diario, siempre es mejor derribar los aviones del enemigo a larga distancia y "no cuando vuelan por encima de tu cabeza".
Al mismo tiempo, para la detección a larga distancia existen radiolocalizadores. Un radar común puede avistar un avión a una distancia de 300 kilómetros, mientras que las tecnologías furtivas permiten acortar esta distancia, aunque a un alto costo.
A fin de dispersar el haz del radar, los fabricantes de aviones los hacen un poco angulares y, siempre que sea posible, reemplazan el metal por materiales reforzados con fibra de carbono o, cuando esto no es posible, por materiales radioabsorbentes. Para ocultar del radar los compresores de los motores, una de las piezas de metal más visibles para el radar, colocan ante ellos unos difusores especiales, capaces de ahogar la señal de radar.
Las boquillas planas de un avión lo hacen menos visible en el infrarrojo. Para un mejor 'enmascaramiento' agregan al chorro de propulsión aire frío procedente de las válvulas de admisión. La cola tradicional del avión es sustituida en los furtivos por otra en forma de V (la llamada cola mariposa), menos visible para el radar. Incluso los asientos de los pilotos se hacen corrugados para disipar la radiación del radar.
En un intento por hacerlos invisibles, resultan aviones con características de combate muy debilitadas, ya que no pueden llevar una gran cantidad de armas, todo está escondido en el fuselaje, y su velocidad y el rango de vuelo son limitados y puede usar su radar solo con mucha cautela, ya que lo hace muy visible para otro radar.
El diario destaca un defecto más: la carestía de los aviones fugitivos. Por ejemplo, el bombardero estadounidense B-2 Spirit es el avión más caro de la historia, cuyo costo supera 1,5 millones de dólares, a pesar de lo cual los pueden derribar.
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