El vórtice polar provocó que se congelara uno de los principales torrentes de las Cataratas del Niágara, consumándose así un fastuoso espectáculo.
El mordiente frío que ha abrazado Estados Unidos, debido a un fenómeno meteorológico llamado “vórtice polar”, también tiene un lado amable. Y es que si bien algunas zonas de estos países han registrado temperaturas de hasta 45 grados centígrados bajo cero, también hemos podido observar estéticos e inusuales despliegues derivados de estas radicales temperaturas.
Uno de los más espectaculares efectos de el vórtice polar, es el que se ha documentado en torno a las Cataratas del Niágara, ya que uno de sus tres flujos principales, y que corresponde al territorio estadounidense, se congeló por completo. El resultado es un escultural monumento de agua suspendida. Un cuerpo exquisito dotado de incontables relieves que proyectan caprichosos patrones, y que alcanza una impecable sofisticación estética.
La naturaleza es sabia, siempre, y una de las muchas lecciones que nos comparte es que, incluso los sucesos cuya apariencia o consecuencia resulta incomoda, o incluso violenta, generalmente también mostrarán un segundo y deleitan rostro.
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