Cosas "cotidianas y terrenales" que hablan de otro aspecto diría hasta prosaico PERO PROFUNDA Y TRASCENDENTE sobre de la verdadera naturaleza del ser humano.

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¿...que hubiera contestado Diógenes si le hubiese dicho el gran Alejandro Magno sobre en dónde quería vivir y en que condiciones?, ya no digamos Jesucristo: "El hijo del hombre no tiene ni una piedra para descansar su cabeza..."

Jesús dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza. S.Mateo 8:20
FUENTE

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Diogenes el tío quien vivió en un barril.

Según la leyenda, que parece ser creada con Menipo de Gadara, Diógenes en un viaje a Egina, fue capturado por los piratas y vendido como esclavo. Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer, respondió: “Mandar. Comprueba si alguien quiere comprar un amo”. Fue comprado por un tal Xeniades de Corinto, quien le devolvió la libertad y le convirtió en tutor de sus dos hijos. Pasó el resto de su vida en Corinto, donde se dedicó enteramente a predicar las doctrinas de la virtud del autocontrol.

Durante los Juegos Ístmicos, expuso su filosofía ante un público numeroso. Pudo haber sido allí donde conoció a Alejandro Magno. Se dice que una mañana, mientras Diógenes se hallaba absorto en sus pensamientos, Alejandro interesado en conocer al famoso filósofo, se le acercó y le preguntó si podía hacer algo por él. Diógenes le respondió: “Sí, tan solo que te apartes porque me tapas el sol.” Los cortesanos y acompañantes se burlaron del filósofo, diciéndole que estaba ante el rey. Diógenes no dijo nada, y los cortesanos seguían riendo. Alejandro cortó sus risas diciendo: “De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes.” En otra ocasión, Alejandro encontró al filósofo mirando atentamente una pila de huesos humanos. Diógenes dijo: “Estoy buscando los huesos de tu padre pero no puedo distinguirlos de los de un esclavo”.

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El Vaticano pone sus espacios más recónditos al descubierto. ¡Conócelo

La Iglesia ha desvelado nuevos detalles sobre la vida de Benedicto XVI. Entérate dónde vivirá y mira las fotos del establecimiento.

Tras su renuncia, Benedicto XVI pasará cerca de dos meses en la residencia apostólica de Castelgandolfo (a 27 kilómetros de Roma) hasta que se termine la reestructuración del monasterio donde se recluirá.

Con la llegada de su sustituto, Benedicto XVI se trasladará a vivir a un monasterio de clausura, Mater Eccleiae, acompañado por un máximo de doce religiosas dedicadas a la vida contemplativa. Dicho Monasterio fue puesto en marcha por su antecesor, Juan Pablo II, en 1994.

Aunque se trata de un monasterio de calusura, Benedicto XVI podrá “entrar y salir cuando desee”, explicó el portavoz vaticano, Federido Lombardi.

La residencia en Castelgandolfo, un pueblo de 8.000 habitantes, bañado por el lago Albano, la mandó a construir en 1626 el papa Urbano VIII. Desde entonces ha sido visitado por 31 pontífices, de los que solo 15 se han alojado.
Uno de ellos fue Benedicto XVI, quien en su pontificado de ocho años pasó largas temporadas allí, donde escribió parte de la trilogía Jesús de Nazaret.

El palacio y sus jardines ocupan 55 hectáreas, un territorio más grande que el Vaticano.

En las tres villas que conforman el complejo trabajan 55 personas, muchas de las cuales viven con sus familias.

Los jardines miden 2 kilómetros de largo, con rincones proyectados por Bernini. Entre los cientos de árboles está un estanque presidido por una imagen de la Virgen.

El complejo cuenta con una explotación ganadera con vacas, de las que todos los días se obtienen unos 600 litros de leche que el Vaticano vende en su supermercado y a lecherías locales.

Hay una granja y los huevos de las gallinas, al igual que la leche, son muy apreciados.

Por otro lado, las construcciones en Mater Eccleiae para acoger a Ratzinger ya han comenzado.

El edificio cuenta con doce celdas distribuidas en dos plantas superiores para las religiosas, mientras que, la capilla y el coro se encuentra en la planta primera. También hay una parte de nueva construcción de 450 metros divididos en dos plantas.

Un antiguo monasterio sobre las colinas del Vaticano, situado en una zona apartada de los jardines con una privilegiada vista sobre la cúpula de San Pedro y desde el que se observan los tejados de la Capilla Sixtina.

Un lugar estratégico, completamente rodeado por un grueso muro que impide ver en su interior, un jardín de limoneros y naranjos, fresco y amplio.

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