El siguiente artículo fue escrito por Flagratis del blog http://www.viajesconmitia.com En él se expone el complejo tema de la simbología secreta de hollywood y específicamente las representaciones de la figura crística en diversos personajes. Usando el término Cristo Cinemáticode Anton Karl Kozlovic, el autor detalla el mismo patrón mencionado en muchos artículos de este blog, diversas características de la figura bíblica de Jesús que tendría como fin un adoctrinamiento gnóstico masivo, también mencionado como la religión del anticristo.
*Nota de JhonKbn: el autor original a citado un extracto del Corán para sustentar su artículo. Como cristiano e investigador del tema creo que este libro contiene mucha desinformación, pero he decidido mantener el artículo original por respeto al autor y a la libre expresión.
Por Flagratis
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (II Tesalonicenses, 2)
“Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”
"El Profeta dijo: "Dios no envió a ningún profeta, sino que advirtió a su país del mentiroso -impostor- de un solo ojo (Ad-Dajjal). Él tiene un solo ojo –mientras que Alá no es de un solo ojo–, y lleva la palabra ‘kafir’ (incrédulo) escrita en su frente."
Hadith, Volumen 9, Libro 93, Número 505
"Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis" (Jn. 5:43).
Engineering the Antichrist (I)
…
A manera de prólogo
En los últimos diez o quince años, hemos podido apreciar una tendencia emergente en la narrativa cinematográfica moderna, relacionada con el uso sutil de asuntos simbólicos y mitológicos en las películas, especialmente en el cine norteamericano. Este fenómeno, sin embargo, dista de ser reciente, puesto que podemos rastrear ejemplos de la utilización de estos recursos hasta en los albores de la historia del cine; bástenos recordar ahora Metrópolis, de Fritz Lang, como ejemplo. Lo que sí es nuevo es el auge que en la actualidad está adquiriendo esta práctica. Comenzó a ser ostensible con la presentación de la tercera entrega de Matrix, con todas aquellas referencias gnósticas y masónicas, ya obvias en la primera y la segunda entrega. Pero estas mismas alusiones esotéricas no eran exclusivas de estas cintas, y desde mucho antes eran evidentes en otras producciones, sobre todo del género de ciencia ficción, de los primeros noventa y los ochenta. Los argumentos parecen basarse en estructuras significativas similares y bien pronto comienza a hacerse patente la existencia de un patrón. En casi todas estas ficciones, al margen de la diversidad argumental, comienza a destacar como central un motivo recurrente: es el planteamiento de la necesidad, por parte del género humano, de la aparición de una figura liberadora que rescate a la raza humana de una inminnente destrucción hacia la ésta se encamina fatalmente. Esta idea de un superhombre de rasgos inspirados inequívocamente en la figura del Cristo como Salvator Mundi, empieza a perfilarse de modo tan claro y persistente en el horizonte del cine contemporáneo que no puede menos que llamar nuestra atención.
En los últimos diez o quince años, hemos podido apreciar una tendencia emergente en la narrativa cinematográfica moderna, relacionada con el uso sutil de asuntos simbólicos y mitológicos en las películas, especialmente en el cine norteamericano. Este fenómeno, sin embargo, dista de ser reciente, puesto que podemos rastrear ejemplos de la utilización de estos recursos hasta en los albores de la historia del cine; bástenos recordar ahora Metrópolis, de Fritz Lang, como ejemplo. Lo que sí es nuevo es el auge que en la actualidad está adquiriendo esta práctica. Comenzó a ser ostensible con la presentación de la tercera entrega de Matrix, con todas aquellas referencias gnósticas y masónicas, ya obvias en la primera y la segunda entrega. Pero estas mismas alusiones esotéricas no eran exclusivas de estas cintas, y desde mucho antes eran evidentes en otras producciones, sobre todo del género de ciencia ficción, de los primeros noventa y los ochenta. Los argumentos parecen basarse en estructuras significativas similares y bien pronto comienza a hacerse patente la existencia de un patrón. En casi todas estas ficciones, al margen de la diversidad argumental, comienza a destacar como central un motivo recurrente: es el planteamiento de la necesidad, por parte del género humano, de la aparición de una figura liberadora que rescate a la raza humana de una inminnente destrucción hacia la ésta se encamina fatalmente. Esta idea de un superhombre de rasgos inspirados inequívocamente en la figura del Cristo como Salvator Mundi, empieza a perfilarse de modo tan claro y persistente en el horizonte del cine contemporáneo que no puede menos que llamar nuestra atención.
Este patrón emergente al que nos referimos, que hace tiempo es objeto de los desvelos de miles de mentes conspiranoicas –entre las que nos contamos de tarde en tarde– ha sido también puesto de manifiesto por eruditos y especialistas, como Anton Karl Kozlovic (2) que no han dudado en abordar la cuestión desde una perspectiva científica y más rigurosa, utilizando los métodos de la crítica cinematográfica y literaria y llegando a la conclusión, tras el concienzudo análisis de numerosas producciones cinematográficas, desde Los Diez Mandamientos a Supermán (Richard Donner,1977), de la existencia de una figura que han venido a llamar el “Cristo cinemático“(cinematic Christ-figure) al que atribuyen al menos veinticinco características estructurales típicas que demuestran la riqueza y variedad de la misma, ilústrandolas seguidamente con ejemplos de otras tantas muestras del celuloide moderno. (3)
La contribución de los trabajos de este y otros autores es decisiva para poner de manifiesto la solidez de los supuestos que planteamos, aunque bajo nuestro punto de vista distan de ofrecer una visión amplia y proporcionada de esta tendencia hacia el esoterismo del cine contemporáneo y su fijación con la figura –hábilmente edulcorada y deformada– del Salvator Mundi. Para nosotros, como se verá más adelante, este Cristo cinemático no es otro que el Anticristo tenazmente promovido por los artífices de la Nueva Era (3), fenómeno que dista de ser reciente y cuyos orígenes se remontan al menos a la gestacion del movimiento teosófico a mediados del siglo XIX. ( ) No obstante, algunos de los rasgos fácilmente reconocibles del Cristo Cinemático podrán servirnos para establecer los consabidos rasgos típicos de los Anticristos del celuloide, tan frecuentes en sus apariciones como el primero. En algunos casos, separar a uno del otro será una tarea delicada y ardua, pero esta dificultad es inherente al problema mismo que tratamos y de índole metafísica, porque en esta imitación casi perfecta del modelo crístico es precisamente donde radica uno de los principales peligros, sino el mayor, de la figura de la que hablamos . No en vano se ha dicho: “(…)se levantarán falsos Cristos (… y tal será su nivel de imitación del original que) que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos ” (René Guénon nos ilustra especialmente sobre estos singulares parecidos entre el Mesías –al masïh — y el Anticristo –al masikh– en un revelador pasaje del Reino de la Cantidad y los signos de los tiempos).
La elección del cine de ciencia ficción para la “promoción” de este tipo de material es evidente, en virtud de las claves del llamado predictive sci fi programming (4 ); “dada la tradicional ruptura entre ”ciencia” y “religión” , el género de ciencia ficción resulta campo abonado para la narración de historias o asuntos religiosos –o mitológicos– (…). Recordemos que, de algún modo, especialmente para los más jóvenes, la cultura popular o “cultura de masas” es cultura (esto es, en el sentido más amplio, un depósito de valores tradicionales, un conjunto de los elementos materiales y espirituales que caracterizan a una sociedad ). Distintos autores han apuntado que las películas de ciencia ficción de los setenta y los ochenta han servido al mismo propósito que el cine bíblico de décadas anteriores (Rey de Reyes, la Túnica Sagrada, Los diez mandamientos, Sansón y Dalila) estas fórmulas siguen cumpliendo su función hoy día, y sin duda, seguirán haciéndolo en el final del milenio. La única diferencia es que el programa religioso de estos filmes modernos de ciencia ficción está magistral y hábilmente camuflado usando el recurso de la historia paralela o el subtexto (holy subtexts). ” (2) En este contexo aparece la figura del Cristo cinemático, construido en numerosas películas populares, particularmente en el género de ciencia ficción. En lugar de Sansón, Apolo o Beowulf, tenemos a Batman, el Capitán Kirk, Supermán o Indiana Jones, todos ellos, como veremos, revestidos de algunos o todos los rasgos que caracterizan a la figura heroica o, si lo prefieren, crística.
Hace décadas el autor Neil P. Hurley sugería la existencia de “una poderosa fuerza dentro de la imaginación creativa humana que configura los personajes de ficción y los argumentos dramáticos a imagen y semejanza de los motivos, caracteres y argumentos principales de los cuatro Evangelios de Mateos, Marcos, Lucas y Juan”. Se han señalado estereotipos, símbolos y formas arquetípicas y la relación que éstas guardan con otras tantos tipos del imaginario popular, del folckore, cercanos a las fuentes de inspiración del ser humano o al junguiano inconsciente colectivo. Por otro lado, el uso de la figura crística o heroica no es un concepto desconocido en la literatura y vale decir lo mismo para la cinematografía. A veces la asociación de un personaje con el tipo mesiánico es obiva; en otras ocasiones la sutileza de sus rasgos puede llevar a una representación metafórica o velada de la figura crística. Como quiera que sea, no hay un género cinematográfico más proclive al uso de esta figura que la fantasía y la ciencia ficción.
En otro orden de cosas, no hay por qué invocar misteriosas fuerzas anónimas para explicar la existencia de este Cristo cinemático en la filmografía moderna. Una razón más prosaica que justifica la intervención de este recurso es simplemente que el arquetipo o mito resulta una fórmula eficaz para estructurar sólidamente un argumento. En algunos casos, los cineastas cristianos han podido emplear sus películas como vehículos para compartir o difundir entre el público sus creencias particulares –además de hacer dinero con sus creaciones– ; a veces también los guionistas han gestado estas figuras crísticas como una especie de broma, como confesaría años después de su estreno el guionista de Ultimatum a la Tierra ( ), cuyo personaje protagonista, Klaatu, es uno de las más sobresalientes expresiones del Cristo cinémático, con el que pueden establecerse sorprendentes paralelismos, desde su nombre de incógnito (Mr. Carpenter, un carpintero, como Jesús antes de iniciar su ministerio) hasta su ”milagrosa” resurrección en las escenas finales.
La explicación más razonable para la existencia de la figura del Cristo cinemático podría partir de la influencia que las teorías del mitólogo americano Joseph Campbell y su célebre obra Las máscaras del héroe (The hero wiht a thousand faces) (*) han ejercido sobre los cineastas estadounidenses contemporáneos. De hecho, la figura crística puede ser considerada como una forma subsidiaria del ciclo heroico. Desde el momento en que el libro de Campbell era lectura obligada para la mayoría de los guionistas de Hollywood, y un buen número de manuales de escritura creativa se inspiraron en aquél, es lógico pensar que, inevitablemente, muchos guiones actuales manifiesten el influjo de las doctrinas de Campbell. Así, por ejemplo, George Lucas fue un lector aplicado de las obras de este autor y se han señalado justamente resonancias de sus escritos e ideas en la trilogía de Star Wars, así como en la apocalíptica Mad Max, de George Miller.
Joseph Campbell afirmaba que hay una pauta estructural básica en los mitos, narraciones épicas, historias populares, etc., que se fundamentan en la construcción de las figuras heroicas. En términos junguianos, esas pautas o patrones son similares a los arquetipos, mientras que el ámbito cristiano pueden ser contempladas como figuras crísticas. De cualquier modo, para algunos, todos estos héroes tipo de Campbell o arquetipos junguianos son equiparables o intercambiables con la figura crística, o incluso el mismo Cristo puede ser entendido, desde una perspectiva no cristiana –o directamente anticristiana– como una forma episódica o particular del héroe arquetípico definido por Cambpell.
La auténtica pericia de estos cineastas consiste en volver a contar una y otra vez los mismos relatos antiquísimos (“la historia más grande jamás contada”) tan fielmente como puedan, usando los modismos y fórmulas modernos, empelando las técicas más innovadoras y haciéndo creíbles, al menos desde la perspectiva mítica, propia de la fábrica subconsciente, los Klaatu, E.T. Superman, Jonh Connor, James Cole, Prot, y otras excelentes muestras de cristos cinemáticos que serán especialmente bien acogidos por el público occidental, cuyo contexto cultural y condicionamiento es principalmente de herencia judeo-cristiana.
Numerosos ejemplos de esta artesanía subliminal han sido deliberada y frecuentemente ignorada por los críticos, que se muestran en ocasiones reacios a digerir esta forma de discurso narrativo. En 1999, uno de ellos, Leif H., a propósito de The Matrix, diría : “la película está saturada de un simbolismo cristiano tan obvio que puede uno atragantarse” y a continuación identificaría algunos de los símbolos mencionados.
Algunos elementos de origen cristiano o bíblico señalados por críticos de cine en el subtexto de Matrix son, por ejemplo, los nombres de procedencia bíblica, como Sión, Babylon o el nombre de la heroina, Trinity. Referencias a Juan el Bautista como precursor del Mesías se ven en el personaje de Morpheus como profeta de Neo; la muy evidente alusión a Judas, el traidor, que corresponde en la película a Cypher, quien no quiere asumir el riesgo de creer que Neo sea “el único” (el Ungido, el Cristo) y lo vende a los agentes (líderes religiosos, ecos del sumo Sanedrín).
La figura del Cristo cinemático se fundamenta en la utilización en los guiones cinematográficos de historias paralelas de temas míticos o religiosos (holy subtexts). La narración fílmica puede tener una estructura dual, que permita la coexistencia de un argumento abierto, lineal o “superficial” junto a una o varias de estas historias “solapadas” de diversa complejidad, comparables a los elementos metafóricos o simbólicos en la literatura. Con esta peculiar organización narrativa, las películas de argumento no religioso pueden no obstante plantearse discursos de orden religioso o espiritual, abordar asuntos sobre personajes o cuestiones bíblicas, ideas y temas que no aparecerán superficialmente como “religiosos”. De hecho, incontables figuras crísticas –y anticrísticas, por lo demás– han sido dispuestos de este modo, soterradamente, bajo la inocua apariencia de las historias del cine de masas.
Es evidente que esta práctica de estructurar personajes y argumentos basándolos en los rasgos crísticos es una forma de “ingeniería cinematográfica” totalmente voluntaria y consciente por parte de directores y guionistas. En el caso de Superman, por ejemplo, Richard Donner, admitió finalmente las referencias cristianas del personaje que en un principio había negado por presiones del público –según él mismo dijo–. Sin embargo, los paralelismos, especialmente en el inicio del filme, eran flagrantes; así cuando Marlon Brando envía a su hijo (Kal-el, Christoper Reeve) a la Tierra y dice : “Les envío a mi único hijo”, una obvia alusión al Dios Padre del cristianismo enviando a su Hijo Unigénito al mundo.
“La pasada noche –nos dice un internauta de tantos– tuve ocasión de ver una de las películas que con más insistencia promocionan esta idea del super-salvador, Superman Returns. En esta última edición de la saga podemos constatar un nuevo paso en la intención de sus artífices de llevar al personaje más allá de los estrechos límites del ídolo del cómic, empujándolo hacia la esfera de lo real, convirtiéndolo en una persona material, cercana y creíble; un ser llegado de otro mundo para salvar al planeta entero. Combinen esto con las referencias esotéricas en la película –como la resurrección de Atlantis y otros ausntos de índole ocultista– y empezarán a ver que Superman no es solamente el clásico “One man hero”, sino el mismísimo Anticristo en persona.” Umberto Eco fue de los primeros eruditos en advertir el carácter crístico del mito de Supermán.
Aunque la identificación pormenorizada de los elementos que componen los argumentos subterráneos del cine popular puede ser el principio de estudios más serios y productivos, como han demostrado ampliamente los autores citados (2), también constituye una práctica divertida que no obstante puede degenerar en la más severa paranoia o, al menos, convertir la extraordinaria experiencia de ver cine en una suerte de triste episodio de “buscando a Wally”. Pero con ciertas dosis de precaución, sentido del humor y un conocimiento medio del lenguaje tradicional de los símbolos, así como un bagaje mínimo sobre cristianismo primitivo, religiones mistéricas, gnosticismo, masonería , hermetismo, alquimia, mitraismo… la caza será propicia y el espectáculo estará garantizado. Es decir, cuanto mayor el repertorio de arcanos conocidos, mayores las conexiones significativas que puede reconocer –¿o deberíamos decir establecer?– el espectador avezado. Definitivamente, para identificar y desenmascarar al Anticristo cinemático conviene ser, como él mismo, entendido en enigmas.
El león es un emblema de Cristo, pero lo es también del Anticristo, según diversas tradiciones. Ambos son también dos reyes. El Rey león y Áztlan, de las Crónicas de Narnia, abundan en este simbolismo. Muchos han puesto de manifiesto el simbolismo cristiano de ambas películas. ¿Pero quién ha subrayado el caracter anticrístico de las mismas? Jaime Cobreros (n) nos recuerda las palabras de San Jerónimo: “Cristo es un león bueno para los buenos y terrible para los malos“.
No obstante, para no deambular sin rumbo en una maraña de símbolos y asociaciones caprichosas, o para reducir al mínimo el componente subjetivo del análisis –por otro lado inevitable– conviene establecer una “lista de control” de aquellos rasgos que hemos mencionado caracterizan estructuralmente al Cristo cinemático y su páredro e inseparable anticristo, que los expertos han numerado y descrito hasta un total de veinticinco.(2) He aquí algunas de las características formales más indicativas de las figuras crísticas en el cine:
1.0 TANGIBLE
Se trata un personaje visible, real, con frecuencia llamativo.
2.0 CENTRAL
Suele ocupar un papel principal o relevante en la historia
3.0 OUTSIDER
Su procedencia, origen o nacimiento son a veces misteriosos. Procede del cielo, del “más allá”, de un país remoto, de otra dimensión.
4.0. ORIGEN SEMIDIVINO, MISIÓN TRASCENDENTE
Desempeña una tarea trascendente, renovadora o liberadora, a menudo espiritual, “dictada” a veces por una fuerza superior
5.0 ALTER EGOS
Posee una primera personalidad anodina tras la que se esconde una segunda faceta personal, secreta u oculta que se manifiesta a veces de modo gradual o misterioso
7.0 (TWELVE) ASSOCIATES
Hay un núcleo variable de personajes, seguidores o asociados, que le acompañan en su misión trascendente. En algunos casos, la asociación alude al número tres (Trinidad) , especialmente en la variante más oscura del Cristo cinemático (Neo, Trinity, Morpheus en The Matrix) (Lord Sith, Darth Vader, Empeardor Palpatine en Star Wars)
8.0 FASE DE INICIACIÓN O EDAD DEL MINISTERIO
Antes de desempeñar su “ministerio” y revelar su identidad, a menudo el Cristo cinemático atraviesa una fase de iniciación en la que adquiere sus “poderes” y que puede culminar a los 33 años (viaje al Polo de Supermán)
9.0 TRAIDOR ASOCIADO
Una alusión a la figura de Judas Iscariote. En el círculo íntimo del Cristo cinemático puede aparecer un pesonaje secundario , en principio aliado, que más tarde estorba sus planes, los desvía o trata de frustrarlos
11.0 PROFETAS ANUNCIADORES
…Se presenta como un precursor, una especie de Juan el Bautista, profeta o agorero que prepara el camino del personaje crístico. (En la Amenaza fantasma, es la función del personaje que encarna Liam Neeson; Morpheus en the Matrix)
12.0 PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN
Los motivos de la herida milagrosamente curada, la muerte -real o metafórica, como una derrota– y la Resurrección son elementos fundamentales y definitivos entre los rasgos típicos del Cristo dinemático y su páredro anticrístico
13.0 TRIUNFALISMO
La muerte o primera derrota del personaje termina en una victoria triunfal sobre sus enemigos o detractores, aunque en principio aparezca como una victoria pírrica
15.0 AUTO SACRIFICIO
El personaje central se auto inmola o es sacrificado para ayudar a cumplir su misión trascendente
17.0 ASOCIACIONES CON LA CRUZ
Pueden aparecer adoptando poses que recuerdan la crucifixión, símbolos, ropajes o atributos que figuran entre los emblemas de Cristo
19. MILAGROS, SEÑALES Y PORTENTOS
Más representativos del Anticristo, que imita en este punto especialemente al Cristo cinemático. Caminar sobtre el agua, dominio sobre los elementos, curaciones –o resurrecciones– milagrosas (Starman, Superman) son algunos de los prodigios que puede desarrollar nuestro personaje (Phenomenon, Pleasantville) Muy abundantes, obviametne, en el cine de superheroes, pero común en otras producciones
25.0 NOMBRE ESPECIAL, INICIALES J.C., REFERENCIAS CRÍSTICAS DIVERSAS
En ocasiones, los nombres de los Cristos cinemáticos contienen literalmente las iniciales J. C. (Jesus Cristo), como en los casos de John Coffey (la Milla Verde), or James Cole (Doce Monos) o John Connor (Terminator). En otros casos, más frecuentes, su nombre puede ser una alusión velada a su naturaleza crística.
Ni qué decir tiene que no todos estos elementos deben darse en un sólo ejemplar para catalogarlo en tan especial categoría y que cada elemento puede ser interpretado de modo diverso en función del contexto en que aparece. En resumen, que en todo esto caben matizaciones y que, como ocurre en tantas otras cuestiones, dos y dos no siempre son cuatro. De cualquier modo, insistimos, debe haber algo similar a una referencia canónica o “lista de control” para evitar las asociaciones puramente imaginativas, en las que uno ve exactamente lo que quiere ver. Una de las claves fundamentales para lograr cierta ortodoxia es, a decir de los expertos, considerar que las similitudes con la figura de Cristo de los personajes analizados sean sustanciales y significativas:
“The [Christic] resemblance needs to be significant and substantial, otherwise it is trivial. It also needs to be understood from the text and the texture of the work of art, be it classical or popular, and not read into the text with Christian presuppositions (…) (2)”
El Cristo cinemático describe cualquier personaje en la cinematografía que se asemeje a Jesucristo. En el cine, guionistas y directores basan a menudo sus personajes en la figura crística. Se habla de Cristo cinemático cuando no nos encontramos ante una recreación directa de Jesús (como en Rey de Reyes o La Pasión de Mel Gibson) sino cuando vemos una representación simbólica o a menudo alegórica del mismo. Estas figuras crísticas pueden ser identificadas por acciones o rasgos particulares que las emparentan con Jesús (por ejemplo, alguien que es crucificado simbólicamente, como en Pleasantville, o camina por encima del agua (Superman II, Beeing There,El Show de Truman).
Hay muchas maneras de construir cinematográficamente una figura crística, y la inventiva que se ha demostrado en este sentido es realmente apabullante. Resulta también significativo ver que en una película aparentemente no religiosa pueda revelar tantos elementos cristianos tras una lectura profunda. La figura del cristo cinemático es un personaje legítimo, un fenómeno perfectametne válido de la cultura popular, y un género vivo y poderoso; Neil P. Hurley lo ha calificado de “metagénero”. (2)
-Fuentes y vínculos-.
* Más en nuestro próxima entrega Engineering the Anticrhist II
(1) Para un estudio en profundidad del tema del Cristo cinemático, acompañado de abundosa bibliografía, véase Kozlovic Anton Karl, How to create a Hollywood Christ-figure: Sacred Storytelling as aplied Theology
(2) Anton Karl Kozlovic, School of Humanities, The Flinders University of South Australia The Structural Characteristics of the Cinematic Christ-figure
(3) Predictive Sci fi programming en conspiracy archive
(4) Hablamos de ello en nuestro post Ficción y futuro
(5) Cinematic savior, un libraco recomendable sobre el particular
(6) Más Cristos y anticristos cinemáticos por cortesía del cine alumbrado holywoodiense, en Contra el nuevo orden mundial, y en nuestro post A Menacing Ewe
(7) Christ figures, en wikipedia, con un buen listado de películas susceptibles de análisis
La obra cumbre del mitólogo J.Campbell ha influenciado a varias generaciones de cineastas de Hollywood. via
Optimus Prime murió por tus pecados. Vean más del simbolismo de Transformers aquí
Numerosos ejemplos de esta artesanía subliminal han sido deliberada y frecuentemente ignorada por los críticos, que se muestran en ocasiones reacios a digerir esta forma de discurso narrativo. En 1999, uno de ellos, Leif H., a propósito de The Matrix, diría : “la película está saturada de un simbolismo cristiano tan obvio que puede uno atragantarse” y a continuación identificaría algunos de los símbolos mencionados.
La figura del Cristo cinemático se fundamenta en la utilización en los guiones cinematográficos de historias paralelas de temas míticos o religiosos (holy subtexts). La narración fílmica puede tener una estructura dual, que permita la coexistencia de un argumento abierto, lineal o “superficial” junto a una o varias de estas historias “solapadas” de diversa complejidad, comparables a los elementos metafóricos o simbólicos en la literatura. Con esta peculiar organización narrativa, las películas de argumento no religioso pueden no obstante plantearse discursos de orden religioso o espiritual, abordar asuntos sobre personajes o cuestiones bíblicas, ideas y temas que no aparecerán superficialmente como “religiosos”. De hecho, incontables figuras crísticas –y anticrísticas, por lo demás– han sido dispuestos de este modo, soterradamente, bajo la inocua apariencia de las historias del cine de masas.
Aunque la identificación pormenorizada de los elementos que componen los argumentos subterráneos del cine popular puede ser el principio de estudios más serios y productivos, como han demostrado ampliamente los autores citados (2), también constituye una práctica divertida que no obstante puede degenerar en la más severa paranoia o, al menos, convertir la extraordinaria experiencia de ver cine en una suerte de triste episodio de “buscando a Wally”. Pero con ciertas dosis de precaución, sentido del humor y un conocimiento medio del lenguaje tradicional de los símbolos, así como un bagaje mínimo sobre cristianismo primitivo, religiones mistéricas, gnosticismo, masonería , hermetismo, alquimia, mitraismo… la caza será propicia y el espectáculo estará garantizado. Es decir, cuanto mayor el repertorio de arcanos conocidos, mayores las conexiones significativas que puede reconocer –¿o deberíamos decir establecer?– el espectador avezado. Definitivamente, para identificar y desenmascarar al Anticristo cinemático conviene ser, como él mismo, entendido en enigmas.
El león es un emblema de Cristo, pero lo es también del Anticristo, según diversas tradiciones. Ambos son también dos reyes. El Rey león y Áztlan, de las Crónicas de Narnia, abundan en este simbolismo. Muchos han puesto de manifiesto el simbolismo cristiano de ambas películas. ¿Pero quién ha subrayado el caracter anticrístico de las mismas? Jaime Cobreros (n) nos recuerda las palabras de San Jerónimo: “Cristo es un león bueno para los buenos y terrible para los malos“.
No obstante, para no deambular sin rumbo en una maraña de símbolos y asociaciones caprichosas, o para reducir al mínimo el componente subjetivo del análisis –por otro lado inevitable– conviene establecer una “lista de control” de aquellos rasgos que hemos mencionado caracterizan estructuralmente al Cristo cinemático y su páredro e inseparable anticristo, que los expertos han numerado y descrito hasta un total de veinticinco.(2) He aquí algunas de las características formales más indicativas de las figuras crísticas en el cine:
1.0 TANGIBLE
Se trata un personaje visible, real, con frecuencia llamativo.
2.0 CENTRAL
Suele ocupar un papel principal o relevante en la historia
3.0 OUTSIDER
Su procedencia, origen o nacimiento son a veces misteriosos. Procede del cielo, del “más allá”, de un país remoto, de otra dimensión.
4.0. ORIGEN SEMIDIVINO, MISIÓN TRASCENDENTE
Desempeña una tarea trascendente, renovadora o liberadora, a menudo espiritual, “dictada” a veces por una fuerza superior
5.0 ALTER EGOS
Posee una primera personalidad anodina tras la que se esconde una segunda faceta personal, secreta u oculta que se manifiesta a veces de modo gradual o misterioso
7.0 (TWELVE) ASSOCIATES
Hay un núcleo variable de personajes, seguidores o asociados, que le acompañan en su misión trascendente. En algunos casos, la asociación alude al número tres (Trinidad) , especialmente en la variante más oscura del Cristo cinemático (Neo, Trinity, Morpheus en The Matrix) (Lord Sith, Darth Vader, Empeardor Palpatine en Star Wars)
8.0 FASE DE INICIACIÓN O EDAD DEL MINISTERIO
Antes de desempeñar su “ministerio” y revelar su identidad, a menudo el Cristo cinemático atraviesa una fase de iniciación en la que adquiere sus “poderes” y que puede culminar a los 33 años (viaje al Polo de Supermán)
9.0 TRAIDOR ASOCIADO
Una alusión a la figura de Judas Iscariote. En el círculo íntimo del Cristo cinemático puede aparecer un pesonaje secundario , en principio aliado, que más tarde estorba sus planes, los desvía o trata de frustrarlos
11.0 PROFETAS ANUNCIADORES
…Se presenta como un precursor, una especie de Juan el Bautista, profeta o agorero que prepara el camino del personaje crístico. (En la Amenaza fantasma, es la función del personaje que encarna Liam Neeson; Morpheus en the Matrix)
12.0 PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN
Los motivos de la herida milagrosamente curada, la muerte -real o metafórica, como una derrota– y la Resurrección son elementos fundamentales y definitivos entre los rasgos típicos del Cristo dinemático y su páredro anticrístico
13.0 TRIUNFALISMO
La muerte o primera derrota del personaje termina en una victoria triunfal sobre sus enemigos o detractores, aunque en principio aparezca como una victoria pírrica
15.0 AUTO SACRIFICIO
El personaje central se auto inmola o es sacrificado para ayudar a cumplir su misión trascendente
17.0 ASOCIACIONES CON LA CRUZ
Pueden aparecer adoptando poses que recuerdan la crucifixión, símbolos, ropajes o atributos que figuran entre los emblemas de Cristo
19. MILAGROS, SEÑALES Y PORTENTOS
Más representativos del Anticristo, que imita en este punto especialemente al Cristo cinemático. Caminar sobtre el agua, dominio sobre los elementos, curaciones –o resurrecciones– milagrosas (Starman, Superman) son algunos de los prodigios que puede desarrollar nuestro personaje (Phenomenon, Pleasantville) Muy abundantes, obviametne, en el cine de superheroes, pero común en otras producciones
25.0 NOMBRE ESPECIAL, INICIALES J.C., REFERENCIAS CRÍSTICAS DIVERSAS
En ocasiones, los nombres de los Cristos cinemáticos contienen literalmente las iniciales J. C. (Jesus Cristo), como en los casos de John Coffey (la Milla Verde), or James Cole (Doce Monos) o John Connor (Terminator). En otros casos, más frecuentes, su nombre puede ser una alusión velada a su naturaleza crística.
Harry Potter, entendido en enigmas y arcanos y portador de luz (phosphoros) , prototipo preclaro de anticristo cinemático
Terminator T 800 (T 101?) , el gigante de un sólo ojo, otro clásico ejemplo de anticristo cinemático
Ni qué decir tiene que no todos estos elementos deben darse en un sólo ejemplar para catalogarlo en tan especial categoría y que cada elemento puede ser interpretado de modo diverso en función del contexto en que aparece. En resumen, que en todo esto caben matizaciones y que, como ocurre en tantas otras cuestiones, dos y dos no siempre son cuatro. De cualquier modo, insistimos, debe haber algo similar a una referencia canónica o “lista de control” para evitar las asociaciones puramente imaginativas, en las que uno ve exactamente lo que quiere ver. Una de las claves fundamentales para lograr cierta ortodoxia es, a decir de los expertos, considerar que las similitudes con la figura de Cristo de los personajes analizados sean sustanciales y significativas:
“The [Christic] resemblance needs to be significant and substantial, otherwise it is trivial. It also needs to be understood from the text and the texture of the work of art, be it classical or popular, and not read into the text with Christian presuppositions (…) (2)”
Cristo y Lucifer como “estrella de la mañana”. Cristos y Anticristos cinemáticos suelen descender o caer desde “lo alto” hacia la tierra, para comenzar su misión liberadora
El Cristo cinemático describe cualquier personaje en la cinematografía que se asemeje a Jesucristo. En el cine, guionistas y directores basan a menudo sus personajes en la figura crística. Se habla de Cristo cinemático cuando no nos encontramos ante una recreación directa de Jesús (como en Rey de Reyes o La Pasión de Mel Gibson) sino cuando vemos una representación simbólica o a menudo alegórica del mismo. Estas figuras crísticas pueden ser identificadas por acciones o rasgos particulares que las emparentan con Jesús (por ejemplo, alguien que es crucificado simbólicamente, como en Pleasantville, o camina por encima del agua (Superman II, Beeing There,El Show de Truman).
Hay muchas maneras de construir cinematográficamente una figura crística, y la inventiva que se ha demostrado en este sentido es realmente apabullante. Resulta también significativo ver que en una película aparentemente no religiosa pueda revelar tantos elementos cristianos tras una lectura profunda. La figura del cristo cinemático es un personaje legítimo, un fenómeno perfectametne válido de la cultura popular, y un género vivo y poderoso; Neil P. Hurley lo ha calificado de “metagénero”. (2)
El genuino gran impostor, también protagonista de The invention of Lying
-Fuentes y vínculos-.
* Más en nuestro próxima entrega Engineering the Anticrhist II
(1) Para un estudio en profundidad del tema del Cristo cinemático, acompañado de abundosa bibliografía, véase Kozlovic Anton Karl, How to create a Hollywood Christ-figure: Sacred Storytelling as aplied Theology
(2) Anton Karl Kozlovic, School of Humanities, The Flinders University of South Australia The Structural Characteristics of the Cinematic Christ-figure
(3) Predictive Sci fi programming en conspiracy archive
(4) Hablamos de ello en nuestro post Ficción y futuro
(5) Cinematic savior, un libraco recomendable sobre el particular
(6) Más Cristos y anticristos cinemáticos por cortesía del cine alumbrado holywoodiense, en Contra el nuevo orden mundial, y en nuestro post A Menacing Ewe
(7) Christ figures, en wikipedia, con un buen listado de películas susceptibles de análisis
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