El carnaval permite el encuentro de bailes, música, juegos, máscaras y representaciones de la vida cotidiana para constituir un ritual indígena, y de práctica común en diferentes estados de la República Mexicana a partir de la Cuaresma.
De la palabra grecolatina Carnavale, que significa adiós a la carne, la especialista señaló que se trata de una de las fiestas de mayor importancia para diversas etnias, después de las fiestas a la Virgen de Guadalupe o las patronales, debido a que es una manifestación que congrega a las comunidades, por ser una de las tradiciones más simbólicas realizadas anualmente.
Los elementos principales de una festividad, para que sea identificada como carnaval, se refieren a que su celebración coincida con un ciclo agrícola o biológico como lo marca la Cuaresma a partir del mes de marzo. Otra característica de los carnavales, es la posibilidad de un cambio de personalidad a través de un disfraz y de las danzas que satirizan alguna faceta de la vida cotidiana.
Esta festividad, llegó a México desde Europa, a partir del siglo XVI, y retoma después, diversos elementos de las celebraciones prehispánicas de los aztecas, como las danzas rituales a la Diosa de la Fertilidad, realizadas en fechas cercanas al Equinoccio de Primavera.
Con lo anterior, se demuestra que existe una similitud entre las fechas en que se llevaron a cabo las celebraciones prehispánicas, al inicio del ciclo agrícola, y las festividades católicas como la Semana Santa. Al respecto, la especialista dijo: ¿En la Época Colonial, se realizaba, en esas fechas, la fiesta de mayor expresión de creencias y prácticas de la religión popular en Mesoamérica¿.
El Carnaval en los países católicos, representa la fiesta más alegre para el disfrute del cuerpo, y concede la posibilidad de tener otra personalidad mediante el uso de máscaras y disfraces, como parte de un espacio donde se come, bebe y danza, como si se fuera a acabar el mundo, refirió.
Amparo Sevilla coincide con la frase de Jaques Galinier, que reza: El Señor de la Muerte llega cada año a fecundar a las mujeres. Este hecho es considerado el mensaje implícito del Carnaval, que a decir de la investigadora, está vinculado con la celebración de Todos los Santos, se relaciona con el culto a los ancestros. Por ello, la tradición asume la colocación de ofrendas, danzas, la presencia de diablos y otros personajes que se burlan de la realidad mediante el juego.
El Diablo es uno de los personajes que le da vida al espíritu carnavalesco, aunque se trata de un demonio que puede ser benévolo o causar males, según el trato que reciba en esos días de veneración, como la ratifican algunos estudios realizados en los estados de Puebla, Querétaro Hidalgo, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz, integrados en la región de la Huasteca.
Para diferenciar algunos de los carnavales que se celebran actualmente, la especialista Amparo Sevilla, explica que en el carnaval de Pantepec, Puebla, los pobladores otomíes se visten con las ropas de familiares fallecidos. Mientras que en Tlalchilco, Veracruz, las creencias de los tepehuas sobre la vida y la muerte se vinculan con los símbolos de la fertilidad. En ese sentido, los personajes recrean una boda, y las danzas hacen referencia a la nueva cosecha.
En el estado de Chiapas, sobresale la danza Corte de Gallo, que consiste en degollar a una de estas aves, después de un recorrido a caballo, considerando que este animal es emblemático del Carnaval, de acuerdo con Amparo Sevilla. Inclusive citó que en la Biblia se relaciona con la Resurrección de Cristo, además de estar asociado con el concepto del amanecer y del nuevo ciclo de vida.
Con las celebraciones de los mixtecos en Oaxaca, puede apreciarse un juego que simboliza el duelo entre el hombre y la naturaleza; con ese fin, los hombres se visten de diablos, mujeres, o animales como el jaguar, para que, dentro de la danza de los tejorones (máscaras) el felino luche contra un toro o vaca.
A su vez, en el Carnaval de Tlaxcala son tradicionales las danzas de origen europeo del Siglo XVIII, y consisten en un baile de parejas característico por el cruzamiento de líneas. En este caso, se aprecia la clara influencia española en la indumentaria compuesta por trajes de hombres barbados con ojos azules, sin embargo, se incorporan materiales como las plumas de aves, de origen prehispánico.
Hoy en día, los carnavales turísticos como el de Veracruz o de Sinaloa, han perdido todos los elementos originales del carnaval indígena, toda vez que detrás de esa aparente alegría desbordante, que ofrece un espectáculo de desenfreno, sólo se trata de una industria que promueve el consumo dentro de toda la serie de ofertas que ofrece el espectáculo. ¿Lo que queda en escena, es una doble máscara de los personajes, la máscara que cubre el rostro, y la del supuesto espíritu carnavalesco¿.
De todo ello, lo más preocupante es que su difusión hace pensar que esta festividad consiste en un simple desfile.
Autor/Redactor: Artes e Historia México
Fuente: Amparo Sevilla Villalobos, De Carnaval a Xantolo, INAH.
Editor: Manuel Zavala y Alonso
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