A continuación un trabajo de:
Cuevas García, Martha
PAISAJE PALEONTOLÓGICO EN PALENQUE
2008 Paisaje paleontológico en Palenque. En XXI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2007 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.669-685. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
Martha Cuevas García
Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH
The finding of marine vertebrate fossils in offerings, tombs, middens, and construction fill at Palenque motivated this study to understand the reasons why the ancient inhabitants acquired these materials and incorporated them into their activities. In this work I approach the possible source of these of the remains, which provides us the opportunity to investigate the relationship of Palenque society with the physical and biological environment.
Los fósiles marinos son un recurso natural poco relevante en términos culturales dentro de Mesoamérica, como lo atestiguan los escasos vestigios recuperados en contexto arqueológico. Sin embargo, el caso de Palenque muestra un panorama diferente ya que al parecer los fósiles marinos jugaron un papel significativo en la relación con el medio ambiente que condujo a la incorporación de los mismos en actividades rituales.
En Palenque, los contextos arqueológicos de donde provienen revisten una singular importancia, se asocian a los principales recintos ceremoniales de la ciudad, como es el caso del Grupo de las Cruces y del Grupo Norte, en donde se han encontrado depositados en lugares centrales al interior de los templos o en El Palacio asociados a un basurero ritual. Así también se han descubierto en algunos conjuntos residenciales como los Grupos C, B, Murciélagos y Piedras Bolas, en ocasiones asociados con entierros humanos y en otros dentro de basureros ceremoniales (Figura 1).
Al emprender el estudio de los fósiles marinos, ha resultado conveniente contar con la participación de distintos especialistas a fin de realizar un estudio geológico-paleontológico de la región de Palenque, que permita reconocer la importancia de estos factores en la vida de la sociedad palencana.
EL HALLAZGO DE FÓSILES EN PALENQUE
El hallazgo de fósiles marinos durante las excavaciones realizadas en Palenque desde los años cincuenta hasta las más recientes en el 2002, conforman una muestra de 31 piezas. Se cuenta con un total de 13 dientes y siete vértebras fósiles de tiburón, dos lajas con peces y nueve fósiles de espinas de raya (algunos de los casos descritos más adelante se ilustran en las Figuras 8 a 15 situadas al final de este trabajo).
Los dientes de tiburón proceden principalmente de depósitos primarios, la mayoría de los casos corresponden a ofrendas votivas colocadas bajo el piso de los Templos de la Cruz, de la Cruz Foliada,
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del Sol y del Templo V del Grupo Norte. En el primer caso colocaron un diente y siete vértebras de tiburón fósil, identificado como Odantaspis pez elasmobranquio del Terciario perteneciente a la familia de los lámnidos (Ruz Lhuillier 1958a:79) y estaban dentro de un vaso con tapa.
En cuanto al Templo de la Cruz Foliada depositaron un diente dentro de un vaso de barro tapado con un cuenco; este diente perteneció a un tiburón del Terciario, del género Carcharodon (Ruz Lhuillier 1958a:85-88). Mientras que en el Templo V del Grupo Norte se localizó un diente de tiburón dentro de una caja cilíndrica con tapa hecha de piedra, cuyo interior fue labrado en forma de cruz (Ruz Lhuillier 1958d:247).
Mención aparte merece el caso del Templo del Sol, debido a que M. Fernández localizó tres ofrendas, una de ellas con una vasija que contenía un diente de tiburón, una espina y además fragmentos de jade y huesos de un ave, aunque no mencionó que se tratara de especies fósiles. A pesar de ello existe mucha probabilidad de que lo hayan sido, ya que comparten un patrón similar detectado en los Templos de la Cruz y de la Cruz Foliada (Fernández 1991:240).
Otros depósitos primarios están exentos de receptáculos individuales, uno es el caso de un diente de tiburón localizado dentro de un altar radial ubicado en la plaza frente a los Templos de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol (Ruz Lhuillier 1958b:146); en tanto que otros ejemplares provienen de basureros ceremoniales localizados uno junto al Palacio y otro en el Grupo Piedras Bolas en el sector oeste del sitio (González Cruz, comunicación personal 2006; López Bravo et al. 2003; Venegas Durán 2005:58-59).
Dentro de los depósitos primarios se presentan dos casos que provienen de contextos funerarios. En el Grupo B se registró un diente de tiburón formando parte de la ofrenda de un entierro en la Tumba 7, mientras que en el Grupo C se encontraron dos dientes fósiles de tiburón en la ofrenda de un entierro en la Tumba 1 (González Cruz 1993).
Por lo que respecta a los dientes de tiburón en contexto secundario se observa uno de ellos localizado en el material de derrumbe acumulado sobre la fachada del Templo II del Grupo Norte, y se trata de un diente de tiburón blanco fósil del género Carcharodon megalodon (Olivera Carrasco 1997:254, 260, 275).
Los depósitos de espinas de raya fósiles son frecuentes en contextos similares a los dientes de tiburón y en algunos casos incluso forman parte de la misma ofrenda. Hay ejemplares que estaban colocados dentro de contenedores de barro depositados bajo los pisos de los templos como es el caso del Templo de la Cruz.
Tanto en la Ofrenda I como en la II se encontraron dos espinas de la base de la cola de un Myliobatis, pez fósil del Terciario perteneciente al grupo de las rayas (Ruz Lhuillier 1958a:76-79), depositados dentro de una olla y en un vaso con tapa, en este último acompañado de un diente fósil de tiburón. Otro caso similar debió ser la ofrenda del Templo del Sol mencionada anteriormente, donde se depositó una espina de raya junto a un diente de tiburón en una vasija de barro (Fernández 1991:240).
En contexto funerario se encontró una espina de raya en el Grupo B y formaba parte de un entierro en la Tumba 7 (González Cruz 1993) en tanto que en el Templo del Conde se encontró una espina de raya fósil que formaba parte de la ofrenda de la Tumba III (Ruz Lhuillier 1958c:208).
Jorge Acosta reportó también el hallazgo de dos tumbas, una de las cuales contenía tres espinas de la cola de un Myliobatis y que fueron localizadas dentro de un montículo funerario localizado al poniente de la caseta de venta de boletos del sitio (Acosta 1976:37). Por último, una espina de raya fue recuperada en el relleno constructivo del Edificio 3, Cuarto 6 del Grupo B.
En cuanto a lajas con peces fósiles, una de ellas de contexto primario servía como tapa de una tumba en el Edificio 3 del Grupo de los Murciélagos (Figuras 1 y 2), la pieza de roca caliza de forma
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rectangular contiene en dos de sus caras las huellas de peces, alrededor de 14, algunos incluso traslapados y en la otra cara se encuentra la impronta de diez especimenes (González Cruz 1993:13).
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Cuevas García, Martha
PAISAJE PALEONTOLÓGICO EN PALENQUE
2008 Paisaje paleontológico en Palenque. En XXI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2007 (editado por J.P. Laporte, B. Arroyo y H. Mejía), pp.669-685. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
Martha Cuevas García
Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH
Palabras clave
Arqueología Maya, Chiapas, Palenque, fauna del Terciario, canteras, dientes de tiburón, huesos de peces, fósiles marinos Abstract
THE PALEONTOLOGICAL LANDSCAPE AT PALENQUE, CHIAPAS The finding of marine vertebrate fossils in offerings, tombs, middens, and construction fill at Palenque motivated this study to understand the reasons why the ancient inhabitants acquired these materials and incorporated them into their activities. In this work I approach the possible source of these of the remains, which provides us the opportunity to investigate the relationship of Palenque society with the physical and biological environment.
Los fósiles marinos son un recurso natural poco relevante en términos culturales dentro de Mesoamérica, como lo atestiguan los escasos vestigios recuperados en contexto arqueológico. Sin embargo, el caso de Palenque muestra un panorama diferente ya que al parecer los fósiles marinos jugaron un papel significativo en la relación con el medio ambiente que condujo a la incorporación de los mismos en actividades rituales.
En Palenque, los contextos arqueológicos de donde provienen revisten una singular importancia, se asocian a los principales recintos ceremoniales de la ciudad, como es el caso del Grupo de las Cruces y del Grupo Norte, en donde se han encontrado depositados en lugares centrales al interior de los templos o en El Palacio asociados a un basurero ritual. Así también se han descubierto en algunos conjuntos residenciales como los Grupos C, B, Murciélagos y Piedras Bolas, en ocasiones asociados con entierros humanos y en otros dentro de basureros ceremoniales (Figura 1).
Al emprender el estudio de los fósiles marinos, ha resultado conveniente contar con la participación de distintos especialistas a fin de realizar un estudio geológico-paleontológico de la región de Palenque, que permita reconocer la importancia de estos factores en la vida de la sociedad palencana.
EL HALLAZGO DE FÓSILES EN PALENQUE
El hallazgo de fósiles marinos durante las excavaciones realizadas en Palenque desde los años cincuenta hasta las más recientes en el 2002, conforman una muestra de 31 piezas. Se cuenta con un total de 13 dientes y siete vértebras fósiles de tiburón, dos lajas con peces y nueve fósiles de espinas de raya (algunos de los casos descritos más adelante se ilustran en las Figuras 8 a 15 situadas al final de este trabajo).
Los dientes de tiburón proceden principalmente de depósitos primarios, la mayoría de los casos corresponden a ofrendas votivas colocadas bajo el piso de los Templos de la Cruz, de la Cruz Foliada,
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del Sol y del Templo V del Grupo Norte. En el primer caso colocaron un diente y siete vértebras de tiburón fósil, identificado como Odantaspis pez elasmobranquio del Terciario perteneciente a la familia de los lámnidos (Ruz Lhuillier 1958a:79) y estaban dentro de un vaso con tapa.
En cuanto al Templo de la Cruz Foliada depositaron un diente dentro de un vaso de barro tapado con un cuenco; este diente perteneció a un tiburón del Terciario, del género Carcharodon (Ruz Lhuillier 1958a:85-88). Mientras que en el Templo V del Grupo Norte se localizó un diente de tiburón dentro de una caja cilíndrica con tapa hecha de piedra, cuyo interior fue labrado en forma de cruz (Ruz Lhuillier 1958d:247).
Mención aparte merece el caso del Templo del Sol, debido a que M. Fernández localizó tres ofrendas, una de ellas con una vasija que contenía un diente de tiburón, una espina y además fragmentos de jade y huesos de un ave, aunque no mencionó que se tratara de especies fósiles. A pesar de ello existe mucha probabilidad de que lo hayan sido, ya que comparten un patrón similar detectado en los Templos de la Cruz y de la Cruz Foliada (Fernández 1991:240).
Otros depósitos primarios están exentos de receptáculos individuales, uno es el caso de un diente de tiburón localizado dentro de un altar radial ubicado en la plaza frente a los Templos de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol (Ruz Lhuillier 1958b:146); en tanto que otros ejemplares provienen de basureros ceremoniales localizados uno junto al Palacio y otro en el Grupo Piedras Bolas en el sector oeste del sitio (González Cruz, comunicación personal 2006; López Bravo et al. 2003; Venegas Durán 2005:58-59).
Dentro de los depósitos primarios se presentan dos casos que provienen de contextos funerarios. En el Grupo B se registró un diente de tiburón formando parte de la ofrenda de un entierro en la Tumba 7, mientras que en el Grupo C se encontraron dos dientes fósiles de tiburón en la ofrenda de un entierro en la Tumba 1 (González Cruz 1993).
Por lo que respecta a los dientes de tiburón en contexto secundario se observa uno de ellos localizado en el material de derrumbe acumulado sobre la fachada del Templo II del Grupo Norte, y se trata de un diente de tiburón blanco fósil del género Carcharodon megalodon (Olivera Carrasco 1997:254, 260, 275).
Los depósitos de espinas de raya fósiles son frecuentes en contextos similares a los dientes de tiburón y en algunos casos incluso forman parte de la misma ofrenda. Hay ejemplares que estaban colocados dentro de contenedores de barro depositados bajo los pisos de los templos como es el caso del Templo de la Cruz.
Tanto en la Ofrenda I como en la II se encontraron dos espinas de la base de la cola de un Myliobatis, pez fósil del Terciario perteneciente al grupo de las rayas (Ruz Lhuillier 1958a:76-79), depositados dentro de una olla y en un vaso con tapa, en este último acompañado de un diente fósil de tiburón. Otro caso similar debió ser la ofrenda del Templo del Sol mencionada anteriormente, donde se depositó una espina de raya junto a un diente de tiburón en una vasija de barro (Fernández 1991:240).
En contexto funerario se encontró una espina de raya en el Grupo B y formaba parte de un entierro en la Tumba 7 (González Cruz 1993) en tanto que en el Templo del Conde se encontró una espina de raya fósil que formaba parte de la ofrenda de la Tumba III (Ruz Lhuillier 1958c:208).
Jorge Acosta reportó también el hallazgo de dos tumbas, una de las cuales contenía tres espinas de la cola de un Myliobatis y que fueron localizadas dentro de un montículo funerario localizado al poniente de la caseta de venta de boletos del sitio (Acosta 1976:37). Por último, una espina de raya fue recuperada en el relleno constructivo del Edificio 3, Cuarto 6 del Grupo B.
En cuanto a lajas con peces fósiles, una de ellas de contexto primario servía como tapa de una tumba en el Edificio 3 del Grupo de los Murciélagos (Figuras 1 y 2), la pieza de roca caliza de forma
670
rectangular contiene en dos de sus caras las huellas de peces, alrededor de 14, algunos incluso traslapados y en la otra cara se encuentra la impronta de diez especimenes (González Cruz 1993:13).
En tanto que otra laja de menores dimensiones fue reportada desde los años cincuenta por Alberto Ruz como material constructivo en el escombro del palacio (Ruz Lhuillier 1959:53). En la laja existen residuos de estuco lo que hace pensar que debió formar parte de algún elemento constructivo quizá como en el caso del Grupo de los Murciélagos.
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