Jueves, 16 de Abril de 2009 07:31
El que va al frente lleva una espina de raya que le atraviesa el tabique nasal, mientras que el de la parte posterior posee características de jaguar Foto: Cortesía arqueomex.com
Ciudad de México.- 16 de Abril del 2009.- (INAH) Un análisis reciente basado en un centenar de incensarios encontrados a lo largo del tiempo en la Zona Arqueológica de Palenque, Chiapas, ayudó a identificar un par de nuevas deidades mayas que regían los rumbos cósmicos y que fueron objeto de culto hace más de mil años. Hasta ahora se pensaba que en esa ciudad prehispánica sólo se veneró a la denominada “Tríada Divina”.
La arqueóloga Martha Cuevas García, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) explicó que la llamada “Tríada Divina” de Palenque, que fue reverenciada en el periodo del Clásico Tardío (600-900 d.C.), está compuesta por GI, el Sol naciente y celeste; GII, K’awiil, símbolo del nivel terrestre por representar al maíz recién nacido; y GIII, que representa al Sol infraterrestre.
Tras subdividir las variables secundarias de las deidades representadas en los incensarios palencanos, Martha Cuevas identificó que GIII o Sol Jaguar del Inframundo, se ramifica en cuatro variantes para formar dos pares: uno llamado Dioses Remeros (Jaguar y Espina de Mantarraya); y otro nunca antes reconocido y a los que provisionalmente denominó Xook/Jaguar e Imix/Serpiente.
“El hecho de que estas deidades pasaran inadvertidas —pese a que un conjunto de incensarios fue recuperado hace más de 50 años en los edificios del Grupo de las Cruces—, se debe a que las distinciones entre un dios y otro son sutiles”, señaló la investigadora adscrita a la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas.
A partir de estas novedosas evidencias —dijo—, es posible afirmar que en la práctica ritual asociada a los templos de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol (que conforman el mencionado conjunto arquitectónico), participaban las dos parejas de GIII y además GI.
“La identificación de las cinco deidades denota un cambio radical con respecto a la información que se tenía de los dioses de la ‘Tríada’, los cuales tal como son referidos en los textos, no muestran una correspondencia exacta con los incensarios, como en el caso de GIII del que claramente existen cuatro variantes”.
La arqueóloga Cuevas manifestó que gracias a que ahora se cuenta con un numeroso acervo de incensarios ha sido posible reunir suficiente información para poder detectar de manera contundente que la identidad de estos seres sagrados depende tanto de los rasgos del rostro de las divinidades, como de los distintos motivos iconográficos que los acompañan.
Con base en los resultados del estudio comparativo —a partir de jeroglíficos y su correspondencia con los patrones iconográficos encontrados en los incensarios—, la especialista identificó la presencia de los Dioses Remeros: Jaguar y Espina de Mantarraya, así como de Xook/Jaguar e Imix/Serpiente.
“El Remero Jaguar se distingue por un tocado de jaguar, mientras que el Remero Espina de Mantarraya porta una espina atravesada en el septo (tabique) de la nariz y exhibe también un tocado de Xook, animal mítico”.
De la misma manera que en el caso de los Remeros, Xook/Jaguar e Imix/Serpiente presentan ciertas peculiaridades en los rostros de los mascarones centrales que los diferencian de otras representaciones de GIII.
En el caso de Xook/Jaguar, GIII presenta sobre el mascarón central: las fauces de un jaguar dentro de la figura del Monstruo Xook, dos diademas con seres fantásticos, un ave, y en el remate, el dios K’awiil (maíz) recostado; mientras, de Imix /Serpiente son distintivos el Monstruo Imix, una diadema similar a la de Chaak (el dios de la lluvia), dos serpientes y en el remate, una greca escalonada.
En opinión de la experta, los cinco tipos de incensarios definidos, deben expresar una idea cosmológica: el esquema geométrico del cosmos y de la tierra en cinco secciones. Es decir que las divinidades refieren cada uno de los rumbos cósmicos, en el centro se halla GI y las dos parejas de GIII están asociadas a las cuatro esquinas.
“Es sorprendente ver reflejados en Palenque, conceptos míticos y de la estructura del cosmos que únicamente conocíamos por escritos coloniales y contemporáneos. En los rituales palencanos se escenificaba la creación del mundo a través de la colocación de los árboles-incensarios en los diferentes rumbos cósmicos”, expresó.
Los incensarios fueron parte fundamental de las ceremonias religiosas en toda el área maya. En Palenque, la mayoría de éstos se descubrieron en el Grupo de las Cruces y por las inscripciones jeroglíficas se conoce que fueron llamados Ox P’uluut K’u o Dioses Incensario.
Estos objetos se usaban cerca de 20 años, luego eran retirados de los templos y sepultados en espacios sagrados, esto explica el hallazgo de un centenar de ellos. En el cuerpo cilíndrico se representaban deidades, pero también los rostros de antepasados de alto rango; y en la parte superior se colocaban los braseros para quemar copal junto con la sangre obtenida del autosacrificio.
FUENTE
REFERENCIA
Más dioses en Palenque
El que va al frente lleva una espina de raya que le atraviesa el tabique nasal, mientras que el de la parte posterior posee características de jaguar Foto: Cortesía arqueomex.com
Ciudad de México.- 16 de Abril del 2009.- (INAH) Un análisis reciente basado en un centenar de incensarios encontrados a lo largo del tiempo en la Zona Arqueológica de Palenque, Chiapas, ayudó a identificar un par de nuevas deidades mayas que regían los rumbos cósmicos y que fueron objeto de culto hace más de mil años. Hasta ahora se pensaba que en esa ciudad prehispánica sólo se veneró a la denominada “Tríada Divina”.
La arqueóloga Martha Cuevas García, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) explicó que la llamada “Tríada Divina” de Palenque, que fue reverenciada en el periodo del Clásico Tardío (600-900 d.C.), está compuesta por GI, el Sol naciente y celeste; GII, K’awiil, símbolo del nivel terrestre por representar al maíz recién nacido; y GIII, que representa al Sol infraterrestre.
Tras subdividir las variables secundarias de las deidades representadas en los incensarios palencanos, Martha Cuevas identificó que GIII o Sol Jaguar del Inframundo, se ramifica en cuatro variantes para formar dos pares: uno llamado Dioses Remeros (Jaguar y Espina de Mantarraya); y otro nunca antes reconocido y a los que provisionalmente denominó Xook/Jaguar e Imix/Serpiente.
“El hecho de que estas deidades pasaran inadvertidas —pese a que un conjunto de incensarios fue recuperado hace más de 50 años en los edificios del Grupo de las Cruces—, se debe a que las distinciones entre un dios y otro son sutiles”, señaló la investigadora adscrita a la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas.
A partir de estas novedosas evidencias —dijo—, es posible afirmar que en la práctica ritual asociada a los templos de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol (que conforman el mencionado conjunto arquitectónico), participaban las dos parejas de GIII y además GI.
“La identificación de las cinco deidades denota un cambio radical con respecto a la información que se tenía de los dioses de la ‘Tríada’, los cuales tal como son referidos en los textos, no muestran una correspondencia exacta con los incensarios, como en el caso de GIII del que claramente existen cuatro variantes”.
La arqueóloga Cuevas manifestó que gracias a que ahora se cuenta con un numeroso acervo de incensarios ha sido posible reunir suficiente información para poder detectar de manera contundente que la identidad de estos seres sagrados depende tanto de los rasgos del rostro de las divinidades, como de los distintos motivos iconográficos que los acompañan.
Con base en los resultados del estudio comparativo —a partir de jeroglíficos y su correspondencia con los patrones iconográficos encontrados en los incensarios—, la especialista identificó la presencia de los Dioses Remeros: Jaguar y Espina de Mantarraya, así como de Xook/Jaguar e Imix/Serpiente.
“El Remero Jaguar se distingue por un tocado de jaguar, mientras que el Remero Espina de Mantarraya porta una espina atravesada en el septo (tabique) de la nariz y exhibe también un tocado de Xook, animal mítico”.
De la misma manera que en el caso de los Remeros, Xook/Jaguar e Imix/Serpiente presentan ciertas peculiaridades en los rostros de los mascarones centrales que los diferencian de otras representaciones de GIII.
En el caso de Xook/Jaguar, GIII presenta sobre el mascarón central: las fauces de un jaguar dentro de la figura del Monstruo Xook, dos diademas con seres fantásticos, un ave, y en el remate, el dios K’awiil (maíz) recostado; mientras, de Imix /Serpiente son distintivos el Monstruo Imix, una diadema similar a la de Chaak (el dios de la lluvia), dos serpientes y en el remate, una greca escalonada.
En opinión de la experta, los cinco tipos de incensarios definidos, deben expresar una idea cosmológica: el esquema geométrico del cosmos y de la tierra en cinco secciones. Es decir que las divinidades refieren cada uno de los rumbos cósmicos, en el centro se halla GI y las dos parejas de GIII están asociadas a las cuatro esquinas.
“Es sorprendente ver reflejados en Palenque, conceptos míticos y de la estructura del cosmos que únicamente conocíamos por escritos coloniales y contemporáneos. En los rituales palencanos se escenificaba la creación del mundo a través de la colocación de los árboles-incensarios en los diferentes rumbos cósmicos”, expresó.
Los incensarios fueron parte fundamental de las ceremonias religiosas en toda el área maya. En Palenque, la mayoría de éstos se descubrieron en el Grupo de las Cruces y por las inscripciones jeroglíficas se conoce que fueron llamados Ox P’uluut K’u o Dioses Incensario.
Estos objetos se usaban cerca de 20 años, luego eran retirados de los templos y sepultados en espacios sagrados, esto explica el hallazgo de un centenar de ellos. En el cuerpo cilíndrico se representaban deidades, pero también los rostros de antepasados de alto rango; y en la parte superior se colocaban los braseros para quemar copal junto con la sangre obtenida del autosacrificio.
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Más dioses en Palenque
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